El precio del litio ha comenzado a mostrar señales claras de comenzar a bajar. Las perspectivas así lo indican. De hecho, la cotización del denominado oro blanco acumula una profunda tendencia bajista en lo que va del año.

Los contratos en el mercado spot de China, su principal centro de consumo mundial, muestran que el boom experimentado durante 2022 parece haber quedado atrás. Según datos recogidos por la plataforma financiera Investigue, la tonelada métrica de carbonato de litio se transó a US$ 21.301 el 22 de septiembre. Si bien el nivel no marca aún el mínimo anual -el 25 de abril se cotizó en US$ 20.890 la tonelada- está muy cerca de igualarlo. El último precio de septiembre es 73% más bajo que el peak de noviembre de 2022, cuando se llegó a cotizar a US$ 80 mil.

De hecho, para el próximo año, la proyección que hace la Dirección de Presupuestos es que los ingresos por litio caerán 18,7% anual con ingresos por $3.465.107 millones. De acuerdo al Informe de Finanzas Públicas del tercer trimestre esta merma se debe a la alta base de comparación por la recaudación por los contratos de explotación del litio suscritos con SQM y Albemarle de Corfo en 2023, dado el alto precio del mineral que alcanzó su peak a finales de 2022 –considerando que parte de su efecto se reflejó en el primer trimestre de 2023, debido a que los pagos son rezagados–, junto con el menor nivel en su precio proyectado para el año 2024.

Este escenario de menores ingresos que obtendrá el fisco por litio se mantiene en la proyección de mediano plazo que hace Hacienda para los próximos cinco años. Así entre 2024 y 2028, los ingresos caerán 25,8% pasando de $3.465.107 millones a $2.570.151 millones. Y por lo mismo, en cada año hay una caída anual: en 2025 caerá 11%; en 2026 13,4%; 2027 una merca de 2,2% y en 2028 1,6%.

De hecho, en el informe de Finanzas Públicas del tercer trimestre se menciona que el escenario contempla que los ingresos totales alcancen los $79.345.858 millones el año 2028, lo que implica que el promedio del crecimiento anual sea de 2,7% en el período 2025-2028.

En ese sentido se destaca que el cambio en la proyección de ingresos efectivos del Gobierno Central en el mediano plazo, respecto a lo estimado en el IFP del segundo trimestre está incidido principalmente por cambios en la proyección de Rentas de la Propiedad y, en menor medida, por el cambio en el escenario macroeconómico y la actualización en la proyección de recaudación por medidas tributarias.

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