Una enfermedad metabólica crónica caracterizada por niveles elevados de glucosa en sangre (o azúcar en sangre), que con el tiempo conduce a daños graves en el corazón, los vasos sanguíneos, los ojos, los riñones y los nervios. Esa es la definición de la diabetes, una patología que actualmente afecta a más de 400 millones de personas en el mundo, cifra que representa un incremento de más 300 millones en los últimos 30 años. En Chile, en tanto, más del 12% de la población está afectada, siendo más frecuente en mujeres y aumentado progresivamente con la edad.
En este escenario, es importante considerar que “existen varios tipos de diabetes, sin embargo los principales son tipo 1, tipo 2 y gestacional. Entre estos la más frecuente es la Diabetes Mellitus tipo 2 (DM2), la cual se presenta en adultos y es de carácter progresivo”, comenta el académico de la Escuela de Nutrición y Dietética de la Universidad Bernardo O’Higgins, Raúl Piñuñuri, agregando que “los factores que elevan el riesgo de desarrollar esta última son amplios y se relacionan con la calidad de la dieta, el sedentarismo, el tabaquismo, el estrés y la depresión, entre otros”.
En este sentido, los expertos han advertido que la mayor presencia de dichas variables ha llevado a un alza de la mortalidad por diabetes, que se ha incrementado en un 70% a nivel mundial en solo 20 años. Más específicamente en la Región de las Américas esta enfermedad representa la sexta causa principal de muerte y la séptima de años de vida perdidos prematuramente. “La OPS ha sido enfática en señalar que esta epidemia va de la mano del crecimiento de las conductas de riesgo. Somos la región con mayores índices de obesidad e inactividad física del mundo. 63 de cada 100 adultos tiene sobrepeso u obesidad y 39 de cada 100 personas tienen un nivel de actividad física insuficiente”, asegura el académico de la UBO.
En cuanto a los síntomas a los cuales estar atentos, estos se caracterizan principalmente por necesidad de orinar frecuentemente, mucha sed, pérdida de peso involuntaria, mayor apetito, visión borrosa, entumecimiento de manos o pies, cansancio y llagas que cicatrizan lentamente. “Por su parte las medidas preventivas están asociadas a contrarrestar las conductas de riesgo, realizando actividad física de intensidad moderada al menos 150 minutos por semana, disminuyendo el consumo de tabaco y mejorando la calidad de la dieta para un mayor aporte de fibra y cereales integrales”.
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