El presidente estadounidense, Joe Biden, trasladó a su homólogo chino, Xi Jinping, en su primera llamada telefónica desde julio de 2022, la preocupación de Estados Unidos por el apoyo chino a Rusia en la guerra ucraniana.
“China es, por supuesto, un país soberano que tomará sus propias decisiones sobre sus relaciones, pero estamos bastante preocupados sobre la dirección que esto está adquiriendo”, dijeron a la prensa altos funcionarios de la Administración de Biden.
En declaraciones a la prensa antes de que se produjera la llamada, funcionarios de la Casa Blanca apuntaron que Biden tenía intención de centrar la conversación en la inquietud que siente Washington por la ayuda que Beijing ha prestado a la maquinaria de guerra rusa, al estimar que esto tendrá un impacto a largo plazo en la seguridad europea.
El último cara a cara entre ambos presidentes fue el pasado noviembre en los márgenes de la cumbre de la APEC (Foro de Cooperación Económica de Asia-Pacífico) en San Francisco y esta llamada fue una manera de mantener abierto el diálogo para “gestionar de forma responsable” la competencia entre los dos países y evitar malentendidos y conflictos.
De acuerdo con las citadas fuentes, Rusia no fue el único punto de fricción que Biden abordó durante el intercambio.
Se incluyó en ese diálogo, según adelantaron las fuentes, la importancia de mantener la paz y la estabilidad tanto en el estrecho de Taiwán, isla autogobernada que Washington en principio defendería frente a una eventual invasión china, como en el mar de China Meridional, rico en recursos y donde China mantiene disputas territoriales con países vecinos.
Biden subrayó la defensa estadounidense a la política de “una sola China” y también expresó la preocupación por las “acciones desestabilizadoras” en el mar de China Meridional, como el ataque en marzo de varios buques chinos con cañones de agua a un navío filipino en esas aguas disputadas.
Washington también presiona a Beijing para que use su influencia en Irán para que Teherán persuada a los hutíes, que se considera están bajo su órbita, de frenar sus ataques a embarcaciones en el mar Rojo.
“Estos están exacerbando las tensiones regionales, la inestabilidad y, por supuesto, afectando los flujos comerciales. China debería tener un interés muy directo en tratar de limitar esas consecuencias”, dijeron las fuentes.
Las advertencias de Biden a Xi también se elevaron a nivel bilateral. Desde Washington se incidió en que se seguirán tomando medidas para proteger sus intereses nacionales de seguridad y económicos.
El pasado 25 de marzo, por ejemplo, Estados Unidos vinculó al Estado chino con una conspiración para llevar a cabo cibercampañas maliciosas contra infraestructura crítica, por la que siete ciudadanos chinos han sido acusados.
“Hemos sido claros tanto en público como en privado de que seguiremos tomando acciones para abordar las amenazas a nuestra seguridad nacional por actividad cibernética maliciosa”, apuntaron las fuentes.
Desde la Administración de Biden se destacó que de esta conversación telefónica no se esperaban acuerdos, sino que era una puesta al día que entre otras cosas no ha sido posible antes por la dificultad logística de organizarla con una diferencia horaria de 12 horas.
La conversación entre los dos líderes será seguida de visitas a China por parte de otros miembros del Ejecutivo. La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, irá al país “en los próximos días”, y el secretario de Estado, Antony Blinken, “en las próximas semanas”.
(Con información de EFE)