Un equipo de astrónomos ha encontrado el mayor agujero negro estelar jamás observado. Se llama Gaia-BH3, está a 2.000 años luz y también es el segundo agujero negro más próximo a la Tierra de los encontrados hasta ahora. Con una masa 33 veces superior a la del Sol, solo es superado en tamaño por Sagitario A, el superagujero negro en el centro de la Vía Láctea.

Un descubrimiento casual

Gracias a datos del telescopio espacial Gaia, los investigadores del University College London (UCL) observaron el extraño movimiento de una estrella que parecía orbitar alrededor de un trozo de espacio vacío. Los análisis posteriores demostraron que lo que atrae a la estrella es un agujero negro con una masa asombrosamente grande.

Aunque la mayoría de los agujeros negros están activos y devoran todos materiales que orbitan a su alrededor, Gaia-BH3 es un agujero negro inactivo. Esto hace que no emita el típico resplandor que produce el material caliente en su movimiento en espiral hacia el centro de agujero negro y que nos permite detectarlos con nuestros telescopios.

«Encontrar Gaia BH3 es como el momento de la película Matrix en el que Neo empieza a ‘ver’ la matriz”, asegura el Dr. George Seabroke, investigador de la UCL y miembro del Grupo de Trabajo de Agujeros Negros de Gaia que realizó el descubrimiento. “En nuestro caso, ‘la matriz’ es la población de agujeros negros estelares latentes de nuestra galaxia, que estaban ocultos para nosotros antes de que Gaia los detectara”.

A día de hoy hemos localizado unos 50 agujeros negros en nuestra galaxia, que incluyen tanto los que están confirmados como los que son sospechosos de serlo. Pero teóricamente debería haber una población oculta de miles o millones. Los agujeros negros estelares nacen de estrellas muertas y probablemente ya han desaparecido muchísimos de estos astros a lo largo de la vida de la galaxia.

Los agujeros negros estelares tienen masas que oscilan entre 3 y 50 veces la masa de nuestro Sol. Mientras que los agujeros negros supermasivos —que no nacen del colapso de una única estrella y su formación está ligada a la de la propia Vía Láctea— suelen tener una masa superior a unas 50.000 veces la de Sol y pueden llegar hasta a los millones y miles de millones de veces la masa de nuestra estrella. Sin embargo, que el Gaia BH3 sea objeto sea tan masivo no es común.

Los investigadores aseguran que la explicación a esto está en la estrella que orbita el agujero negro, que también es inusual. Está formada casi en exclusiva por hidrógeno y helio y no contiene otros elementos más pesados como la mayoría de las estrellas. Estos elementos pesados se forman en el corazón de estrellas masivas que se distribuyeron por el espacio mediante supernovas.

Una formación así, con cantidades muy bajas de elementos pesados, es típico de las primeras generaciones de estrellas, sugiere el equipo. Por lo que la enorme estrella que acabó colapsando para formar BH3 era también uno de estos objetos primitivos que podría haber evolucionado de forma distinta a como lo hacen las estrellas masivas actuales.

«Gaia BH3 es una pista importante de esta población porque es el agujero negro estelar más masivo encontrado en nuestra galaxia. Se espera que la próxima publicación de datos de Gaia contenga muchos más, lo que debería ayudarnos a ‘ver’ más de ‘la matriz’ y a comprender cómo se forman los agujeros negros estelares latentes».

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