Al inicio de la tercera sesión de la comisión de Principios, la consejera Carmen Montoya (republicana) pidió la palabra. Fue la primera en intervenir. “Muy buenos días a todos, mi consulta”, dijo este lunes la representante de Antofagasta. Segundos después fue interrumpida por su compañera de bancada María Gatica, quien, con la intención de darle un consejo, le sugirió en voz baja de qué forma debía iniciar una intervención en la sesión. “Acuérdate de decir ‘por su intermedio, señora presidenta’”, se alcanzó a escuchar en la transmisión.
Minutos más tarde, Montoya saludó al resto de los consejeros y a María de los Ángeles López (republicana), quien preside la comisión de Principios. Acto seguido, la ingeniera comercial de 58 años buscó rigurosamente en su celular lo que iba a leer. “Sabiendo que está contemplado en las bases, pero nos gustaría saber ¿cómo entendieron, qué extensión le dieron los expertos al concepto de Estado social y democrático de derecho? ¿Cómo ese principio es compatible con el principio de subsidiariedad?”, consultó la consejera de Antofagasta mientras leía desde su celular.
La escena se ha repetido en todas las comisiones y en cada uno de los consejeros republicanos que han pedido la palabra para intervenir, hacer preguntas o realizar algún comentario. Así, el desplante de la bancada de 22 representantes no ha pasado desapercibido y ha sido un tema de conversación obligado, tanto en el oficialismo como en Chile Vamos.
No solo han llamado la atención las preguntas leídas textualmente. Los consejeros llegan a sus sesiones con una minuta elaborada especialmente para la ocasión y entran a la sala acompañados de sus asesores, quienes suelen sentarse detrás de ellos siempre disponibles para acercarse a responder consultas, sugerir comentarios o entregar nuevos documentos que sean útiles para la discusión.
“Son como un ejército de asesores”, comentó entre bromas un comisionado oficialista que desde el jardín del Congreso en Santiago abordaba el tema con algunos de sus compañeros.
La mano de Barrera
Todas estas señales y el cuidado despliegue de esta bancada no ha sido algo improvisado y cada detalle ha sido cuidadosamente diseñado. El modelo de trabajo ha sido elaborado por el jefe de asesores y coordinador constitucional de la bancada, Jorge Barrera, y simula el mismo método de trabajo que suelen tener los estudios jurídicos de abogados. Para eso, el partido que lidera Arturo Squella armó un contundente equipo de asesores.
El líder es Barrera, pero el staff completo lo integran 16 abogados más. Cada comisión tiene un asesor “cabeza de serie” que es acompañado por dos o tres abogados más. En Sistema político lidera Carlos Montalva, quien es acompañado de Gustavo Díaz, Francisco Figueroa y Jessica Quiñones.
La instancia encargada de la Función jurisdiccional es comandada por el asesor Cristóbal García junto con Enrique Estay y Raimundo Manzur. La comisión de Principios tiene a la cabeza a Patricio Cuevas, quien lleva el asunto junto con Felipe Lyon, Javiera Corvalán y Fernando Peña. La instancia que regula los Derechos sociales la lidera el asesor Tomás de Tezanos junto con Felipe Cabrera y María Cristina Moreno.
A todos ellos se suman dos asesores más que están a cargo de los contenidos. Se trata de los abogados Ignacio Dülger y Sebastián Sotello.
Fuentes de republicanos comentan que la clave de todo es que el método de trabajo se basa en la horizontalidad de trato entre consejeros y asesores. Personeros de esa bancada cuentan que en general no hay diferencia entre esos cargos y que eso ha facilitado la coordinación, ya que “nadie se siente más que el otro”.
Junto con el equipo de asesores, la bancada tiene asignado para cada comisión temática del Consejo a un jefe interno. En el caso de las comisiones que son presididas por el partido, los jefes son los mismos, es decir, Antonio Barchiesi, en Función jurisdiccional, y María de los Ángeles López, en Principios. En Sistema político la función recae en el delegado Luis Silva, y en Derechos sociales, en el delegado suplente Sebastián Figueroa.
Minutas, intervenciones y preguntas
El método de trabajo durante estas dos semanas, dicen fuentes del partido, ha funcionado “como reloj”. Los asesores se juntan con los consejeros de su comisión antes de cada sesión. En esas instancias preparan lo que ocurrirá en la comisión.
Si hay invitados, se analiza quiénes son y en conjunto se arman las preguntas de forma especial. En ese mismo momento también se conversa quién será el encargado de formularla durante la sesión. De ser necesario, los asesores entregan una minuta impresa para cada consejero con información útil para ellos. Cada uno de esos informes lleva en la esquina superior izquierda el logo impreso a color de los republicanos.
Sin embargo, integrantes de la bancada republicana comentan en privado que no queda estipulado específicamente quién dirá tal cosa, sino que se ordena todo de tal manera que ningún consejero repita alguna pregunta o comentario, y que en las minutas entregadas hay sugerencias para facilitar ese trabajo.
Luego de cada sesión, el mismo grupo se vuelve a reunir para comentar lo ocurrido y evaluar cómo estuvo el debate. En esas reuniones los asesores y los consejeros aprovechan de ir anotando los temas que generaron dudas, los contenidos que hay que reforzar y se va adelantando el trabajo de preparación de enmiendas.
El hecho de que los 22 consejeros sean militantes del partido, dicen, facilita que todo este diseño funcione con disciplina y sin necesidad de que se transforme en un punto de tensión en la bancada. Así ha sido por ahora, pero en la colectividad saben que recién llevan dos semanas y que el Consejo aún no empieza el debate más álgido y de fondo.
Esto mismo es destacado por la consejera Patricia Spoerer. “El modelo de trabajo que se ha dado en la bancada republicana es, quizás, diferente a lo que se está acostumbrado en política en general (…) Es importante destacar que tanto los consejeros como el equipo asesor compartimos una matriz de pensamiento y principios que nos ha permitido marcar un sello de coordinación y trabajo horizontal”, afirma la representante del Biobío.
Los asesores, en paralelo, ya han revisado el anteproyecto de la Comisión Experta artículo por artículo. Han ido anotando los aspectos fundamentales y todo eso se ha ido compartiendo con los consejeros para que el trabajo sea en equipo. Están terminando de examinar el texto de los 24 comisionados y la idea es volver a repasarlo en los próximos días.
Los asesores han procurado que todo sea explicado, dice una consejero de la bancada, “en lenguaje simple para que todos puedan entender”. Esto, debido a que los 22 consejeros son muy diversos. Algunos son abogados, por lo que el trabajo se les hace más fácil, pero la mayoría son personas ajenas a los debates jurídicos y constitucionales.
Desde la vereda de al frente el estilo de trabajo despierta distintas reacciones. Para algunos consejeros de izquierda “los republicanos son como robots”. Para otros el método les resulta “envidiable” y no lo consideran negativo, ya que, comenta un representante, “la labor de los asesores legislativos es siempre destacable” ya que “la falta de conocimiento se puede complementar con apoyo tal como se da en el Congreso”.
Los mismos republicanos están al tanto de esto. “El trabajo coordinado con que hemos llevado adelante el proceso con un grupo cohesionado y con alto sentido de trabajo en equipo sorprende a algunos y llama la atención. Los chilenos tienen desconfianza en el proceso porque la política se ha caracterizado por la falta de acuerdos, por eso sorprende la unidad de propósito y acción, pero sobre todo el modelo profesional de trabajo que hemos impuesto los consejeros en conjunto con el equipo asesor”, afirma la consejera López, quien preside la comisión de Principios.
Comunicaciones acotadas
Otro asunto que ha llamado la atención al resto de los consejeros de otras bancadas es la “disciplina comunicacional”. De los 22 republicanos, solo cuatro son los que han tomado protagonismo en las vocerías y en las declaraciones con la prensa.
Los cuatro son quienes tienen más experiencia política. Se trata de Barchiesi, Figueroa, Silva y la presidenta del Consejo, Beatriz Hevia. El resto se mantiene alejado de la prensa. En el caso de Hevia, la colectividad ha procurado que mantenga su rol institucional como máxima representante del órgano redactor.
Una escena común en el jardín del Congreso es que los periodistas de televisión se acerquen con sus cámaras a los consejeros que están en el patio para pedirles alguna declaración, pero ellos suelen desistir. En el partido comentan que el objetivo es mantener el bajo perfil hasta el 17 de julio, que es el plazo para presentar las enmiendas. “El objetivo es que nuestras indicaciones hablen por nosotros”, afirma una fuente de la bancada.
El estilo de los consejeros, en todo caso, es similar a lo que hizo la bancada de los republicanos cuando debutó en el Congreso, un diseño hermético que también ha sido comentado por parlamentarios y que no ha pasado desapercibido. Tanto así, que en septiembre del año pasado, la diputada Gloria Naveillán renunció a la militancia acusando que la colectividad se comportaba como “una secta”.
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