Menos de una semana duró el “veranito republicano” generado después de la trágica muerte del Expresidente Piñera. Apenas conocido el fatal accidente, la espontánea consternación de la ciudadanía generó una situación asombrosa: moros y cristianos, adeptos y detractores, políticos y no políticos… tuvieron elogiosas palabras para quien, por su particular personalidad, no siempre gozó de adhesión y simpatía.

La reacción popular no es difícil de explicar, pues hoy se vive una desazón tremenda: inseguridad, falta de crecimiento, aumento de la cesantía, crisis en salud y educación… de lo cual no se ve una salida fácil con el actual Presidente, y su total incapacidad de gestión.

Imposible no comparar la situación con el gobierno de un expresidente que, a pesar de sus “no pocas sombras”, tuvo una gestión ejemplar… el rescate de los 33 mineros, la reconstrucción del terremoto del 27F, la pandemia del COVID… entre otras cosas…

Frente a esta realidad, el actual gobierno no quiso quedar al margen y montó una campaña comunicacional, y de “actos fúnebres”, con la perversa intención de instalar en la comunidad la idea que todo obedecía al espíritu republicano que inspiraba a la Moneda.

Parafernalia que para nadie resultó sincera; el mismo que sería el verdugo del exmandatario, reconocía en su discurso fúnebre que: “durante el gobierno de Piñera, las querellas… fueron en ocasiones más allá de lo justo y razonable” … Un ‘mea culpa’ que él y sus compañeros de ruta, sabían falsa y embustera.

Los sectores de oposición, con algo más de honestidad, siguieron con “generoso” recogimiento unos rituales fúnebres escoltados con la dignidad, la sobriedad y el respeto de las Fuerzas Armadas, a pesar de haber sido traicionadas en más de una oportunidad por el extinto mandatario.

Vivimos un duelo “respetuoso pero curioso”; había que potenciar una suerte de paz cívica y de amistad ciudadana, situación obviamente efímera.

La oposición, a raíz de lo expresado por el Presidente, pidió el retiro de las querellas contra el expresidente por su responsabilidad en los hechos de violencia generados por el octubrismo… La respuesta no se dejó esperar: el gobierno se hizo el leso mientras el P.C, el F.A. y toda la izquierda radical negaban toda posibilidad de que ello ocurriera.

A la luz de lo visto, esta pluma se pregunta: ¿Cómo es posible que la Oposición se concentre en pedir que se retiren las querellas a Piñera, las que han quedado sobreseídas por fallecimiento del inculpado y, sin embargo, olviden las querellas que pesan sobre Carabineros que, cumpliendo las órdenes del extinto presidente, fueron quienes salvaron la democracia, defendieron la República y evitaron que cayera el gobierno?

Nada ha cambiado… La oposición, sin ninguna visión estratégica, busca aprovechar las circunstancias para sacar dividendos electorales y se olvida de quienes evitaron el colapso de las instituciones republicanas; por su parte, el gobierno con la hipocresía de siempre… se puso la cruz en el pecho para seguir al diablo en el hecho.

Por Cristián Labbé Galilea

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