Hace años que corre por Internet una imagen de Google Earth que muestra una enorme pirámide cubierta de nieve. Se halla ubicada en la Antártida, concretamente en las coordenadas 79°58’39.25″S 81°57’32.21″W muy lejos de cualquier actividad humana. ¿Se trata de un “simple” accidente geográfico o de una verdadera construcción piramidal erigida por alguna desconocida civilización?

La imagen fue descubierta en 2016 por algún internauta con mucho tiempo libre y, desde entonces, la comunidad científica ha ido desmintiendo los rumores en torno a la supuesta pirámide que concita el interés por igual de los entusiastas de las civilizaciones desaparecidas y los extraterrestres a quienes se atribuye su “construcción” en un lugar tan inhóspito.

Los geólogos aseguran que se trata de un «nunatak», palabra del idioma inuktitut que alude a cualquier pico rocoso que emerge del hielo o la nieve. Éste, en concreto, formaría parte de una cordillera de 400 km de largo por 48 de ancho que recibe el nombre de Ellsworth y que estaría oculta por la nieve. Cuando las temperaturas se templan dejan al descubierto varios picos que explicarían la similitud con las pirámides de Egipto en función de la erosión causada por la congelación y la descongelación o la convergencia de glaciares. Según esta idea, estaríamos frente a una pareidolia, como sucede, también según la ortodoxia, con las controvertidas pirámides de Bosnia.

No es la única anomalía en el continente helado. Recientemente, aparecía en las coordenadas 72°00’36.4″S 168°34’41.9″E, un misterioso rostro que recuerda, poderosamente a la cara de Cydonia, en el planeta Marte.

Como en el caso de la «cara» del planeta rojo, el juego de luces y sombras contribuye a crear un rostro inquietante porque, como definió su descubridor “ufo_scandinavia” a través de su cuenta en Instagram, la cara en cuestión parece la de un alienígena gris.

La estructura parece, en efecto, disponer de boca, nariz y al menos un ojo, el otro parece haberse erosionado o estar enterrado por la nieve, en la línea de lo que ocurría en el planeta Marte cuando la sonda espacial Viking 1 la fotografió por primera vez el 25 de julio de 1976.

Nuevas imágenes en alta resolución tomadas por la sonda Mars Global Surveyor, en 1998 y 2001, y por la sonda Mars Odyssey en 2002 determinaron que la imagen era en realidad una montaña que, bajo diferentes condiciones de iluminación, dibujaba esa cara. Conclusión: Una pareidolia. Parece que, a priori, la misma conclusión podría sacarse del «gris» de la Antártida.

En las redes sociales hay quien incluso le ha encontrado parecido con la encarnación física de Ahriman que utilizó el teósofo Rudolf Steiner para ilustrar su libro La encarnación de Ahriman. Esta entidad cuyo nombre significa «espíritu atormentador» es, según el zoroastrismo, el Satán destructor, la fuente de todos los males en el mundo. Aunque Ahriman fue conocido sólo a través de la mitología persa, Steiner lo presenta como una entidad espiritual viviente que actúa en el presente y que aparecerá en el primer tercio del este milenio. Hay que reconocer que parecido tiene… desde luego.

Para la ciencia, la existencia de civilizaciones antiguas en la Antártida es «totalmente imposible» puesto que se trata de un continente cuyas condiciones hacen imposible la supervivencia del ser humano.El continente helado se congeló hace la friolera de 23 millones de años y, por consiguiente, muchos tiempo antes de que el homo sapiens apareciera sobre la Tierra.

Otra teoría poco verosímil, asegura que Adolf Hitler, conocía la existencia de ruinas en la Antártida donde creó un búnker llamado Base 22 o Neuschwabenland.

Los nazis habrían hallado tecnología de otro mundo en la Antártida La Razón

Los nazis, en efecto, se interesaron por la Antártida a finales de la década de los años 30. La región ofrecía un atractivo geoestratégico único pues, frente a un inevitable conflicto mundial, necesitaría bases en el hemisferio sur, imprescindibles para el abastecimiento de buques y submarinos.

Siguiendo esta tesis, los nazis encontraron allí tecnología extraterrestre que, que con el paso de tiempo, estaba llamada a convertirse en un arma superpoderosa que les ayudaría a subyugar a toda la raza humana. No obstante no hay ninguna prueba de ello, parece que se trata sólo de un mito.

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