Con el rechazo del Colegio de Profesores a la propuesta del gobierno y la inminente amenaza de una paro nacional de los docentes a contar de esta semana, en La Moneda se instaló una duda que podría echar por tierra la apuesta del Presidente Gabriel Boric en el último cambio de gabinete: el PC ya no tendría el peso para controlar ni el gremio de profesores ni otros sectores de la calle que comienzan a amenazar la gestión del gobierno.

El tema preocupa en La Moneda y el propio Partido Comunista, donde ven con inquietud la reactivación de la calle de mano de los profesores y movimientos estudiantiles, y cómo ese escenario podría terminar ensuciando al que en en el sector, dicen, es el primer gobierno realmente de izquierda desde el retorno a la democracia.

«Educación… sí, hay que rebelarse, pero no inmolarse», reza uno de los tradicionales afiches pintados por la Brigada Chacón, colectivo vinculado al PC, afuera de la USACH.

La apuesta de Boric por el PC

El último ajuste ministerial dejó a dos heridos. Revolución Democrática -que casi desapareció de la primera línea de poder-, y el Socialismo Democrático, que se sintió excluido de las conversaciones y que esperaba que tras el Caso Fundaciones su rol se fortaleciera aún más en La Moneda.

“A veces los partidos nos sentimos poco partícipes de estos cambios de gabinete”, dijo la timonel PS, Paulina Vodanovic, dando cuenta del ánimo que se instaló en el sector.

En privado, en la centro izquierda comentaban que el cambio generó sorpresa, ya que si bien se esperaba un ajuste que acomodara las piezas dentro del FA, en el bloque no esperaban que este terminara empoderando al PC de la manera en que lo hizo.

Y es que la entrada de Nicolás Cataldo al Ministerio de Educación fue leída en diversos sectores como una apuesta del Presidente por acercarse al Partido Comunista, en un contexto de debilidad del Frente Amplio y donde «la calle» parece volver a tomar protagonismo.

Cataldo como puente con la izquierda dura

Cataldo fue asesor del Colegio de Profesores cuando lo dirigía el comunista Jaime Gajardo, por lo que mantiene una serie de redes al interior del organismo y gran conocimiento de cómo funciona la interna.

Con Cataldo en la cartera, en el Ejecutivo apostaban a tener un lazo más directo con los representantes PC en el gremio, especialmente con la vicepresidenta Paulina Cartagena, con quien Cataldo tendría buena llegada.

Pero su entrada no sólo apuntaba a desactivar el conflicto con los profesores -lo que hasta ahora no ha logrado-, sino también a darle una mayor cabida al partido para hacer frente a las protestas y movimientos estudiantiles que comienzan a florecer.

En el partido señalan que Cataldo también representa un puente del gobierno con los sectores más duros de la izquierda y del propio PC.

El actual secretario de Estado es cercano, dicen, con el alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, con quien trabajó en la campaña presidencial. Jadue se ha transformado en un díscolo que siguen con atención desde el gobierno, por la influencia popular que tiene en su rol de alcalde y por los constantes llamados a la manifestación social y críticas al gobierno que ha hecho.

El edil incluso es visto como uno de los líderes de los sectores que ya están impulsando un rechazo a la nueva Constitución, pese a que La Moneda aún no ha tomado una postura.

El primer fracaso y las alarmas en La Moneda

Con todo, lo sucedido este viernes con el Colegio de Profesores encendió las alarmas en La Moneda.

Si bien aún quedan días para intentar poner otra oferta sobre la mesa, el rechazo a la propuesta del gobierno dejó en evidencia que en el escenario actual el PC tiene poca influencia en la interna del gremio, diagnóstico que se extendería también a otros movimientos.

Incluso en el propio gremio de profesores y tras la designación de Cataldo en Educación, surgieron voces advirtiendo que el Partido Comunista ya no tiene la influencia de años atrás.

«En el gremio docente el Partido Comunista no es tan fuerte, no tiene la presidencia nacional, no tiene la presidencia metropolitana«, dijo el jueves el presidente del Colegio de Profesores metropolitano, Mario Aguilar.

En este escenario, y de no llegar a un acuerdo, La Moneda podría enfrentar la previa de la conmemoración de los 50 años del golpe con un paro de profesores y con manifestaciones estudiantiles en las calles.

En el oficialismo advierten que el riesgo es que el ánimo de volver a la calle se vaya trasladando a otros gremios o movimientos sociales, como «No+AFP», en medio de las negociaciones por una reforma de pensiones.

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