Entre fines de 2021 e inicios de 2022 la morosidad de las personas y empresas que tienen créditos con la banca anotó su menor nivel desde que hay registro en las cifras que publica la Comisión para el Mercado Financiero (CMF), esto es, desde enero de 2009.
Lo anterior, considerando que la morosidad mayor a 90 días en el sistema bancario alcanzó un 1,37% de las colocaciones comerciales de la banca en diciembre de 2021, mientras que llegó a 1,07% para la cartera de consumo en octubre de 2021, y en vivienda tocó ese mismo nivel en marzo de 2022. Todos esos son los menores niveles de los que hay registro en cada cartera.
Sin embargo, desde entonces la morosidad ha venido subiendo de manera persistente en la banca, y ahora las carteras de consumo y comercial están logrando un récord totalmente inverso al que anotaron hace dos años. Según las cifras de la CMF, la morosidad mayor a 90 días que hay en la cartera comercial del sistema bancario, alcanzó en febrero recién pasado su mayor nivel desde que el regulador lleva registro en su sitio web, es decir, desde enero de 2009, pues en el segundo mes de este año llegó a un 2,3% del total de colocaciones comerciales.
En tanto, la morosidad mayor a 90 días en la cartera de consumo también logró un récord tras llegar en febrero a 3,04%, su mayor nivel desde julio de 2009.
Por otro lado, si bien la mora en la cartera de vivienda también ha venido subiendo desde el mínimo que logró hace dos años, lo cierto es que está lejos aún de superar sus máximos históricos. Lo anterior, porque en febrero llegó a 1,97%, su mayor nivel desde julio de 2020, pero posicionándose muy lejos del peak de 6,43% registrado en junio de 2010.
Bajo este escenario, al ver el total de las colocaciones bancarias, la morosidad mayor a 90 días llegó en febrero a 2,28%, su mayor nivel desde febrero de 2013. El gerente de estudios de la Asociación de Bancos (ABIF), Matías Bernier, refuerza que “el índice de morosidad de la cartera de consumo y comercial hoy se ubica en niveles que no se habían visto desde el año 2009″.
Al respecto, Bernier asegura que “esto se explica principalmente por el pobre desempeño reciente de la economía local, que ha implicado un deterioro en los indicadores de mercado laboral y de rentabilidad de las firmas. Por ejemplo, dejando de lado los años más álgidos de la pandemia (2020-2021), las tasas de desempleo que vimos durante el año 2023 no las veíamos desde el año 2010 y la expansión de las remuneraciones reales en los cuatro años que han transcurrido desde el enero 2020 han sido solo un tercio de lo observado en los cuatro años anteriores a esa fecha”.
El gerente de estudios de la ABIF agrega que “el aumento en los índices de mora del sector de consumo y comercial es por cierto un indicador que tenemos que ir monitoreando”. Además, señala que “para el futuro, los escenarios base de instituciones como el Banco Central y el FMI sugieren que la actividad económica tendería a repuntar, la Tasa de Política Monetaria a disminuir, y los indicadores de mercado laboral a mejorar. En ese contexto, esperamos que la dinámica de la morosidad de los hogares y empresas vaya mejorando”.Por último, destaca que “la morosidad de los créditos hipotecarios ha seguido una dinámica un tanto distinta y aún se ubica muy por debajo de los niveles previos a la pandemia”.
Por su parte, el analista senior de BICE Inversiones, Ewall Strak, comenta que “los niveles de morosidad en la industria están muy elevados. Pero como contrapartida, la banca desde el año 2020 que ha realizado niveles extraordinarios de provisiones voluntarias, lo que la lleva a que indicadores de cobertura considerando estas provisiones adicionales, todavía estén en rangos saludables”. Eso sí, añade que “un problema potencial del nivel de morosidad actual, es que podría retrasar la reactivación del crédito”.
El equity research associate de Credicorp Capital, Daniel Mora, afirma que “efectivamente, estamos viendo un deterioro de la morosidad importante en todos los segmentos. Esto no es solamente un fenómeno de Chile, sino que ha sido evidente en todos los países de la región Andina (Colombia, Perú y Chile), países que cubrimos y hacemos seguimiento”.
Al respecto, Mora explica que, “de manera general, parte de esto viene explicado por los efectos de una débil actividad económica, alta inflación y tasas de interés históricamente altas, lo cual significó un esfuerzo adicional para hogares y empresas al momento de estar al día con sus deudas. Adicionalmente, se ve que el indicador de cartera vencida superó con facilidad las cifras registradas durante la pandemia, teniendo en cuenta que durante ese período se tuvieron los programas de alivio a hogares, los créditos Fogape, y los retiros de fondos de pensiones”.
En este sentido, detalla que “lo que estamos viendo en estos momentos es una normalización de estos indicadores y que están ahora más en línea con el escenario económico y con los efectos ocasionados por las altas tasas y la alta inflación. De hecho, cuando uno compara con Colombia y Perú, el sector bancario chileno se ha mantenido bastante resiliente a pesar del incremento en morosidad. Al mismo tiempo, los bancos han reportado cifras de provisiones controladas”.
También menciona que “el costo de riesgo trimestral de la industria (provisiones reportadas en el periodo sobre el promedio de la cartera bruta) se encuentra en 1,4%, incluso por debajo de lo visto durante pandemia. Lo anterior refleja que la banca a pesar de ver el incremento en morosidad, se siente confiada en que está bajo control y cuenta con ratios de cobertura (stock de provisiones sobre cartera vencida) que aún no generan alarma. El ratio de cobertura está en 163%, mientras que en febrero de 2013 se encontraba cerca de 120%-130%. Recordemos que los bancos más grandes registraron provisiones adicionales anticipándose a un escenario más difícil. Ese escenario no llegó en pandemia por los beneficios y retiros de fondo de pensiones, y esas provisiones adicionales son las que juegan un papel importante en este momento para cubrir potenciales pérdidas en los créditos actuales”.
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