Como un «error inaceptable» y «falta de seriedad» calificaron algunos parlamentarios de la Comisión de Salud de la Cámara de Diputados el error en la cifra de resultados positivos de personas con VIH en la Región Metropolitana, que según dijo el seremi de Salud regional, llegaría al 30%, lo que luego fue rectificado; era de 1,3%.

En medio del operativo de test rápidos para la detección del VIH el pasado 14 de febrero, el seremi Gonzalo Soto sostuvo que «en la RM, de todas las personas que se han testeado por VIH, más del 30% han resultado positivos» y «el 83% de ellos son hombres, y entre 20 y 39 años son la mayoría de casos que se han dado, sea hombre o mujer».

La cifra fue inmediatamente cuestionada, e incluso el director del Centro de VIH del Hospital Clínico de la Universidad de Chile, Alejandro Afani, salió a aclarar que debía tratarse de «un error», puesto que «la prevalencia de VIH en nuestro país es aproximadamente un 0,5 o 0,6%; es menos del 1%, por lo tanto, lo lógico, si esto se hizo en la población general, uno esperaría encontrar una o dos personas (positivas) si hace 200 determinaciones». Y en caso de hacer este tipo de testeos en grupos específicos con conductas de alto riesgo, la prevalencia sería mayor, «pero nunca un 30%».

En efecto, a través de un comunicado, desde la Seremi salieron a aclarar que «en la RM, la positividad para VIH en los operativos de población general es de 1,3%, en tanto, la positividad en grupos claves es hasta 10 veces más alta que en población general, llegando a un 12%».

Agregaron que «de los 2.168 casos confirmados de VIH por el ISP en el año 2021 para la Región Metropolitana, un 34% fue diagnosticado en etapa SIDA, una etapa avanzada de la enfermedad que dificulta la efectividad del tratamiento. Esta última cifra es la que indujo a error».

Reacciones en la Comisión de Salud

Consultados por Emol, distintos parlamentarios de la Comisión de Salud de la Cámara cuestionaron, de manera transversal, que haya existido un error en las cifras. Mientras algunos llamaron a ser más «cuidadosos» con este tipo de datos sanitarios, otros advierten sobre las consecuencias, incluso en salud mental, que este tipo de errores pueden traer.

El presidente de la instancia, diputado Tomás Lagomarsino (Ind), sostuvo que «es un error inaceptable alarmar de aquella forma a la población señalando que en los operativos de rápido existe una positividad del nivel informado erróneamente por el seremi de la Región Metropolitana. La comunicación que hagan la autoridades, sobre todo de la autoridad sanitaria tiene que estar acorde a la realidad y no se pueden permitir errores de estas características».

La ex ministra de salud y diputada PPD, Helia Molina, calificó como «lamentable» que se entreguen cifras erróneas desde la autoridad sanitaria, «pero probablemente es un error de lectura que al ser corregido termina con el problema; hay que ser muy cuidadoso o cuidadosa cuando se entregan cifras de prevalencia y o incidencia de una enfermedad, pero cualquier a puede cometer un error lo importante es corregir a tiempo».

En tanto, el diputado Eric Aedo (DC), planteó que, a su juicio, «el error en las cifras en la información que se entrega la población se ha hecho una costumbre en la autoridad de Gobierno, esto refleja una falta de profesionalismo, una falta de seriedad que realmente le hace mal al sistema público».

«No se puede jugar con los datos de salud y de VIH, en la salud pública de Chile hay que ser mucho más contundente en los datos y mucho más serios, sobre todo cuando son los propios facultativos o académicos los que tienen que corregir al ministerio que se equivoca una y otra vez; la verdad es que se comienza a perder la fe pública en los antecedentes que entrega el Ministerio y seremías. Si no hay gente competente, entonces tienen que salir de supuestos y el Ministerio debe buscar a personas competentes que manejen las cifras, que eduquen e informen a la población y no que la desinforman constantemente», agregó.

Por su parte, la diputada Marta Bravo (UDI) planteó que «el Gobierno debe comprender que los errores constante que comete, cuando tratan sobre materias sanitarias, son aún más grave de lo que ellos creen, porque pueden terminar alarmando a la ciudadanía o subestimando una determinada situación».

«Estos mismos errores, si no se corrigen a tiempo, terminan repercutiendo en el comportamiento de la población e, incluso, en su salud mental. El Gobierno no puede ignorar que a partir de la información que comunican, las personas toman distintas decisiones, y estas no pueden ser en base a errores. Si la autoridad sanitaria no evita que este tipo de situaciones vuelvan a suceder, las consecuencias en la vida de las personas pueden ser aún mayores», cerró.

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