Cada 31 de mayo se celebra el Día Mundial sin Tabaco, una iniciativa global impulsada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) que busca concientizar a las personas sobre los efectos nocivos de su consumo y promover la importancia de abandonar este hábito.
En el mundo hay alrededor de 1.300 millones de fumadores. Particularmente en Chile, el tabaquismo constituye una de las principales causas de enfermedades prevenibles y de muerte prematura, con 52 fallecimientos por día producto de esta adicción. Otros datos señalan, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), que anualmente el tabaco afecta a más de 62 mil personas por enfermedades pulmonares (EPOC); 31.000 por patologías cardíacas; 12 mil por accidentes cerebrovasculares; y 8.500 por cáncer.
“Tiene consecuencias devastadoras para nuestra salud. Daña directamente a los pulmones, provocando enfermedades crónicas como bronquitis y enfisema. Además, aumenta el riesgo de cáncer pulmonar, de boca, de lengua y otros tipos. También altera nuestro sistema cardiovascular, incrementando el riesgo de enfermedades del corazón y los vasos sanguíneos, como la cardiopatía coronaria, los accidentes cerebrovasculares, enfermedad arterial periférica y la hipertensión arterial”, explica Ricardo Lillo, académico de la Escuela de Medicina de la Universidad Bernardo O´Higgins (UBO).
Igualmente, el especialista detalla que el consumo de tabaco debilita el sistema inmunológico, lo que incrementa el riesgo de contraer infecciones respiratorias como la gripe, neumonía y tuberculosis, así como afectar negativamente a casi todos los órganos del cuerpo, generando daño a los ojos, la piel, los dientes y las encías.
Pero el tabaco no sólo impacta en la salud humana, sino también en el medio ambiente, principalmente debido a la producción, consumo y eliminación de los productos relacionados con el tabaco.
Entre sus efectos, comenta el docente de la UBO, destaca la deforestación ya que para la producción de tabaco se requiere el uso de grandes cantidades de madera. Además, al utilizarse una serie de productos químicos, incluyendo pesticidas y fertilizantes, es posible contaminar el suelo y el agua, así como generar residuos, lo que puede impactar en eventuales incendios forestales.
Programas de prevención y llamado a la juventud
Si bien la adicción al tabaquismo en suelo nacional ha venido marcando una tendencia sostenida a la baja desde la promulgación hace diez años de la ley 20.660, según la Encuesta Nacional de Salud (ENS), Chile continúa siendo uno de los países latinoamericanos con más altos índices de tabaquismo y con una fuerte presencia de esta industria.
“Por esto, es altamente valorable que Chile haya implementado una serie de medidas para combatir este problema, incluyendo la prohibición de fumar en lugares públicos cerrados, restricciones en la publicidad al tabaco, advertencias gráficas en los paquetes de cigarrillos y aumento en los impuestos a este mercado”, afirma el experto universitario Ricardo Lillo.
A ello se suma la ejecución de programas para prevenir el tabaquismo y servicios de tratamiento para ayudar a las personas a dejar de fumar, los que suelen incluir asesoramiento, apoyo psicológico y terapias de reemplazo de nicotina, y que están siendo impulsados por el gobierno y distintas organizaciones sanitarias.
Así también, bajo el lema “Proteger a los niños de la interferencia de la industria tabacalera” la Organización Panamericana de la Salud (OPS) se apresta a conmemorar el “Día Mundial Sin Tabaco 2024” mediante el cual buscan brindar una plataforma a la juventud de todo el mundo, a fin de generar conciencia para que la industria tabacalera cese de dirigirse a este grupo con productos nocivos para la salud.
“La juventud de todo el mundo está pidiendo a los gobiernos que adopten políticas que les protejan de las prácticas manipuladoras de las industrias tabacalera y otras afines, incluida la comercialización incesante de sus productos peligrosos a través de las redes sociales y las plataformas de streaming”, aseveran desde el organismo internacional, agregando que se deben fortalecer las políticas públicas para frenar el consumo de tabaco.