Hace solo unas semanas culminó una ola de calor en Santiago, dejando consigo la semana más calurosa jamás registrada en la capital, con un promedio de 35°C de máxima diaria.

Hasta hace unas décadas, lo normal era que una temperatura igual o superior a 35°C se registrará una vez cada 10 años. Pero durante esta ola, se presentaron cinco días consecutivos en la capital con temperaturas superiores a la señalada.

Estos datos son solo una pequeña muestra de lo que ha sido este 2024 en materia climática, un año (y verano) plagado de récords de calor en la capital y la zona central de Chile. Y el otoño meteorológico (que va del 1 de marzo al 31 de mayo, distinto al astronómico, que va del 20 de marzo hasta el 20 de junio) no se quiere quedar atrás. Comenzó hace cuatro días, y lo hizo con altas temperaturas, mientras que durante los próximos días los termómetros estarán en torno a 30°C

Parte otoño meteorológico bajo amenaza de llegada de intenso fenómeno climático: así estará el tiempo los próximos meses

La Dirección Meteorológica de Chile (DMC) proyecta 33°C para hoy lunes, y más de 30° durante los próximos días. En relación a marzo y abril, en su último boletín indica que existe una mayor posibilidad de que tengamos condiciones neutrales, y con una probabilidad sobre el 50% que esta condición se mantenga en el trimestre abril-mayo-junio, para luego dar paso a La Niña, ya que varios de los modelos adelantan su aparición.

El verano meteorológico terminó como uno de los tres más calurosos jamás registrados. “Tras los veranos de 2020 y 2017, en Santiago el verano meteorológico 2024, fue el más cálido registrado”, comenta Raúl Cordero, climatólogo de la Universidad de Santiago.

Cordero sostiene que el otoño meteorológico que partió el viernes pasado, comenzó con elevadas temperaturas, 5°C por encima de valores típicos en algunos puntos de la zona central. “Aunque las temperaturas deberían caer en los próximos días, lo más probable es que en términos relativos las temperaturas se mantengan altas en lo que resta del primer semestre”, añade.

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Comenzó el otoño meteorológico con temperaturas veraniegas.

El climatólogo anticipa que el primer semestre todavía va a estar influido por el fenómeno de El Niño. “Al igual que el calentamiento global, El Niño empuja las temperaturas al alza. El efecto combinado de éste y el calentamiento global, probablemente mantengan en valores relativamente altos las temperaturas”.

Sin embargo, la Agencia Norteamericana de la Atmósfera y el Océano, la Noaa, estima que El Niño debería remitir durante el próximo trimestre. “De hecho, la Noaa estima que hay un 55% de probabilidades de que en la segunda mitad del año se desarrolle La Niña, fenómeno que tiende a moderar las temperaturas, así que las anomalías relativas que se esperan para la segunda mitad del año deberían ser menores a las actuales. En otras palabras, la segunda mitad del año debería ser menos calurosa que la primera mitad”, explica Cordero.

Comienza el otoño meteorológico: factores de riesgo

La temperatura del Pacífico tropical, frente a las costas de Perú y Ecuador, experimentó un repunte desde la última semana de enero. Una mayor temperatura en esa zona se asocia a altas temperaturas en la zona central de Chile.

Debido a este repunte, añade el climatólogo, “la temperatura del Pacífico tropical, llevó a febrero, prácticamente a la misma temperatura que tenía inicios de enero. Es decir, durante enero, El Niño costero no continuó el debilitamiento que había sido observado durante el último trimestre de 2023″.

Tal como muestran nuestras investigaciones, “El Niño costero es un factor de riesgo que favorece altas temperaturas y voraces incendios forestales en la zona central. La persistencia de El Niño costero ayuda a entender el cálido verano que en la zona central ya está entre los peores jamás registrados”, establece Cordero.

El Niño se define en base a dos zonas claves. La zona 1 + 2, que generalmente se usa para definir El Niño costero, y la zona 3.4 que se utiliza a veces para definir El Niño global. A Chile, especialmente en verano, le afecta más la zona 1+2. Es decir, Chile es más dependiente de El Niño costero.

Comienza el otoño meteorológico: amenaza de La Niña

El fenómeno de El Niño se está debilitando y llegaría a su fin en otoño de este año para dar paso a La Niña, que traería consigo importantes cambios climáticos.

Entre éstos, una importante disminución de precipitaciones en el país y un eventual retorno de las condiciones de megasequía. La Niña podría extenderse hasta por tres años, a diferencia de El Niño que no dura más de un año.

Cordero sostiene que para Chile las probabilidades de que se desarrolle La Niña en el segundo semestre del año no son buenas noticias. “La Niña se asocia a años secos. Si La Niña se desarrolla en los próximos meses, es poco probable que este año sea tan lluvioso como el anterior”.

“La Niña consiste en el enfriamiento anormal de las aguas ecuatoriales del océano Pacífico, el mar pasa de tener 29 grados a valores entre 25 y 26 grados”, señala Patricio González, académico del Centro de Investigación y Transferencia en Riego y Agroclimatología de la Universidad de Talca.

El fenómeno de La Niña podría traer consigo el retorno de la megasequía. En la imagen el embalse Puclaro.

“Esto implica que tendremos ausencia de precipitaciones, por ejemplo, en la Región del Maule, que suele llover 700 milímetros durante el invierno, podrían caer 250 o 300 mm y continuar con este ciclo maligno de megasequía que empezó en 2007. Además, el fenómeno trae consigo bajas temperaturas en invierno a través de incursiones de masas de aire polar que generarán heladas de 2 o 3 grados bajo 0″, añade el académico de la U. de Talca.

No obstante, la transición entre El Niño y La Niña podría no ser inmediata, aclara González, quien indica que pueden pasar de 3 a 8 meses para el cambio de fenómeno climático. “El evento de El Niño puede durar un año, mientras que La Niña más. Esto es una condición para el clima mediterráneo como el nuestro, en donde cada fenómeno duraba antes un año aproximadamente”, subraya González.

Si este evento iniciara en invierno, es decir en junio, nos dejaría la mitad del año con escasas de precipitaciones. “Lo positivo sería que iniciara en diciembre, pero eso está por verse porque la transición es muy aleatoria. Lo que es seguro es que no habrá un segundo fenómeno de El Niño consecutivo, lo que nunca ha sucedido, al contrario de lo que ocurre con el evento de La Niña que, en años anteriores, ha tenido tres ciclos seguidos”, plantea González.

Cordero señala que al igual que El Niño, La Niña suele persistir por casi un año, aunque en algunas ocasiones, se pueden dar varios eventos de La Niña consecutivos. “Por ejemplo, se presentó tres años consecutivos entre 2020 y 2022″.

“Si se desarrolla en los próximos meses, probablemente marque el verano de 2025. La Niña en el verano se asocia a temperaturas moderadas, lo que significa que el próximo verano podría ser menos extremo en términos de temperatura, a diferencia del actual que estamos terminando”, sostiene el climatólogo de la Usach.