Viviana Warinka Tartakowsky Pezoa Psicóloga. Psicóloga Pontificia Universidad Católica. Magister en Terapeuta de Familias, Parejas e individuos. Sistémica. Innovadora en Inteligencia Artificial en el ámbito psicológico
Este es un resumen de lo que nos dijo al ser entrevistada para nuestro proyecto «Inteligencia Artificial: los pro y los contra de su aplicación en Chile»:
«Lo que hace distintiva a esta tecnología es que, a diferencia de otras, tiene cierta autonomía. Porque un lápiz no decide escribir y una bomba no decide dispararse. Una inteligencia artificial (IA), en cambio, toma sus propias decisiones, por supuesto, sobre un marco para el que está programada. Eso le da algo que nosotros reconocemos como un “sentido de agencia” y muchas decisiones involucran una observación sobre sí mismas, y en eso empiezan a parecerse al intelecto humano. Y si es capaz de crear copias similares a sí misma, pero con diferencias que la hagan más apta, también empieza a parecerse a una especie, un colectivo que puede tomar sus propias decisiones.
El vínculo con la IA está repleto de exageraciones, de enfados y también de adoraciones desmedidas, una tendencia a ponerla en el lugar de un dios. Y de ninguna manera es así, la IA toma decisiones y está en nosotros decidir si tienen valor o no.
La IA genera todo tipo de proyecciones e imágenes mentales en cuanto la nombras. También hay un enorme manto de ignorancia, que viene de no haber interactuado con ella. Esto es parte de lo que quiero resolver en el libro, creo que metafóricamente la IA es como la selva, que es un lugar peligroso, pero fascinante, lleno de vida. Si sabes apreciarla, una vez que entras en ese mundo tan extraño, hay todo un espacio de fascinación. Creo que a la IA no hay que tenerle ni tanto miedo ni tanto respeto o admiración.
La IA es como los niños, que aprenden muy bien a hacer trampa y que primero tienen que saltarse ciertas reglas para aprender luego el costo de eso. Como pasa con ellos, el aprendizaje es mucho más que aplicar reglas literales, siempre tienes que entender las excepciones y los matices.
«Eso se puede compensar, porque las nuevas redes neuronales en realidad no funcionan como programas. Lo que incorporan son un conjunto de reglas que coexisten y en ese sentido se parecen mucho a nuestro cerebro. Nuestro cerebro funciona así. O sea, tú tienes hambre y tienes ganas de comer, pero sabes que no le puedes robar la comida al otro.