A propósito de la primera decisión de tasas de 2023 que el Banco Central dará a conocer la tarde de este jueves, el Grupo de Política Monetaria (GPM) recomendó al ente rector mantener la Tasa de Política Monetaria (TPM) en su actual nivel 11,25%.

Si bien la la instancia integrada por los economistas Eugenia Andreasen, Carlos Budnevich, Tomás Izquierdo, Juan Pablo Medina, y Andrea Tokman, sostiene que durante el presente año podría comenzar a consolidarse una baja en la tendencia inflacionaria de Chile, advierten que esta «aún se sitúa sobre los dos dígitos en su variación anual, mientras las expectativas para su trayectoria futura todavía se encuentran por sobre el objetivo de la autoridad en el horizonte meta de 24 meses».

En el escrito, el Grupo resalta que «las condiciones externas para Chile deberían ir mejorando a lo largo del año, con alguna recuperación en la actividad global hacia fines del período y una eventual tendencia a la baja en las tasas de interés internacionales a partir del segundo semestre».

«Se agrega un precio del cobre que podría sostener un favorable nivel, lo que se explica a partir del continuo incremento en la intensidad de uso del mineral a nivel global, en el contexto de una capacidad de crecimiento de la oferta que se encuentra bastante restringida en un horizonte de corto y mediano plazo», afirman.

A juicio de los expertos, la demanda interna local también «anotará una importante caída el presente año, tanto en su componente consumo como inversión, lo que significará prolongar el proceso recesivo en curso desde el último trimestre de 2022 hasta, al menos, el tercer trimestre del presente año».

En el caso del consumo, explican que son elementos que gatillan su contracción «el deterioro que registra el mercado laboral, con caídas en el nivel de ocupación en las series desestacionalizadas, y una precarización en su composición, que castiga relativamente más al empleo formal».

A lo anterior se suman las caídas de las remuneraciones reales, que han retrocedido a lo largo de los últimos catorce meses, «todo lo cual permite entender un deterioro sostenido en la masa salarial, con su consecuente efecto restrictivo en la capacidad de compra de las familias».

Respecto al tipo de cambio peso/dólar, los economistas señalan que «anota un importante ajuste a la baja a lo largo de los últimos meses, lo que obedece, principalmente, a la pérdida de valor del dólar a nivel global, a la importante alza anotada por el precio del cobre y, en menor medida, a un escenario político institucional interno que ha evolucionado favorablemente, disminuyendo el premio por riesgo para nuestro país».

Con todo, aseguran que «el ajuste a la baja en el precio internacional de los combustibles, alimentos y bienes manufacturados, junto con la comentada apreciación de nuestra moneda, favorecen un gradual descenso en la inflación transable o importada, a lo cual también contribuyen recortes en los márgenes de comercialización».

«Paralelamente, el ajuste recesivo con impacto negativo en el ingreso disponible de las familias, estaría contribuyendo a contener la trayectoria del precio de los servicios no transables», agregan.

Frente a este escenario, plantean que «la gradual reducción observada en el ritmo inflacionario, que de un peak de 14,1% en el mes de agosto pasado, se redujo a 12,8% en el cierre a diciembre de 2022. De la mano con lo anterior, las expectativas de inflación a 11 y 23 meses, recogidas a través de la encuesta mensual del Banco Central, se han reducido en forma relevante, aunque aún se ubican claramente por sobre el 3%, centro del rango objetivo de la autoridad monetaria».

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