El profesor David Sinclair es un experto genetista y especialista en envejecimiento de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard, tiene 54 años pero asegura que su edad biológica es diez años menor debido a tres hábitos de vida clave que pone en práctica desde que tenía poco más de 30 años.

Así, pese a que no hace ejercicio todos los días ni duerme más de seis horas por noche (cuando las pautas estándar recomiendan entre siete y nueve horas de sueño cada noche y 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada por semana), él destaca que su rutina lo ayudó a mantenerse biológicamente una década más joven que su edad cronológica.

La fórmula del profesor Sinclair se basa en un fenómeno conocido como “envejecimiento inverso”, que combate el deterioro del organismo y las enfermedades relacionadas con la edad.

“La edad biológica es una representación mucho mejor del estado de salud que las velas de cumpleaños -había dicho Sinclair en una entrevista a la revista Fortune en febrero-. Las velas de cumpleaños no dicen qué tan bien has estado viviendo y ciertamente no dicen cuántos años te quedan”. La disciplina científica detrás de este fenómeno es la epigenética.

Para explicarlo de manera sencilla -según el Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet)- la epigenética se refiere al estudio de los cambios heredables en la expresión de los genes sin cambios en la secuencia -letras o código- del ADN.

Se trata del estudio de cómo factores como la alimentación, la actividad física y los niveles de estrés pueden cambiar no sólo la propia salud, sino también la de la descendencia. Según Sinclair, “muchas personas cuando tienen 20 años creen que son impermeables al envejecimiento y la enfermedad, y lo que ahora se sabe es que el reloj epigenético comienza a correr desde el nacimiento y que lo que se hace en los veinte afecta de manera directa la máxima longevidad”.

Los tres hábitos del profesor Sinclair para el envejecimiento inverso

1- Toma resveratrol cada mañana

Se trata de un polifenol o antioxidante natural que se encuentra comúnmente en los frutos rojos, las uvas, el maní y el vino tinto. El experto lo consume en forma de suplemento cada mañana con “un par de bocados de yogur”.

Junto con el yogur, Sinclair bebe un té verde matcha, lleno de polifenoles como las catequinas ECGC.

La investigación científica a la que se ha dedicado el profesor Sinclair sugiere que las propiedades antioxidantes de los polifenoles ayudan a fortalecer el microbioma intestinal, disminuyen el riesgo de daño tisular, mejoran el estado de ánimo y aumentan la fuerza del corazón.

2- Hace ayuno intermitente

Sinclair se salta el desayuno y hace ayunos intermitentes de entre 16 y 18 horas entre sus comidas abundantes -la cena y el almuerzo-.

Las investigaciones muestran que el ayuno intermitente puede reducir el riesgo de diabetes, enfermedades cardíacas y demencia, muchos de los pilares del envejecimiento.

Algunos de los postulados de esta práctica son la pérdida de peso y grasa corporal, la mejora de la sensibilidad a la insulina, la reducción de la inflamación, la promoción de la autofagia (un proceso de limpieza celular) y una mejora en la salud del cerebro. Sin embargo, desde hace años, este tipo de dieta genera un intenso debate académico entre los expertos en nutrición, con fuertes detractores y defensores.

3- Lleva una dieta basada en plantas

Sinclair dejó de lado de su alimentación el azúcar y la carne y optó por enfocarse en una dieta basada en plantas.

“Raramente, rara vez como algo que no sea alimentos a base de plantas y frutos secos”, suele decir, y aunque una copa de vino al día es un elemento básico de la dieta mediterránea, el experto también la dejó fuera de su rutina.

“Estoy alejado de los lácteos y también del alcohol. Muy rara vez comeré o beberé alguna de esas cosas, pero en ocasiones, para una celebración o lo que sea, estoy feliz de hacer eso, pero eso es en lo que me enfoco”, aseguró.

Y tras destacar que en cuestión de meses su dieta marcó una gran diferencia en sus biomarcadores sanguíneos y su edad epigenética, resaltó: “Cuando cambié a esta nueva dieta, también recuperé mi memoria. No podía recordar fácilmente los números de teléfono y los códigos clave, y ahora es simple. Así que volví a mi cerebro de 20 años. Pensé que era la vejez, pero no lo era, era mi estilo de vida”.

Una dieta basada en plantas se asocia con beneficios para la salud como reducir el riesgo de diabetes, demencia, obesidad y presión arterial alta. Los alimentos de origen vegetal también ayudan a reducir las posibilidades de enfermedad cardiovascular. De manera similar, consumir azúcar en exceso, específicamente azúcar agregada en alimentos altamente procesados, está asociado con diabetes, obesidad y problemas cardíacos, según la Escuela de Salud de Harvard.

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