En la casa de retiro de Lo Cañas, en La Florida, la Conferencia Episcopal de Chile desarrolló su 129° Asamblea Plenaria, del lunes 15 hasta este viernes 19 de abril.

Al cerrar el encuentro, en el que el subsecretario del Interior, Manuel Monsalve, participó como invitado, dieron a conocer un mensaje en el que reiteran el planteamiento que hicieron hace unas semanas sobre la inseguridad en el país, expresan preocupación por hechos de corrupción y llaman a “recuperar una sana y digna convivencia”.

Por otro lado, en la asamblea de autoridades diocesanas fue elegido como nuevo presidente de la Conferencia Episcopal, el arzobispo de La Serena, monseñor René Rebolledo Salinas.

Los obispos expresaron que es “motivo de grave preocupación comprobar los innumerables casos de corrupción que han afectado de manera transversal a diversas instancias públicas y privadas, con escándalo de los ciudadanos, por el mal ejemplo y la deshonestidad, precisamente de aquellos que tienen un particular compromiso con el bien común”.

“Es especialmente grave que estos hechos ocurran con los recursos públicos, que pertenecen a todos los chilenos y están destinados a dar solución a los graves problemas sociales que nos aquejan”, señalaron.

En otro punto, plantean que “en medio de las múltiples problemáticas” constatadas en el país, apuntan a “aportar una palabra de esperanza”.

“Reiteramos lo que señalamos en la Declaración del 14 de marzo de este año, junto a muchas confesiones religiosas: el grave problema de la inseguridad a que se ha visto enfrentada la ciudadanía, que afecta a todos los sectores sociales sin distinción, es un flagelo de consecuencias impredecibles. La gran cantidad de hechos violentos, incluido el aumento dramático de los homicidios, son una expresión de la misma y han creado un temor, que para todos es notorio. El desprecio por la vida, el atropello a la propiedad privada y a las leyes se ha convertido en algo habitual. La expansión de la droga y la presencia del crimen organizado, no conocido en Chile, está destruyendo los elementos esenciales de la vida ciudadana y en particular nuestros barrios, familias y nuestra juventud”, dice el mensaje de los obispos.

“Jesús que asumió nuestro dolor, no nos abandonará en el deseo y buena voluntad de generar espacios para recuperar una sana y digna convivencia. Que, en nuestros hogares, barrios, comunas y ciudades; se pueda lograr una armónica y más humana relación donde nadie se sienta excluido, sino valorado y respetado”, expresan los líderes católicos.

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