Una ciencia multidisciplinaria que estudia la manipulación de la materia a una escala nanométrica, es decir realmente pequeña, y aplica principios de la biología, física, química y de la ingeniería para crear artefactos, materiales y productos a nivel molecular. Así se define la nanotecnología, un campo que ha tenido un desarrollo exponencial en los últimos años y que está cambiando los paradigmas en diversas industrias.  “Se prevé que esta ciencia será protagonista de la quinta revolución industrial, ya que tiene aplicación directa en múltiples sectores productivos. En Chile, en particular, la nanotecnología ha tenido un progreso importante en los últimos 40 años, tanto a nivel académico como científico e industrial, lo que ha permitido que hoy tengamos el Centro de Investigación de Nanotecnología más grande de Latinoamérica”, destaca  José Miguel Rubio, Director de la Escuela de Computación e Informática de la Universidad Bernardo O´Higgins.

En este sentido, el académico comenta que su gran potencial está dado por ser una tecnología habilitadora para distintos ámbitos. “El espectro que puede abarcar es muy amplio. La construcción de diminutos microprocesadores, cada vez más rápidos y de menor consumo energético, paneles solares funcionales que permiten mitigar el impacto ambiental, tratamientos terapéuticos más eficientes y la creación de pilas de combustible de hidrógeno de una mayor densidad, que no dañan el entorno, son sólo algunos ejemplos”, detalla Rubio, puntualizando que en los próximos años es esperable que surjan nuevas normativas y entidades que regulen la nanociencia, a fin de ampliar el impacto que esta puede tener en la vida de las personas.

Pero no sólo se trata de grandes avances tecnológicos. Lo cierto es que la nanotecnología puede llegar a mejorar y facilitar algo tan rutinario como la limpieza del hogar. Es el caso de Nanolife, una línea de productos de aseo creados por la start up chilena del mismo nombre, a partir de nanotecnología. “Todo nace en Nanolab, un laboratorio de investigación de nanotecnología pionero en su área, donde trabajamos con ingredientes naturales a escala nanométrica, modificando su estructura para darles nuevos atributos y aprovecharlos de forma más eficiente”, señala Marcelo Olivares, CEO de Nanolife, agregando que gracias a una innovadora apuesta científica dieron vida a las Nanorecargas: fórmulas ultra concentradas con las que buscan ofrecer productos con mejor rendimiento, menor huella y más convenientes. “Gracias a la nanotecnología natural logramos desarrollar fórmulas de limpieza más poderosas, sustentables y convenientes. La nanotecnología hace posible compactar estas fórmulas en Nanorecargas: formatos de recarga ultra concentradas con las que eliminamos los plásticos de un solo uso y reducimos los costos de distribución, traspasándole estos ahorros al consumidor. Queremos que la gente pague por la parte del producto que limpia y se ahorre la parte que ensucia nuestro planeta. Hoy ofrecemos limpiapisos, antigrasas, multiusos, limpiavidrios y estamos trabajando en nuevos desarrollos. Estamos convencidos de que la nanotecnología cambiará el mundo de la limpieza para siempre”, asegura Olivares.

Respecto a otras aplicaciones en la vida cotidiana, el académico de la UBO detalla que gracias a la versatilidad de las nanopartículas “el color y la tecnología LED presente en las pantallas de televisión y en las pantallas de los smartphones se ha vuelto más clara, estética y funcional. Asimismo, ha sido posible crear baterías cada vez más pequeñas y que almacenan energía por largos periodos de tiempo y fabricar máquinas precisas que miden el nivel de la sangre para tratar con afecciones quirúrgicas”.

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