La policía boliviana arrestó la noche del miércoles a un segundo ex jefe militar, acusado por la fiscalía de terrorismo y alzamiento armado durante un intento de golpe de estado. Ello se produce en medio de la creciente tensión política en Bolivia, en torno al gobierno del presidente Luis Arce.

El ministro de Gobierno, Eduardo del Castillo, informó sobre la captura de Juan Arnez Salvador, excomandante de la Armada Boliviana (Marina), aunque no especificó las circunstancias exactas de la detención. Del Castillo comentó que tanto Arnez como Juan José Zúñiga -quien había sido detenido anteriormente- intentaron subvertir el orden democrático del país. “Dos militares golpistas que intentaron destruir la democracia y la institucionalidad de nuestro país y fracasaron”, comentó Del Castillo durante la rueda de prensa.

Juan Arnez Salvador fue presentado esposado ante la prensa, junto con Juan José Zúñiga, identificado como la cabeza del movimiento militar contra el gobierno. Ambos exfuncionarios ahora enfrentan cargos por su presunta participación en actividades que amenazaron la seguridad y la soberanía del Estado Boliviano.

La detención de Arnez se produjo poco después del arresto de Zúñiga, exjefe del Ejército, resaltando una intensa operación llevada a cabo por las fuerzas de seguridad del país. Del Castillo enfatizó que estos pasos son cruciales para “preservar la democracia” y enviar un mensaje claro a aquellos que atentan contra el sistema.

En declaraciones a la prensa, Del Castillo aseguró que el intento de golpe fue “planificado y coordinado”, implicando a varios altos mandos militares. “No vamos a descansar hasta que todos los responsables sean llevados ante la justicia,” subrayó el ministro, añadiendo que el gobierno está determinado a mantener la institucionalidad democrática.

La captura de estos exjefes militares ocurre en un contexto de fricciones políticas intensificadas tras las acusaciones de fraude electoral en las elecciones de 2019, que llevaron a la renuncia de Evo Morales. Aquello terminó desencadenando en la asunción temporal de Jeanine Áñez como presidenta interina y subsecuentes elecciones que vieron la victoria de Arce, del partido Movimiento al Socialismo (MAS).

La crisis política en Bolivia ha estado marcada por violentos enfrentamientos y una profunda polarización. La retórica del gobierno actual acerca de los intentos de desestabilización añade más tensión a un escenario ya cargado de incertidumbre. Los arrestos recientes destacan el desafío persistente que enfrenta la administración de Arce en consolidar un gobierno estable y aceptado por todos los sectores de la sociedad.

“La fortaleza y el compromiso de nuestras fuerzas del orden ha sido clave para evitar que estos eventos alcancen su objetivo,” comentó Del Castillo, enfatizando la importancia de la lealtad de las fuerzas de seguridad al gobierno democráticamente elegido. El ministro de Gobierno aseguró que las investigaciones continuarán y que se tomarán todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad nacional.

Cabe resaltar que Bolivia ha tenido una historia marcada por golpes de estado y gobiernos militares, lo que hace los eventos actuales particularmente significativos. Las autoridades están tomando medidas estrictas para asegurar que este intento no resuene con aquellos pasados.

La comunidad internacional observa de cerca la evolución de la situación política en Bolivia. Diversos organismos han llamado a respetar el marco democrático y los derechos humanos, al tiempo que se espera una respuesta adecuada del sistema judicial del país a los recientes eventos.

En resumen, las detenciones de Arnez y Zúñiga subrayan el desafío de Bolivia en mantener su estabilidad democrática. La presentación de acusaciones formales por terrorismo y alzamiento armado contra estos dos exfuncionarios señala una fuerte posición del gobierno en defensa de su mandato. “No vamos a permitir que vuelvan tiempos oscuros a Bolivia,” afirmó Del Castillo, comprometido en mantener el curso democrático del país.

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