El expresidente ruso y actual vicepresidente del Consejo de Seguridad del país, Dmitri Medvédev, en una entrevista con el diario Argumenty i Fakty declaró que «tras el colapso de la Unión Soviética, Rusia mantenía una línea política de acercamiento a Occidente» y «en ese momento», la entrada del país en la OTAN «podría haber sido uno de los escenarios del desarrollo de los acontecimientos».
«Se trataba de hallar una posibilidad de alejarse de la división de Europa en bloques militares opuestos, superar las consecuencias de la Guerra Fría y encontrar una idea común como base para fortalecer la seguridad colectiva», evocó el alto funcionario ruso las aspiraciones de esa época.
No obstante, «en ese entonces, aquella oportunidad se perdió» y lo que pasó en Yugoslavia y los bombardeos a Belgrado por parte de la OTAN, «en violación de todas las normas del derecho internacional, disiparon completamente las antiguas ilusiones».
«Aunque, a decir verdad, creo que a nosotros, como sucesores de la URSS, ni en los años 90 nos hubieran aceptado en la alianza. Daba miedo, era peligroso: después de todo, [se trataba de] una gran potencia, aunque debilitada, un país enorme e impredecible», observó.
| «Pero si Rusia se hubiera desmembrado en unas siete u ocho partes, y si, además, hubiera renunciado a las armas nucleares, entonces nos habrían aceptado [en la OTAN] con muchísimo gusto», aseveró Medvédev.
«Nos hubieran devorado pedazo a pedazo, mojándose los labios de alegría. Y hubiera sido el colapso total de Rusia, eso que tanto anhelaban y siguen anhelando las élites anglosajonas», subrayó.
Occidente, «enemigo cínico y embustero»
Asimismo, el político ruso aseveró que EE.UU. y sus aliados, desde hace tiempo, «lo único que han querido es contener a Rusia y [lograr] su posterior derrota».
«Lo toleramos durante mucho tiempo. Esperábamos estar tratando no con enemigos cínicos y embusteros, sino con nuestros oponentes, aunque de larga data y muy hostiles. […] Incluso observando la desenfrenada política rusofóbica de Kiev, el despliegue de infraestructura militar de la OTAN en las proximidades inmediatas de nuestras fronteras, la humillación y opresión de nuestros compatriotas en los países bálticos, la imposición de sanciones, la histeria ‘anti-Crimea’ y ‘anti-Donbass’. No funcionó», señaló Medvédev.
Ante esta situación, Rusia tuvo que «pasar a una respuesta militar directa en el marco de la operación especial militar». Al responder a la pregunta de si Moscú debería haber lanzado la operación especial militar antes de 2022, Medvédev indicó: «Aquí no hay una única respuesta».
«Por un lado, era posible romperle el cuello al régimen de Kiev aun en la década de 2000, sacando del poder a los políticos corruptos y colgando en el Maidán a los nazis más odiosos. Por otro lado, esos conflictos requieren acumulación de poder económico y militar, ya que, obviamente, incluso en ese momento, la intervención de los países de la OTAN era casi inevitable, a pesar de todas sus garantías de amistad y asociación con Rusia», opinó.
«Hoy, nuestro país es mucho más fuerte que hace 20 años y está mucho mejor preparado para un conflicto de este tipo», concluyó.
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