José Antonio Kast ya es Presidente electo de la República de Chile. Tras imponerse con claridad a Jeanette Jara en la segunda vuelta, el líder republicano se prepara para suceder a Gabriel Boric y comenzar un nuevo ciclo político en marzo próximo. Seguridad, economía y empleo dominan el debate público en torno a su futura administración, pero una pregunta comienza a instalarse con fuerza en un ámbito menos visible, aunque estratégico: ¿qué lugar ocupará el deporte en la agenda del nuevo Gobierno?

Desde el alto rendimiento, la expectativa convive con la cautela. Así lo expresa Mary Dee Vargas, judoca olímpica en dos ocasiones y actual top 10 mundial de su categoría, quien subraya la necesidad de entender el desarrollo deportivo como un proceso continuo, más allá del signo político de cada administración. “Independiente del Gobierno de turno, creo que es súper importante que se entienda la continuidad del deporte. Hemos estado trabajando arduamente para que la condición de los deportistas mejore y eso debe mantenerse y mejorarse”, señala en conversación con Emol. Vargas reconoce avances, pero advierte una sensación de abandono tras el impulso que significaron los Juegos Panamericanos de Santiago 2023. “Fue un gran boom deportivo, pero después quedamos un poco botados. Hay que volver a enganchar a la gente y entender que el deporte también transmite solidez como país”, añade.

Una mirada similar, aunque desde otra arista, entrega Marco Grimalt, referente del voleibol playa chileno y múltiple medallista en el circuito mundial junto a su primo Esteban. Para él, el principal déficit estructural está en la infraestructura y en el excesivo centralismo. “Se necesitan recintos de nivel y desarrollar centros de alto rendimiento en regiones. No puede estar todo concentrado en Santiago”, afirma, también apuntando a la importancia de una relación fluida entre autoridades y deportistas para avanzar de manera conjunta.

La transición de Gobierno, sin embargo, no está exenta de incertidumbre. Así lo reconoce Daniel Arcos, medallista con la selección chilena de básquetbol 3×3 en Santiago 2023, aunque su evaluación del ciclo que termina es positiva. “El Instituto Nacional de Deportes estuvo al cien con nosotros. Sin ese apoyo, los resultados no hubiesen sido posibles”, sostiene. De cara al mandato de Kast, Arcos pone el foco en el rol del sector privado. “El deporte es una herramienta de cambio social. Esperemos que ahora los privados también se motiven a aportar”, declara a Emol.

Antes de la elección presidencial, deportistas convencionales y paralímpicos sostuvieron una reunión con el equipo de Kast para exponer sus principales inquietudes. Una de las asistentes fue Denise Rojas, histórica seleccionada nacional de hockey césped, quien valora la instancia como un primer gesto de apertura. “Fue una conversación muy buena, se escucharon muchas inquietudes. Cuando llegó José Antonio Kast, entramos en detalles y hubo disposición a escuchar propuestas”, relata. Para Rojas, el gran pendiente sigue siendo el reconocimiento legal del deportista de alto rendimiento, especialmente en lo relativo a garantías laborales y al escenario posterior al retiro. “No basta con ver al deportista como un referente; se necesitan políticas y leyes que realmente nos protejan”, enfatiza.

Desde una mirada institucional, el presidente del Comité Olímpico de Chile, Miguel Ángel Mujica, resume el debate en un concepto clave: inversión. “El deporte necesita apoyo como inversión y no como gasto”, afirma, advirtiendo que la falta de continuidad presupuestaria es letal para el alto rendimiento, cuyos procesos se planifican en ciclos olímpicos de cuatro años. En ese contexto, Mujica recuerda que Santiago se encuentra en la fase final de postulación para albergar los Juegos Olímpicos de la Juventud 2030, una cita que implicaría ampliar la infraestructura existente y recibir a delegaciones de 206 países, con un impacto turístico y económico significativo.

La discusión también se traslada al plano político-institucional. A la espera de los nombramientos ministeriales, han surgido nombres como la ex maratonista y diputada Erika Olivera o el ex arquero Claudio Bravo para liderar la cartera de Deportes. Más allá de las personas, los propios deportistas coinciden en el perfil requerido. “Que haya sido deportista es importante, pero también que se haya preparado para entender las necesidades actuales”, plantea Vargas. Grimalt complementa: “Debe tener cercanía con los deportistas, las federaciones y una relación clave con el Comité Olímpico”.

En paralelo, ha emergido la posibilidad de una fusión entre los ministerios de Educación, Cultura y Deporte, en el marco de una reorganización del Estado. El diputado republicano Agustín Romero señaló a La Segunda que la idea apunta a “determinar qué funciones se repiten y deberían estar bajo un paraguas grande”. Mujica, con cautela, aborda el tema desde su rol institucional: “La carta olímpica no me permite opinar de política. Si hay una unión, no tengo problema, siempre que se respeten los presupuestos y los requerimientos del deporte”.

Así, mientras José Antonio Kast afina los primeros trazos de su Gobierno, el deporte chileno observa con atención. Las voces del alto rendimiento coinciden en una demanda transversal: continuidad, respaldo estructural y una comprensión del deporte como política de Estado. El desafío no es menor y marcará, en buena medida, el legado del nuevo ciclo que comienza.

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/josé pablo verdugo