El ministro de Economía de Argentina y precandidato a presidente por la coalición oficialista Unión por la Patria (UP), Sergio Massa, advirtió que no indultará a la vicepresidenta Cristina Fernández si gana las elecciones de este año en el país vecino, al mismo tiempo que relativizó el éxodo de empresas y consideró que la brecha entre los tipos de cambio debería estar más baja.

En diálogo con Comunidad de negocios por LN+, el abanderado oficialista también habló sobre su relación con el alcalde de Buenos Aires y precandidato presidencial de la oposición, Horacio Rodríguez Larreta, y criticó a Juntos por el Cambio porque, consideró, propone un plan de ajuste.

-¿Por qué quiere ser presidente?

Creo que estamos en un momento bisagra de la Argentina que define si el país vuelve para atrás, a un modelo muy asociado a la especulación financiera, de destrucción de PYME y de empleo, de recorte a jubilados y estatales, de endeudamiento; o si la Argentina va para adelante y apuesta a que las proteínas, los minerales, la energía, el desarrollo de pymes exportadoras, y el sistema universitario como piso para la movilidad social ascendente son el motor de una Argentina para el desarrollo.

Creo que el mundo está en un momento particular donde la Argentina tiene una enorme oportunidad, pero desgraciadamente tenemos a una parte de la dirigencia muy enfocada solo en la cosa chiquitita y de mirada corta de la pelea política. Hay que tener una mirada de largo plazo pensando en el desarrollo del país.

-¿Cuál es el principal problema que tiene hoy Argentina?

La falta de dólares por una sequía, que es la peor de la historia, y por un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) que le ancló a la Argentina la posibilidad de tener crédito externo. Nosotros tenemos 45.000 millones de dólares de deuda que se tomaron en un minuto y medio para financiar fuga de capitales que no quedaron ni en universidades, ni en escuelas, ni en rutas, ni en hospitales. Por otro lado, tenemos 21 mil millones de dólares de pérdida este año de la peor sequía de la historia, que estrujó las reservas, que nos obligó a administrar el comercio y que -de alguna manera- puso en jaque el proceso de desarrollo para este año.

Habíamos terminado 2022 con caída de inflación, 8.800 millones de acumulación de reservas, con sobrecumplimiento de las metas de déficit fiscal, pero con la sequía perdimos 5000 millones de dólares de recaudación, 21.000 millones de dólares de exportaciones y eso cambió la ecuación: la Argentina este año iba a vender 110 mil millones y a comprar 97.000 millones, y desgraciadamente va a vender 89 mil millones.

-Usted plantea lo de la fuga de capitales, pero la verdad es que gran parte de los capitales que salieron fueron para pagar deudas…

No. La salida más grande de capitales de la era Macri se dio en los que entraron cuando teníamos tipo de cambio fijo y tasa alta. Entraron para hacer el famoso carry-trade. De hecho, hay dos fondos que quedan estacionados en la Argentina -Templeton, el más conocido- a los que terminan dándole un bono adicional cuando Macri pone el cepo. Yo escucho hablar esto de eliminar el cepo, pero el cepo lo puso Macri.

-¿Hay que eliminar el cepo?

Creo que la Argentina en algún momento tiene que tener un flujo de comercio y un flujo de divisas normal, pero para ese momento primero tiene que tener muchas más exportaciones que importaciones.

-¿Por eso no se puede hacer en la gestión Fernández?

Ahí hay dos momentos. La primera etapa es en la que se renegocia la deuda soberana, la otra deuda de Macri, de 65.000 millones de dólares en bonistas. Uno de los bonos: 5.000 millones de dólares a 100 años, en eso de la genialidad de las finanzas hubo que reestructurar la deuda privada, lo que llevó un año y medio y, a mi modo de ver, esa reestructuración fue mala porque dejó sin atractivo en el mercado de capitales a la Argentina. Después vino la reestructuración del acuerdo con el FMI, que debió haberse hecho antes de la reestructuración de la deuda soberana; lo planteé donde lo tenía que plantear en su momento, por eso hoy lo digo con libertad, pero nos dejó sin acceso al mercado de capitales.

Vino la pandemia y la Argentina no tenía financiamiento externo, cuando la mayoría de los países financiaron los problemas de la pandemia con financiamiento externo y la Argentina financió diez puntos de caída del producto sin despedir gente y manteniendo el nivel de actividad con emisión. Y en 2021 recuperó diez puntos con un enorme nivel de importaciones mientras seguía pagando deuda y, de alguna manera, eso nos generó que en el momento en el que vino la sequía, la Argentina no tuviera colchón.

-¿Todo es culpa de la sequía?

No, no. Esto de echarle la culpa a la sequía es echarle la culpa a la naturaleza, pero la sequía generó un dato objetivo, que es que se perdieron miles de viajes en camiones, que la hidrovía pasó a perder plata, que se perdieron un montón de contratos de los contratistas de producción rural porque se dejó de levantar la cosecha porque de alguna manera digamos no tenía sentido levantarla. Piense usted que entre la provincia de Córdoba, la provincia de Santa Fe y la provincia de Buenos Aires, el 80% de los productores del núcleo húmedo pampeano no pudieron levantar cosecha de soja. Es histórico. Todo no es culpa de la sequía, pero la sequía cambió las condiciones macroeconómicas de este año, agravadas por un ancla que trae la economía argentina que es el sobreendeudamiento privado, que hace que no tengamos crédito y el nivel de endeudamiento con el Fondo, que la verdad es que es un ancla. Para los que tienen un comercio, una pyme, es como convivir con el síndico de una convocatoria; (Mauricio) Macri puso en convocatoria, la economía argentina y nos dejó conviviendo con el síndico.

-¿Sirve hablar de Macri hoy que está fuera del partido de la elección?

Creo que sí, en todo caso, porque Macri nunca explicó esta situación; como nunca explicó tampoco declarar el default -con nombre coqueto- le pusieron reperfilamiento, que es más o menos como que usted pida su quiebra por un pagaré que le dio a su mujer, eso fue lo que hizo al final del gobierno con (Hernán) Lacunza.

El indulto a Cristina

-Su oponente en la precandidatura por Unión por la Patria, Juan Grabois, dijo que usted ha hecho un ‘golpe de Palacio’. ¿Qué opinión le merece?

Nosotros, los gobernadores, la CGT, los movimientos sociales -vengo de estar con todos ellos-, la enorme mayoría de los intendentes, todos de alguna manera pensaron que lo mejor era que hubiese un candidato de unidad. Trabajaron para eso, yo de hecho el día anterior pensaba que íbamos a tener primarias y bueno finalmente la decisión fue apostar por la unidad. Creo que en realidad hay mucho de intento de tratar de mostrar algo de división en el oficialismo, primero porque el oficialismo con la unidad recuperó competitividad, y en segundo lugar porque además la pelea de la oposición -que no logra construir esperanza y no logra mostrar un futuro de país a la sociedad- empieza a bordear el papelón.

Uno plantea levantar el cepo en un día, el otro plantea levantar el cepo en dos años; uno plantea pedir más deuda al Fondo; otro plantea pedir deuda el mercado de capitales; uno plantea recortar en el pan, el otro plantear recortar en el sistema de becas universitarias… Mi pregunta es cómo se hace después para lograr que eso se transforme en un gobierno, porque parte del aprendizaje que tenemos que tener de las dificultades que tuvimos como gobierno es esto de tener miradas antagónicas, y yo la verdad es que escucho esto de arancelar universidades, cortar las becas universitarias y pienso en el radicalismo y su tradición universitaria e incluso recuerdo cuando los propios radicales echaron a (Ricardo) López Murphy…

-Agustín Rossi y Juan Grabois dijeron que hay que indultar a Cristina Fernández ¿Usted cree que hay que hacerlo?

Lo primero que creo es que Cristina quiere justicia, no un indulto. No necesita un indulto de nadie.

-¿Entonces no la indultaría?

No, porque estoy seguro de que ella no lo quiere.

-Usted tuvo diferencias con La Cámpora en el pasado reciente, y hoy La Cámpora está como uno de sus impulsores. ¿Qué zanjó esa diferencia o qué cambió su punto de vista?

Los puntos de vista, en general, se acercan, no es que cambia uno u otro. Yo no creo que cuando Patricia Bullrich dijo que Macri era el más corrupto de los políticos argentinos, hoy haya dejado de pensar eso, en todo caso puede haber zanjado diferencias, y la verdad es que nosotros lo que privilegiamos -más allá de las diferencias que podemos tener y que de hecho muchas veces nos llevan a discusiones y a momentos en los que no compartimos ideas digamos- la visión de que Argentina es un país, con derecho a desarrollarse, con necesidad de hacerse valer. Yo no estoy de acuerdo con eso, que dicen que Argentina es un país de mierda y que es un país fracasado, me parece que eso es destruir la autoestima pensando que todo lo que está fuera es mejor, y yo soy de los que cree que todo lo que está acá, con errores y virtudes, pero que todo lo que tenemos los argentinos es lo mejor, y en todo caso nuestro desafío está en construir un proyecto de país que lo ponga en valor. En eso tengo coincidencias, y a veces en la metodología puedo tener diferencias y las discuto cara a cara.

-Eventualmente, si las encuestas coinciden con los resultados -algo que no está pasando- usted se convertiría en candidato por Unión por la Patria. ¿A quién prefiere de oponente: a Larreta, a Bullrich o a Milei?

Bueno, Milei no tiene PASO, Milei va solo a su elección, pero no opino de cómo la oposición resuelve sus vericuetos, entre otras cosas porque no creo que piensen lo mismo respecto del uso de la fuerza del Estado la Coalición Cívica y Patricia Bullrich; no creo que piensen lo mismo Rodríguez Larreta y Lacunza.

-¿Pero usted piensa lo mismo que Cristina Kirchner y Alberto Fernández en todo?

No, para nada. Creo que en todo caso, la diferencia es que el debate lo damos puertas adentro, no lo hacemos público y no además con diferencias tan claras. Entiendo que Horacio (Rodríguez Larreta) además hace, por ejemplo, defensa del PAMI (Programa de Atención Médica Integral) por su propia historia personal y porque, digamos, sus opositores en Cambiemos le recuerdan la muerte de (el médico René) Favoloro cada vez que pueden.

-¿Le resulta difícil ser amigo y oponente político de Rodríguez Larreta?

No, tengo un montón de amigos de Chacarita… Cuando se discute de la cuestión afectiva, se discute de la cuestión afectiva, y cuando se discute de la cuestión política, se discute eso. Ahora, obviamente no lo veo tanto, pero entiendo que él también tiene la necesidad frente a su público de mantener la distancia. Mis amigos son mis amigos, no los niego, no tengo ese prejuicio y lo que en algún momento me generaba muchas críticas, esto de poder cruzar transversalmente a la política argentina y de decir que soy amigo de Emilio Monzó o de Cristian Ritondo, por poner ejemplos, hoy tampoco me pesa. Ellos están en otros espacios y puedo comer un asado y jugar al truco con alguien que piensa distinto, que hace política en otro espacio y me parece que eso debe ser sano y debe ser bien visto, no mal visto.

-¿Cuál es su posición respecto a la libertad de prensa?

Absoluta. Fue una de las condiciones que puse cuando nació el Frente de Todos: el de la defensa irrestricta de la libertad de prensa.

-¿Cuál es el análisis que hace de los resultados adversos en las últimas provincias?

Ganamos 14, ¿no? Porque Misiones, por ejemplo, dicen que es un tercer partido, pero va con mi boleta a presidente. El federalismo en la Argentina hace que en cada provincia, cada ciudadano elija su gobernador mirando la oferta gobernadora y cada elección -inclusive la primaria y la general- de alguna manera digamos va seleccionando. Cada vez la gente aprende a seleccionar más.

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