Este viernes vence el plazo para el ingreso de indicaciones al proyecto de ley corta de isapres que está tramitando la Comisión de Salud del Senado, el cual busca encontrar una solución para poder cumplir el fallo que dictó la Corte Suprema sobre la tabla de factores, sin dejar caer a la industria. El sistema de aseguramiento privado de salud acusa estar pasando por la mayor crisis de su historia. Los últimos dos fallos que ha dictado el máximo tribunal han puesto en jaque a las isapres, por lo que están a la espera de lo que resuelva el Congreso.

Eso ha generado diversos efectos sobre el sistema, lo que sumado a la situación económica por la que atraviesan las familias en el país y al alza de planes, por diversos motivos, como el aumento del precio GES, ha provocado una migración de afiliados, que ya se ha vuelto constante, desde las isapres hacia Fonasa.

De hecho, esta fuga de beneficiarios -la suma de cotizantes y cargas- desde las isapres encadenó en septiembre 44 descensos interanuales consecutivos, a partir de febrero de 2020, completando del orden de tres años y medio con la misma tendencia. Es más, el noveno mes de 2023 anotó una nueva caída récord, luego de que los afiliados disminuyeron 12,7% interanual, la mayor baja en doce meses de la que hay registro en el sitio web de la Superintendencia de Salud desde enero de 1996.

De esta manera, los beneficiarios de las isapres terminaron septiembre totalizando 2.772.695, su menor nivel desde junio de 2011. Eso significa que se han ido 403.480 beneficiarios de las isapres en doce meses, la segunda mayor fuga en un año móvil desde que hay registro en el sitio web de la Superintendencia de Salud, siendo solo superado por las 408 mil personas que se fueron a agosto de 1999. En tanto, en lo que va del año, las aseguradoras han perdido 303.927 afiliados.

Adicionalmente, ya van 20 descensos mensuales ininterrumpidos, desde enero de 2022. En el caso de septiembre recién pasado, la baja mensual fue de 0,84%, esto es un retroceso de 23.535 personas mes contra mes.

En 2022 las isapres abiertas registraron la máxima partida de beneficiarios en un año calendario, en más de dos décadas: el año cerró con 3.076.622 afiliados, un 5,3% menos que la cifra de 2021 (3.249.997). Así, en los doce meses terminados en diciembre del año pasado se fueron 173 mil afiliados del sistema, convirtiéndose en la mayor baja interanual desde el 2000 y cayendo a su menor nivel de beneficiarios desde 2012.

Pero al ritmo que han venido bajando los afiliados de las isapres durante 2023, este año podría terminar con un nuevo récord, ya que sólo a septiembre han salido más beneficiarios que durante todo 2022.

Hay que considerar que aquellas personas que las estadísticas del regulador reflejan que salieron en septiembre, corresponden a afiliados que anunciaron su baja en julio de 2023. Esto, porque los empleadores pagan las cotizaciones de los trabajadores en las isapres con un mes de anticipación, antes del 10 de cada mes, y cuando el afiliado anuncia que se va de una aseguradora privada, en realidad se mantiene en dicha isapre durante ese mes y el siguiente.

Las isapres atribuyen directamente la fuga de afiliados a la deteriorada situación económica del país, que registró hace pocos días el undécimo aumento del desempleo medido en 12 meses. De acuerdo al Instituto Nacional de Estadísticas de Chile (INE), la tasa de desocupación llegó en el trimestre móvil julio-septiembre a 8,9%, nueve décimas por sobre el mismo período del año anterior, pero con una leve mejora en la creación de empleo. Según la entidad, las personas desocupadas llegaron a 882 mil en el trimestre, casi 110 mil más que hace un año.

Desde las isapres estiman que, tal como ha ocurrido en episodios similares previos, una vez que mejore la situación económica se revertirán estas cifras de desafiliación.

Sin embargo, el exsuperintendente de Salud, Patricio Fernández, cree que la pérdida de cartera que se ha seguido viendo en el sistema privado de salud se debe a más de una razón: por un lado al aumento del desempleo y la situación económica del país, pero también a “la incertidumbre en la cual está el sistema privado de salud”.

Fernández agrega que esto último “ha llevado a una merma en la calidad del servicio. Hay personas que sienten que los planes están excesivamente caros, y algunas isapres han terminado convenios con clínicas, por lo que las personas han tenido que asumir pagos de su bolsillo. Los plazos de reembolso también se han extendido y las tasas de rechazo de licencias médicas han aumentado. Todos son síntomas de la mermada situación en que está el sistema de isapres. Esto es preocupante, porque en la medida que las isapres pierden cartera, también disminuyen sus ingresos”.

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