Una parte del establecimiento incendiado, un alumno con graves quemaduras -estando incluso en riesgo vital- en medio de una toma, además de mobiliario y transporte público quemado.

Y el listado puede continuar.

Son parte del saldo de los graves incidentes que han marcado este violento 2023 para el Liceo de Aplicación.

Desde Carabineros contabilizan un total de 46 incidentes en lo que va del año. El último ocurrido este lunes en la mañana, cuando un inspector del liceo fue rociado con líquido acelerante por parte de encapuchados.

El Ministerio de Educación lamentó el hecho ocurrido ayer y declaró que dichas «acciones son absolutamente condenables. No es posible que se ponga en riesgo la vida de la ciudadanía ni de integrantes de la comunidad escolar por hechos malintencionados de jóvenes que no tienen ningún interés por aportar a la construcción del bienestar de la comunidad educativa».

«Este tipo de hechos son inaceptables y contribuyen en nada a avanzar en la mejora de los procesos educativos. Como Ministerio estamos convencidos de que sólo con el compromiso de todas las actorías de la comunidad podremos consolidar espacios de protección para el bienestar de todos y todas», sentenció la cartera liderada por Nicolás Cataldo.

Pero lo ocurrido ayer no es un hecho aislado.

No se completaba una semana del calendario escolar y se iniciaron los primeros incidentes del año. Fue el 7 de marzo cuando en el contexto de una velatón a un alumno que había fallecido, estudiantes del Liceo de Aplicación encendieron bengalas y lanzaron fuegos artificiales. Vecinos alertaron a Carabineros, quienes concurrieron hasta el establecimiento con carros lanza agua. También hubo cortes del tránsito en Ricardo Cumming por un grupo de personas a las afueras de, alterando la normalidad del sector. Algo que se ha vuelto habitual con el correr de los meses.

A finales de ese mes, concretamente el día 27, encapuchados salieron a manifestarse desde el Liceo de Aplicación, encendiendo barricadas y lanzando objetos contundentes a la fuerza pública apostada en calles aledañas. En un periodo de 40 minutos, Carabineros contabilizó un total de 80 bombas molotov lanzadas en su contra.

Lo mismo ocurrió el 11 de abril, cuando overoles blancos atacaron con un arsenal de 50 bombas molotov a Carabineros.
Dos días después ocurriría uno de los hechos más graves en lo que va del año.

En medio de una «toma simbólica» en el Liceo de Aplicación, con el fin de manifestar su molestia con la educación pública a nivel país, se comenzó a incendiar el entretecho de una de las oficinas administrativas del establecimiento, ubicadas en el segundo piso.

Ante esto, desde la Municipalidad de Santiago, mediante su Dirección de Educación, se interpuso una querella «contra quienes resulten responsables» del siniestro.

El 9 de mayo, un grupo de 40 estudiantes, encapuchados, lanzaron cerca de 90 bombas molotov a Carabineros. En esa ocasión, efectivos policiales lograron la detención de dos sujetos. También, dos alumnos del establecimiento, al momento de lanzar artefactos incendiarios, quemaron su ropa, no resultando con lesiones mayores, según informó en dicha ocasión la institución policial. En junio nuevamente se registraron incidentes violentos.

Para el día 27, un grupo de encapuchados salió del liceo, cortó el tránsito en calle Ricardo Cumming e intentó quemar un bus del sistema Red. En aquella ocasión, Carabineros contabilizó al menos 38 bombas molotov lanzadas. Con el término del primer semestre y la llegada de las vacaciones de invierno, los hechos violentos no ocurrieron.

No obstante, el día 17 de julio, primer día de clases en el segundo semestre, a las 10:45 de la mañana, un grupo de encapuchados salió hasta Ricardo Cumming y comenzó a lanzar objetos contundentes.

Al día siguiente, también se reportaron incidentes que contó con la participación de 20 sujetos que cortaron el tránsito y lanzaron objetos contundentes funcionarios policiales.

El 21 de julio, un grupo de estudiantes del Liceo de Aplicación se tomó el establecimiento en horas de la tarde, no sin antes protagonizar una serie de incidentes a las afueras, donde un paradero de buses resultó quemado en su totalidad. En el contexto de esa toma, un joven de 16 años resultó quemado tras la explosión de un artefacto incendiario. De acuerdo a Carabineros, la situación ocurrió cuando intentó prender fuego manipulando algún líquido acelerante en compañía de otros menores de edad. Como consecuencia, el menor estuvo internado con riesgo vital en la Posta Central. De manera inmediata, la toma se depuso y tras una suspensión de clases, las actividades se retomaron.

Posteriormente, en septiembre, volvieron a ocurrir nuevos hechos graves de violencia, principalmente el 14 de ese mes, cuando dos buses del transporte público fueron quemados por fueron quemados por overoles blancos. Este hecho ocurrió cerca de las 8.20 de la mañana, en un horario altamente transitado por personas que iban rumbo a su trabajo.

Pero no solo incidentes de violencia han marcado este año al Liceo de Aplicación.

En julio, un grupo de apoderados denunció que dentro del establecimiento se vendía droga. «Existen amenazas constantes tanto para los alumnos y los profesores como para los apoderados. Tenemos un universo hoy día de aproximadamente 950 alumnos, de los cuales 50 participan en estas manifestaciones, otros 20 que se preocupan de fabricar las bombas», expuso Claudio Vargas, vocero de apoderados Proclases del Liceo de Aplicación. «Tenemos 900 estudiantes que están intimidados y que terminan siendo secuestrados por los violentistas», manifestó. En esa línea, Varas apuntó a la falta de dirección desde la Municipalidad de Santiago, autoridad responsable de administrarlo. «La gestión es bastante ineficiente, porque (…) están administrando desde lo no real, desde la mentira».

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