El rey Carlos III y su nuera, la princesa Catalina de Gales han acaparado la atención mediática durante esta semana, ya que ambos están hospitalizados enfrentando problemas de salud.

Kate se sometió el miércoles a una operación «abdominal’ y estará ingresada por dos semanas en una clínica, pero no se conoce respecto a su evolución, ya que quiso mantener su información personal médica en privado.

Además, el esposo de la princesa de Gales, la ha estado acompañando en el hospital y también decidió suspender su agenda. «Guillermo cancelará también todos los compromisos durante la estancia de Catalina en el hospital y reducirá su trabajo en los próximos meses para apoyar la recuperación de su esposa en casa», agregó el diario.

Por su parte, el rey Carlos III se someterá la próxima semana a una intervención hospitalaria por un problema «benigno» de próstata. Además, la reina Camila dijo ayer en un breve comentario que su esposo «está bien» y «deseando volver al trabajo».

Antes esta situación la opinión pública se pregunta quién puede reemplazarlos, después de que los tres pospusieran sus próximos compromisos.

El debate por quién deberá ejercer sus funciones

Con respecto a la incertidumbre de la ciudadanía, el medio The Times, recordó este viernes lo que resolvió la corona británica en 2022, en relación a quién debería ejercer el papel de los integrantes de la corona, ante cualquier circunstancia. Los príncipes Andrés y Enrique, que renunciaron a sus deberes como miembros de la familia real británica, no pueden asumir la función de consejeros de Estado para sustituir al rey en caso de incapacidad.

Un consejero de Estado, según las leyes de la monarquía británica, es un miembro de la familia real en quien el soberano puede delegar algunas de sus funciones en caso de enfermedad o desplazamiento al extranjero.

De este modo, los cinco consejeros de Estado son la reina Camila y los cuatro primeros miembros de la familia real mayores de 21 años en el orden de sucesión al trono, o sea, los dos hijos del rey, Guillermo y Enrique; el príncipe Andrés y la hija mayor de este, Beatriz.

«El palacio de Buckingham ha tomado medidas discretamente para evitar que los príncipes Andrés y Enrique actúen como sustitutos del rey. El primero renunció a sus deberes reales en noviembre de 2019, mientras que el segundo abandonó su papel real en 2020 para mudarse a Estados Unidos», agregó, The Times.

Cabe recordar que el príncipe Enrique, hijo menor del rey Carlos III, y su esposa Meghan, decidieron salir de la familia real en 2020 e instalarse en Estados Unidos.

Por su parte, el príncipe Andrés renunció también a sus obligaciones reales debido a sus lazos con el difunto empresario estadounidense Jeffrey Epstein y a unas acusaciones de agresiones sexuales.

Sin embargo, según lo establecido por el diario, «ambos siguen siendo consejeros de Estado, pero el rey, discretamente, tomó medidas para marginarlos, en una decisión tomada poco después de ascender al trono».

Pero además, el Parlamento británico adoptó una ley en noviembre de 2022, que establece que, «solo los miembros activos» pueden actuar como consejeros de Estado, aunque los no activos conserven este título.

Mediante esa ley, Carlos III decidió acordar la función de consejero de Estado a sus otros dos hermanos, los príncipes Ana y Eduardo.

De todas maneras, Palacio de Buckingham dijo, según lo consignado por el mismo medio británico que el rey no necesitará que sus consejeros de Estado lo sustituyan la próxima semana, cuando se someta a tratamiento para su problema de próstata.

Sin embargo, Craig Prescott, profesor de Derecho Constitucional en la Universidad de Londres, cree, que el rey debería pensar en una eventual ayuda de un consejero de Estado.

«Siempre es bueno tener un Plan B. No supone un gran esfuerzo firmar cartas, necesarias para nombrar consejeros, pero el rey tendría que hacerlo como medida de precaución», afirmó Prescott en declaraciones a The Times.

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