El Departamento de Justicia de Estados Unidos desveló este viernes cargos criminales por un complot iraní frustrado para matar al ahora presidente electo Donald Trump antes de las elecciones presidenciales de esta semana.
Una denuncia penal presentada ante un tribunal federal de Manhattan alega que un funcionario anónimo de la paramilitar Guardia Revolucionaria de Irán dio instrucciones a un contacto el pasado mes de septiembre para que elaborara un plan para vigilar y, en última instancia, matar a Trump.
La denuncia dice que el agente le dijo al contacto, identificado como Farjad Shakeri, que si no era capaz de crear un plan para entonces la operación se pausaría hasta después de las elecciones porque creía que Trump perdería y sería más fácil asesinarlo entonces.
Shakeri dijo al FBI que no pensaba proponer un plan para asesinar a Trump en los siete días que el funcionario había solicitado, según la denuncia.
La trama, con los cargos desvelados apenas unos días después de la victoria de Trump frente a la demócrata Kamala Harris, refleja lo que los funcionarios federales han descripto como esfuerzos continuos de Irán para atacar a miembros del gobierno de EEUU en suelo estadounidense.
“No hay diferencias”
El jueves, tras el triunfo electoral de Trump, el presidente de Irán, Masud Pezeshkian, declaró que es indiferente quien sea el presidente de Estados Unidos para el vínculo de Teherán con Washington.
“No hay diferencias para nosotros acerca de quién gane las elecciones en EEUU”, dijo Pezeshkian, según informó la agencia estatal IRNA. El mandatario iraní indicó que su país depende de “su fuerza interna” y que además ha dado prioridad al “desarrollo de las relaciones con países islámicos y vecinos”. Aún así, afirmó que mantendrá una “mente abierta y amplia en el cultivo de las relaciones con otros países”.
Horas antes, el portavoz del Ministerio de Exteriores iraní, Ismail Baghaei, había dicho que las elecciones estadounidenses son una oportunidad para “corregir los enfoques y políticas equivocados” de la Casa Blanca hacia Teherán.
Durante su primer mandato presidencial (2017-2021), Trump abandonó unilateralmente en 2018 el acuerdo nuclear firmado por seis potencias en 2015, que limitaba el programa nuclear iraní a cambio del levantamiento de las sanciones económicas. El republicano reimpuso las sanciones, lo que hundió la economía iraní hasta hoy y Teherán respondió con un aumento considerable de su programa nuclear, que también llega hasta la actualidad.
Las relaciones entre Irán y Estados Unidos, muy tensas en las últimas décadas, atraviesan uno de sus peores momentos tras el estallido de la guerra que enfrenta a Israel, que tiene a Washington como su principal aliado, con Hamas y Hezbollah, dos de los grupos islamistas apoyados por Irán.
/psg