En el gobierno de Hugo Chávez, Rafael Ramírez fue durante 12 años ministro de Petróleo de Venezuela y en el transcurso de una década presidió la poderosa empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA). Conoce como pocos los entretelones de una compañía que maneja los principales recursos del país. Con la llegada de Nicolás Maduro al poder tras la muerte de “El Comandante” en 2013, el ingeniero venezolano se mantuvo en el cargo unos pocos meses hasta que el dictador decidió sustituirlo y lo nombró primero como canciller y luego lo envió como representante de Venezuela ante las Naciones Unidas. En 2017 rompió definitivamente con el régimen y se exilió. Desde entonces, ha desafiado y condenado abiertamente al dictador bolivariano.

Esta semana en Venezuela se desató una guerra abierta en el seno del régimen. Mientras la cúpula chavista habla de una “lucha contra la corrupción”, que ya se saldó con 19 funcionarios presos, la verdad detrás de la purga de dirigentes chavistas responde a una feroz interna entre Maduro y Tareck El Aissami, uno de los hombres de mayor peso de la dictadura. En diálogo con Infobae, Ramírez habló de esta sorpresiva ola de detenciones que, por cómo se están desarrollando los hechos, promete tener nuevos episodios.

Según indicó, todo responde a “una confrontación política entre elementos muy poderosos de la cúpula madurista”, y coincidió con las versiones que indican que El Aissami habría utilizado recursos de PDVSA para fortalecer a su amplia estructura que incluye gobernadores, jueces, diputados y militares. El ingeniero exiliado reveló que desde 2020 “existe un faltante de 25 mil millones de dólares en PDVSA”, pero aclaró que “Maduro estaba al tanto de todo”.

Sostuvo, además, que es solo “cuestión de tiempo” para que se conozca la verdad detrás de esta “tensión interna” que está viviendo la cúpula chavista, y adelantó que “esto está apenas empezando”. Lo que sí afirmó Ramírez es que “Maduro tiene mucha desconfianza de quienes lo rodean”.

El Aissami “ha sido una persona muy eficaz que ha hecho cosas terribles, y perderlo es un golpe para Maduro. Así de grave será la situación interna, que lo puso a un lado”.

No obstante, Ramírez consideró que esta grieta que se abrió en el régimen es prometedora para el futuro del país: “Definitivamente lo que pasa es bueno para el país, es bueno para las fuerzas democráticas, es bueno para el pueblo, porque sale del juego una de las personas más agresivas y violentas de Maduro (…) Creo que es favorable para la posibilidad de recuperación que esta gente se debilite y que se abra esa brecha ahí en la cúpula del madurismo”.

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