El Banco Mundial estimó que no existen razones para cambiar su pronóstico sobre la economía de Chile y mantiene su apuesta para el crecimiento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional de cara al 2024. Según el último informe de perspectivas para la economía del mundo, el Banco Mundial publicó que ve a Chile creciendo un 1,8% para este año tras una contracción estimada del 0,4 en 2023.

“La caída de la inflación subyacente y general debería permitir la reducción de los tipos de interés durante el periodo de previsión, relajando gradualmente la política monetaria restrictiva del Banco Central. También se espera que disminuya el lastre que supone para el crecimiento de Chile la debilidad de las condiciones externas, a medida que siga creciendo la demanda de materias primas relacionadas con la energía verde”, comentó el Banco Mundial en su informe.

Una perspectiva de crecimiento que está en línea con el último Informe de Política Monetaria del Banco Central, que estima un crecimiento entre 1,25% y 2,25% para el PIB de Chile durante 2024.

Además, el organismo internacional mantuvo la perspectiva de crecimiento para el PIB de Chile en 2,3% de cara al 2025.

La estabilidad en las perspectivas para Chile durante este año va también en la línea de que el Banco Mundial también mantuvo sus expectativas para el PIB de América Latina y el Caribe en 2,3%, pero bajó de 2,6% a 2,5% para 2025.

Ante esto y de cumplirse los pronósticos del Banco Mundial, Chile crecería en 2024 más que sus pares de Ecuador (0,7%), Bolivia (+1,5%) y Brasil (+1,5%). Pero se ubicaría por debajo de Argentina (2,7%), Paraguay (3,8%), Perú (2,5%) y Uruguay (3,2%). Mientras que, anotaría un desempeño similar que Colombia (1,8%) este año.

Por otro lado, el Banco Mundial también destacó el trabajo del manejo gasto fiscal del país: “Los estudios de caso de Noruega, Chile y Botsuana muestran que la calidad de sus instituciones -que es superior a la de sus homólogas- ayudó a limitar el impacto negativo de la volatilidad de los precios de las materias primas”.

“Estos casos de países también demuestran que las reglas fiscales o los fondos soberanos funcionan mejor cuando están bien diseñados, estrechamente vinculadas a objetivos políticos más amplios, y respaldadas por instituciones sólidas y un compromiso político”, añadió.

En relación con el mundo, los pronósticos del Banco Mundial, de un crecimiento de 2,4% para el 2024, se mantienen respecto a su reporte pasado: “Se prevé que el crecimiento mundial se desacelerará por tercer año consecutivo, y pasará del 2,6 % registrado el año pasado al 2,4% en 2024, esto es, casi tres cuartos de punto porcentual por debajo del promedio de la década de 2010″.

“La economía mundial está en mejor situación que hace un año: el riesgo de una recesión mundial ha disminuido, en gran parte debido a la fortaleza de la economía de Estados Unidos. Pero las crecientes tensiones geopolíticas podrían crear nuevos peligros a corto plazo para la economía mundial”, agregó el Banco Mundial en su perspectiva global.

En tanto, para las economías avanzadas se prevé que en 2024 el crecimiento se desacelerará y pasará del 1,5 % registrado en 2023 al 1,2% para este 2024.

Sin embargo, la región se desacopla de la tendencia, del mundo y sus principales economías, ya que se prevé un mejor desempeño en 2024 que en 2023, pasando de un crecimiento de 2,2% durante el año pasado al 2,3% proyectado.

Una estabilidad que se da en medio de unas perspectivas que no son las mejores condiciones para las economías emergentes, según el análisis del Banco Mundial. “Las perspectivas a mediano plazo de muchas economías en desarrollo se han ensombrecido en medio de la desaceleración del crecimiento en la mayoría de las principales economías, la lentitud del comercio mundial y las condiciones financieras más restrictivas de las últimas décadas”, dijo por medio de un comunicado.

“Se prevé que en 2024 el crecimiento del comercio mundial será solo la mitad del promedio registrado en la década anterior a la pandemia. Asimismo, es probable que los costos de endeudamiento para las economías en desarrollo —sobre todo las que tienen malas calificaciones crediticias— sigan siendo elevados, puesto que las tasas de interés mundiales se estancaron en niveles máximos de cuatro décadas en términos ajustados por inflación”, añadió.

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