La semana pasada fue especialmente violenta para las regiones del Biobío, La Araucanía y Los Ríos. Entre el lunes 15 y el domingo 21 se registraron 18 hechos de violencia, los que coincidieron con la visita del subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, y la ministra de Defensa, Maya Fernández a la zona.

En Mirada Líbero conversamos con Martín Haverbeck, dueño del fundo Tumuntuco La Selva, ubicado a 9 kilómetros de la localidad de Quepe, en Freire, La Araucanía. Esta familia de agricultores sufrió la quema de 3 casas, 2 bodegas, una de ellas que contenía la cosecha de papas, y la otra que tenía maquinarias, incendiándose 4 tractores, colosos, 2 camionetas y un auto, y quedando a la deriva 9 familias que dependen del campo.

Agrega que “dos trabajadores presenciaron esto a muy pocos metros, esas personas se trataron de refugiar como podían. Están completamente aterrados porque no sabían si su casa, estando ellos adentro, iba a ser la próxima para que se quemara, entonces nuestros trabajadores y nosotros estamos en shock y muy preocupados de la seguridad. Carabineros no puede colocar gente de punto fijo porque no están los recursos disponibles y, lamentablemente, nuestra gente y el campo están desprotegidos”.

“Estamos con rabia y consternados por la situación que nos ha tocado enfrentar”, expresa Haverbeck. El agricultor relata que “en la madrugada de este sábado alrededor de la 1 de la mañana entraron al campo entre 10 y 20 personas con antorchas, muy coordinadas, quemaron prácticamente todo lo que tenía nuestro campo. No quedó absolutamente nada”.

Haverbeck advierte que el Estado está ausente en la zona, e indica que “uno siente que el Estado ha perdido esta guerra, porque cada vez hay más incidentes en la región, y cada vez son más graves, y uno ve que el Estado no da abasto. Este es un partido que ya lo perdió y la gente que está gobernando son estos grupos terroristas que hacen lo que quieren y no termina ninguno preso, no hay detenidos, no hay nadie que sea juzgado. En el fondo, uno que es una persona que trabaja, que entrega empleo, está desamparado”.

El empresario agrícola asegura que ya habían recibido amenazas y varios robos desde noviembre del año pasado, a pesar de que anteriormente habían tenido una buena relación con la comunidad. “Tuvimos el robo de 20 animales, nos han robado unas motos, también sufrimos por los incendios que se produjeron en el verano, se nos quemaron varias hectáreas, y esos incendios fueron causados de manera intencional. Los trabajadores que tienen casa en el campo recibieron amenazas en las puertas de sus casas, dejaron dos arreglos florales que se ocupan para los funerales, diciéndoles que se retiraran de ahí, que son tierras de ellos”, relata.

“El Estado de Excepción no sirve, es una medida paliativa para una tremenda enfermedad”

El Estado de Excepción en la Macrozona Sur ha estado bajo fuertes críticas en los últimos meses, debido al recrudecimiento de la violencia en la zona. Por un lado, el gobernador ha manifestado que se necesita un plan especial para la zona; mientras que el subsecretario Monsalve, quien visitó la zona la semana pasada, dijo que iban a revisar el decreto y ver qué nuevas medidas se pueden adoptar.

Para Haverbeck, esta medida “no sirve, no es suficiente, puede que en algún minuto haya ayudado, pero las cifras demuestran que los incidentes de alta gravedad, como el que sufrimos nosotros, han ido aumentando. Tienen que haber otro tipo de soluciones, más atribuciones para las Fuerzas Armadas, no tiene ningún sentido que estén de punto fijo y no puedan hacer actividades proactivas de ir en busca de sospechosos, en busca de gente que pueda tener más información. Lo veo como una medida paliativa contra una tremenda enfermedad”.

Asimismo, y tras reuniones con la Delegación Presidencial y el Gobernador Rivas, les planteó que lo que necesitan es mayor seguridad y protección policial. “Lo principal es tener medidas de seguridad que resguarden la vida de nuestros trabajadores, que se sientan seguros y que podamos contar con resguardo policial o militar que nos den la tranquilidad para poder seguir trabajando. Eso es lo que queremos, poder trabajar en paz. Necesitamos ese apoyo de seguridad en lo inmediato”, manifiesta.

Por otro lado, admite que le gustaría que las autoridades del gobierno central se acercaran a su campo y vieran lo que les ocurrió, “porque nos sentimos que el Estado ha fallado y necesitamos tener la cara de alguien que se haga presente y diga ‘señores aquí está el Estado y estamos nosotros para cuidar a los ciudadanos chilenos’, y escucharnos y sientan el dolor y frustración que tenemos”.

Original de El Líbero

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