Dos días después de haber propuesto en las Naciones Unidas declarar a 2024 el Año Internacional del Agua para la Vida, el presidente Luis Arce anuncia que su gobierno quiere romper los canales que llevan el agua del fronterizo río Silala a Chile.

Las aguas de esas vertientes bolivianas habían sido canalizadas hacia Chile por una empresa ferroviaria inglesa en 1908 y hace un año la Corte Internacional de La Haya definió que se trata de un río, cuyas aguas pueden beneficiar a los dos países.

Pero este 23 de marzo, Día del Mar boliviano, en que se recuerda y denuncia la invasión chilena de 1879, Arce decidió, afligido y angustiado como está por la crisis económica y la corrupción de su gobierno, anunciar que Bolivia ahora “puede ejercer su derecho de desmantelar la canalización, restaurar los bofedales del lugar y aprovechar las aguas del Silala para beneficio de nuestros pueblos”.

También hizo alusión a temas bilaterales, ofreciendo un diálogo siempre que Chile acepte hablar acerca del mar, lo que fue calificado en Santiago como un intento de chantaje.

El anuncio sobre el Silala agudiza la tensión en la frontera binacional, donde estuvo presente el presidente Gabriel Boric hace una semana y donde está emplazado el ejército chileno desde hace un mes con la orden de impedir el ingreso a ese país de los miembros del éxodo venezolano, que llegan desde Bolivia, donde el gobierno no los acepta por razones políticas.

La oposición boliviana culpa al gobierno del MAS de haber llevado el caso del mar y del Silala a La Haya y haber obtenido fallos desfavorables, porque el primero puso punto final a la demanda boliviana de un acceso al mar, y el segundo definió al Silala como un río, lo que Bolivia nunca había aceptado.

El anuncio de la destrucción de los canales que desvían el agua hacia Chile se contradice con su discurso en las Naciones Unidas. Allí había hecho un frenético alegato a favor del agua: “Reconocer en la próxima Asamblea de la Tierra del año 2024, que el agua es el centro de la vida, estableciendo además a los ríos, lagos, glaciares, acuíferos, cuencas, sistemas de vida vinculados al agua y la Madre Tierra, como sujeto colectivo de derechos, escuchando su vulnerabilidad y haciendo eco de la amenaza actual que sufre su existencia en todos los lugares del mundo”.

Arce cambió su actitud ante la condena de la opinión pública por la crisis económica, la corrupción desenfrenada y los errores de política exterior.

En la guerra interna del MAS se ha desatado un torbellino de denuncias sobre la corrupción de sus colaboradores, denuncias que confirman la definición del ex ministro masista Carlos Romero, que habló de una “fabulosa mega-corrupción”.

El Diario de La Paz dijo que el gobierno boliviano parece decidido a ilustrar y ofrecer pruebas contundentes a favor de la sentencia del presidente México, hace una semana: “Sin corrupción no hay gobierno”.

El propio Instituto Nacional de Estadísticas confirmó que la empresa estatal del petróleo importó el año pasado un volumen de diésel oil superior en 30% al que el país consume, como dijo el ex ministro Romero al denunciar que la corrupción estaba matando a YPFB. El exceso es reexportado por una red de corrupción.

La crisis económica está descontrolada. En las Naciones Unidas, Arce había propuesto también que la comunidad internacional decida una condonación de la deuda externa de los países que hayan enfrentado problemas con el agua potable. “Establecer la condonación de deudas de los países en desarrollo cuyos recursos financieros hayan sido asignados a la provisión de acceso al agua, a la adaptación hídrica y la resiliencia climática, en función a pérdidas y daños sufridos”.

Cuando Arce asumió como ministro de economía de Evo Morales, en 2006, la deuda externa de Bolivia era de 2.000 millones de dólares y ahora es de 19.000 millones por los montos de deuda que él contrajo a pesar de los fabulosos ingresos que tuvo el país por el boom de las materias primas.

El Banco Central no ha podido atender la demanda de dólares y el gobierno ha llevado a la cárcel a una señora dedicada al cambio de moneda. Ahora, el Banco Central dice que entre los cientos de ciudadanos que hacen cola para comprar dólares, hay muchos dedicados a revender esa moneda, y que los denunciará para que los detengan.

El gobierno ha enloquecido sobre el tema del dólar. Se propone disponer qué debe hacer una persona con los dólares que compra.

Mientras tanto, la pelea con Evo Morales no cede y, según el semanario Siglo 21, los asesores cubanos han recomendado a los dirigentes del MAS cuidar el fraude electoral que montaron. Los cubanos les habrían dicho: “Fraude o muerte”.

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