Pese a que el Presidente Gabriel Boric pasó de afirmar que la discusión respecto al sistema político «debiera ser posterior» a que se zanje la reforma de pensiones, al anunciar que promoverá un acuerdo para reformar el sistema político durante su período, personeros de Gobierno descartaron un giro del Mandatario.

Si bien el jefe de Estado había dicho compartir la necesidad de resolver el problema de la fragmentación política en el Parlamento, no fue hasta su anuncio en el Encuentro Nacional de la Empresa (Enade), que comprometió la participación del Ejecutivo y un plazo para materializar la reforma.

Antes, se mantenía advirtiendo que las prioridades legislativas eran la reforma previsional y el pacto fiscal. Además, acotaba que el problema de la fragmentación no era exclusivo al sistema político, sino también, a la falta de voluntad de llegar a acuerdos y de cumplir con los mismos. Ahora bien, la condición que Boric puso a dicha reforma hizo que el escenario se volviera complejo para el Gobierno.

Los propios líderes del Congreso Nacional tomaron distancia de la postura del Mandatario. Mientras la presidenta de la Cámara, Karol Cariola (PC) relevó que «se puede caminar y comer chicle», el titular del Senado, José García Ruminot (RN) dijo que los dichos del Mandatario eran «un balde de agua fría».

Por lo demás, el presidente de la UDI, Javier Macaya, acusó al Mandatario de estar «al borde del chantaje» y en el oficialismo, el timonel del PPD, Jaime Quintana, urgió una reforma en esta dirección al tildar de «fundamental e indispensable terminar con el fraccionamiento».

En ese contexto, el Presidente dio un paso adelante en lo relativo al sistema político, y si bien García Ruminot aquilató su anuncio como una «rectificación», ministros del comité político de Palacio descartaron un cambio de opinión del Mandatario.

«Él trató hoy día de aclarar, porque hubo confusiones, que él no tiene duda de que es positivo que haya una reforma política», sostuvo la ministra del Interior, Carolina Tohá. Añadió que el Presidente «piensa que para los ciudadanos sería difícil entender que hagamos un acuerdo para una reforma política y no logremos llegar a un acuerdo para una reforma previsional».

En esa línea, la ministra vocera de Gobierno, Camila Vallejo, aseguró que «nuestra posición es una y es bien clara respecto a esto». «Al Presidente, si uno lo escucha desde el primer momento hasta el final, y no solo una parte de sus palabras, podrá darse cuenta de que el diagnóstico sobre el problema que le asiste a nuestro sistema político, producto de la fragmentación, es un diagnóstico compartido, y que eso hace necesario una reforma al sistema político, por cierto que si», sostuvo.

¿Después de pensiones o de la mano?

Dicho eso, la portavoz del Ejecutivo puso en entredicho la prioridad del Gobierno sobre la reforma al sistema político, al advertir que la consideración del Mandatario sobre este tema «no quiere decir que se deje atrás la reforma de pensiones». «Si somos capaces de avanzar en cambios al sistema político, tenemos que ser capaces en primer lugar de poder sacar acuerdos para mejorar las pensiones de nuestros compatriotas hoy», adujo.

Sin sobreponer el debate previsional a la reforma al sistema político, el ministro de la Segpres, Álvaro Elizalde, indicó que «el Presidente ha señalado que es una prioridad, pero lo que él ha planteado es que si avanzamos en la reforma al sistema político, y en paralelo no avanzamos en reformas sociales, la ciudadanía va a evaluar negativamente la reforma al sistema político, que es necesario». «El llamado que hace es que, por cierto, avancemos en reforma al sistema político, pero tiene que ir de la mano con resolver dramas sociales, y creo que eso es fundamental para darle legitimidad al cambio político y también a las instituciones democráticas».

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