Era un tema que estaba dando vueltas en el Banco Central. Y por lo mismo ahora se ratifica la preocupación que el ente rector mostraba. En el Informe de Política Monetaria (IPoM) de junio, el instituto emisor subió su proyección de inflación para este año de 3,8% a 4,2% y para el próximo de 3% a 3,6%.
¿A qué se debe esta alza? principalmente al efecto de las cuentas de la luz. De acuerdo al BC, “las proyecciones de inflación total suben de manera importante, en particular durante 2025. En ello influye el impacto del shock de oferta asociado a precios de la electricidad más elevados y un mayor impulso de la demanda interna”.
En este punto, el ente rector argumenta que “a junio de 2025, de mantenerse los antecedentes conocidos y darse los supuestos macroeconómicos del escenario central, el efecto acumulado en el IPC sería de 145 puntos base”.
En ese sentido, subrayan que “las perspectivas para la inflación subyacente contemplan efectos indirectos acotados de la actualización tarifaria, que se refieren a los ajustes de costos en las empresas con tarifas reguladas y procesos de indexación de precios y salarios acordes con lo habitual”.
Por lo mismo, dicen que “las proyecciones para ese componente también incluyen el impacto del mayor gasto impulsado por el sector externo. Parte de estos efectos es compensada por un TCR que, respecto de marzo, adelanta su ajuste y converge a niveles más apreciados a lo largo del horizonte de proyección. Ello incide a la baja especialmente en la inflación proyectada de bienes”.
Para la actividad, el ente rector, sube el piso del rango previsto en marzo y pasa de 2% a 3% a uno entre 2,25%-3%. Según describen, el ajuste en relación con el rango previo se asocia a mejores datos efectivos por el lado del gasto y los alcances iniciales del alza del precio del cobre.
A mediano plazo, los efectos de este último elemento se compensan con el impacto negativo que tienen los reajustes de las tarifas de electricidad en el ingreso disponible de los hogares. Ello incide en la mantención del rango de crecimiento entre 1,5 y 2,5% para 2025 y 2026.
En la demanda, hay un cambio relevante, principalmente en las proyecciones para la Formación Bruta de Capital Fijo (inversión). En poco más de dos meses, el BC detectó que ahora la inversión no caerá 2% sino que -0,3%. “La revisión del precio del cobre eleva las perspectivas para la inversión minera, principalmente el próximo bienio, lo que también provoca efectos positivos en otros sectores”.
En ese sentido, dicen que se suman otros factores. “En lo inmediato, la menor contracción que se espera en 2024, especialmente en el componente de maquinaria y equipos, en línea con el supuesto de menores niveles del TCR y el comportamiento algo mejor de las importaciones de este tipo de bienes en lo más reciente”.
A mediano plazo, se agregan condiciones financieras que irán mejorando y la información del último catastro de la Corporación de Bienes de Capital, que incluye un 10% más de inversiones para el período 2024-2027. Para el próximo año también mejoró la proyección de inversión pasando de 3% a 5,4%.
Ahora bien, sobre el crecimiento previsto del consumo, este aumenta para este año de 2% a 2,8% “La evolución del mercado laboral seguirá sosteniendo el desempeño de la masa salarial, conforme al avance del ciclo, a lo que se añade la contribución de la mejora de los fundamentos antes citados. A mediano plazo, los efectos contractivos del alza de las tarifas eléctricas irán reduciendo el ritmo de crecimiento del consumo privado. Para el componente público, se espera una moderación de sus tasas de expansión hacia 2025 y 2026, acorde con la información del último Informe de Finanzas Públicas”. Así, la demanda interna subirá de 1,6% a 1,8% en 2024.
Para 2025, en tanto, pasó de 1,9% a 1,7% y para 2026 de 2,2% a 2,3%.
En relación a la política monetaria, el informe reforzó el mensaje que entregó ayer luego de la Reunión de Política Monetaria (TPM). En ese sentido, dice que, de concretarse los supuestos del escenario central, “la TPM habría acumulado durante el primer semestre el grueso de los recortes previstos para este año. En términos nominales, esta trayectoria está algo por sobre lo contemplado en el último Ipom”.
No obstante, aclara que “la TPM real del actual escenario central es menor que la implícita en el escenario de marzo para el corto plazo, aunque similar en promedio para los próximos dos años. “Ello es coherente con el marco de política monetaria de metas de inflación, que permite ir acomodando los shocks de oferta en el horizonte de política y, así, amortiguar su impacto en la actividad, la demanda y el empleo”.
Así, señala que el escenario central del Ipom de junio considera que “la TPM seguirá reduciéndose durante el horizonte de política monetaria, a un ritmo que tomará en cuenta la evolución del escenario macroeconómico y sus implicancias para la trayectoria de la inflación”.
Cobre al alza
Otra de las modificaciones que trae el Ipom es un mejor precio para el cobre. El escenario central de ahora considera que el precio promediará US$4,3 la libra entre 2024 y 2026, por sobre el US$3,85 supuesto en marzo. “Se estima que más de la mitad del incremento que acumula dicho precio desde principios de este año se debería a factores más persistentes”, indicó.
Asimismo, “las proyecciones incluyen un impacto positivo de este ajuste en varias dimensiones, entre ellas la inversión, las expectativas de los agentes y el saldo de la cuenta corriente”.
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