En plena recta final está por estas semanas el proceso de cara al Plebiscito del 17 de diciembre, donde la ciudadanía deberá acudir de manera obligatoria a las urnas para votar por una de las dos opciones frente a la propuesta del nuevo texto constitucional: A Favor o En Contra.

El domingo, la última encuesta Cadem mostró que durante la semana que pasó, la opción A Favor subió seis puntos porcentuales, llegando al 38% de las preferencias, su cifra más alta en seis meses. En contraparte, la opción En Contra cayó tres puntos y quedó en 46%, con lo que la brecha entre ambas alternativas es la más baja desde mayo (8 puntos).

En tanto, Mientras que quienes permanecen indecisos o no responden, representan al 16% de los encuestados.

El sondeo también reveló que 51% dice que ha visto la franja electoral, 14 puntos menos que la franja del plebiscito del 4 de septiembre del año pasado.

En medio de los resultados, surgió una polémica política por la frase que utilizó la campaña por el A Favor en la franja: «y que se jodan», apuntando a quienes «quemaron un país entero para cambiar la Constitución».

La frase generó reacciones y molestia en la oposición. El diputado y presidente de CS, Diego Ibáñez, comentó que «nosotros no queremos que la gente se joda, y por eso vamos a votar En Contra», mientras que el diputado y presidente de Acción Humanista, Tomás Hirsch, apuntó a un «lapsus de honestidad» de los que están por el A Favor.

Por su parte, el senador y presidente de la UDI, Javier Macaya sostuvo en Mesa Central de Canal 13 que «tiene el sentido de interpretar la rabia y frustración que hoy tienen millones de chilenos cuando ven que la política no ha estado a la altura».

En conversación con Emol, analistas políticos abordan el estrechamiento en la distancia entre ambas opciones, la «eventual» influencia de la franja, y desestiman el efecto del «que se jodan» en las urnas.

Aprobación al Presidente y crisis de seguridad

«La franja es, simplemente, un mecanismo de refuerzo del voto más que un factor explicativo de por qué las personas cambian su preferencia electoral», comenta el analista político y electoral de la U. de Talca, Mauricio Morales. A juicio del experto, el cambio que muestra la encuesta Cadem puede ser atribuido a otros factores, como la aprobación presidencial. De hecho, el sondeo en cuestión muestra que un 30% aprueba la labor del Presidente Gabriel Boric, lo que representa una baja de un punto porcentual y de siete puntos en el último mes.

«Sin perjuicio de que los referéndums constitucionales traten sobre cuestiones programáticas vinculadas al articulado del texto, siempre se transforman en una especie de evaluación del gobierno de turno. Por tanto, una baja aprobación puede ayudar a la opción contraria a la del Presidente», dice Morales.

La opinión es compartida por el académico de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián, Kenneth Bunker, quien señala que en la arista más política, «sí hay una estrategia o algo contextual que tiene que ver con asociar la opción del En Contra con el Gobierno, porque eso fue lo que funcionó en el Plebiscito de septiembre de 2022 (…) esto es como una extensión de eso».

«Obviamente todo esto es muy confuso, y se hace el punto derecho, es decir: las personas que están apoyando el En Contra son las personas que querían que ganara el A Favor (Apruebo) antes, y eso es un poco lo de la campaña del ‘y que se jodan’. Y creo que hay muchas personas que no quieren volver a eso», sostiene Búnker.

Otro punto que Morales vincula a lo anterior, es «el deficitario manejo de la crisis de seguridad y la crisis migratoria». Según recuerda, la última encuesta CEP muestra que el 70% de los entrevistados asocia migración con delito. «Por tanto, el incidente del megáfono y el fallido vuelo de expulsados hacia Venezuela, pudo impactar en la intención de voto, más aún si los defensores del texto constitucional la presentan como la Constitución de la seguridad», precisó.

Cierre del proceso

Otro de los factores que destacan los consultados, apunta al cierre del proceso y las dudas de la izquierda sobre aquello. «Este plebiscito no sólo se trata de los contenidos, sino que de la opción que garantiza un cierre más creíble del proceso constitucional. La declaración que hicieron los partidos de izquierda no sirve, pues el compromiso para no abrir un tercer proceso es en el muy corto plazo», señala Morales.

Bunker también apunta a que hoy el debate se centra en este punto: «creo que hay muchos que, aprendida la lección, están dispuestos o quieren cerrar el proceso. El debate se vuelve un poco sobre esto, y creo que por ahí va el aumento del A Favor en esta encuesta». «Ahora, lo que no está claro aún, es cuál va a ser ese avance y cual va a ser el resultado», precisa Bunker.

Para Morales, el porcentaje de «indecisos» tiene una explicación. «Generalmente en la encuesta Cadem, la porción de personas que no saben o no contestan la pregunta es del 15%, incluyendo cifras del plebiscito anterior. No son necesariamente indecisos. Pueden ser personas que votarán nulo o blanco». «En el Plebiscito anterior esa cifra fue levemente superior al 2%, y es probable que en estas elecciones esa cifra aumente, pues las campañas han sido menos intensas y los votantes perciben que no hay mucho en juego. Si nos ceñimos a las cifras que muestra Cadem, un cuarto de los «indecisos» votaría «a favor» y cerca de un quinto lo haría por el «en contra».

Si esas personas finalmente toman alguna opción, entonces lo esperable sería que la distancia entre ambas opciones disminuya», sostiene.

Ciudadanía con más información

Otra de las causas del acortamiento de la distancia entre el A Favor y el En Contra, a juicio de Bunker, dice relación con el aumento de información de la que va disponiendo la ciudadanía, conforme se acerca la fecha del Plebiscito.

«Hace un par de meses vimos una encuesta que sugería que, a medida que las personas tuvieran más información, era más probable que votaran A Favor, y nosotros planteamos que esta tesis se iba a poder comprobar el último mes.

Y lo que está pasando, es que a medida que se entrega más información sobre la propuesta, las personas están más dispuestas a votar A Favor», comenta.

Esto, a diferencia de los meses anteriores, «donde había más lejanía entre el proceso y las personas». Ahora, por el contraste, tienen más información «y están viendo que no es tan malo, que no está tan alejado del votante medio; en general las personas sienten que no está tan distante de lo que se puede considerar razonable, a diferencia de la propuesta de los constituyentes, que era bastante lejana a la tradición constitucional chilena y proponía derechamente quiebres en lo social y cultural chileno».

Misma opinión tiene Máximo Quitral, analista político de la UTEM, quien sostiene que el hecho de que se acorten las distancias entre las opciones, «puede deberse a que, a medida que se va acercando el proceso, se van aclarando algunas definiciones». «No creo que necesariamente el ‘que se jodan’ haya contribuido a esa estrechez de datos; posiblemente esto haya pasado porque se han ido aclarando puntos de vista y hay mayor acceso a la información», comenta.

Con todo, plantea como duda, «si el A Favor va a tener el tiempo suficiente como para continuar acortando la brecha de la tendencia positiva al En Contra», precisó.

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