“El 2025 vamos a tener una economía más estable y será mejor que la de 2024″, declaraba con energía Mario Marcel a principios de abril de este año. La apuesta del ministro de Hacienda entonces transmitía el optimismo del gobierno luego de un comienzo de año mejor a lo esperado en materia de actividad, a contrapelo de lo que proyectaban muchos analistas, un aumento récord del precio del cobre y una importante mejora en las proyecciones de crecimiento del Ipom de marzo del Banco Central.

Sin embargo, con el correr de los meses el panorama comenzó a nublarse lentamente. No sólo se deterioró el escenario proyectado por la autoridad para este año, sino que también se debilitaron las íntimas expectativas de que el último año de gobierno de Gabriel Boric fuera sustantivamente el mejor en materia económica de toda su administración.

“Para el 2025 proyectamos un crecimiento de 2,6%, pese a diagnósticos agoreros que nos decían que solo que creceríamos al 1,5%, y seguiremos en esa senda, recuperando el empuje y dinamismo que nuestro país merece y puede alcanzar”, dijo hace casi dos meses el propio Presidente Gabriel Boric en cadena nacional, al anunciar el Presupuesto 2025.

El nulo crecimiento de septiembre pasado, sumado a una sorpresiva inflación de un 1% para octubre, se convirtió en un “balde de agua fría” para las expectativas Marcel, quien anunció que esta semana bajará su proyección de crecimiento de la actividad para este año, fijada originalmente en 2,6%. Pero la ralentización del crecimiento de este año también comienza a impactar las proyecciones del 2025, en medio de una tasa de inversión que no repunta y una inflación más tozuda de lo estimado. Mientras Hacienda aún conserva una proyección de crecimiento de 2,7% para el próximo año, el mercado ya se ajustó y sólo vaticina una expansión de 2,1%, según la última Encuesta de Expectativas Económicas del Banco Central. Y Hacienda debió ajustar a la baja el alza del Presupuesto 2025 y anunciar recortes de gasto para el cierre de 2024.

El efecto Trump

Al escenario interno más delicado que ha vivido la economía chilena durante los últimos meses se suma ahora la incertidumbre que reina en los mercados mundiales a propósito de los efectos de la elección de Donald Trump en Estados Unidos y sus promesas económicas de campaña.

La controversial idea del republicano de subir los aranceles hasta un 20% a las importaciones generales y de fijar una tarifa de 60% para los productos chinos despierta una de las mayores amenazas para las economías emergentes como Chile, coinciden los analistas, quienes también asignan alta importancia a los factores locales en la ralentización del crecimiento.

Donald Trump
Las advertencias del presidente electo de EE.UU. podrían generar problemas para economías emergentes como Chile.

“Su reelección (de Trump) genera incertidumbre, especialmente en economías en desarrollo como la nuestra. La posible implementación de una agenda ultraprotectora, con aranceles del 60% a productos chinos, podría desatar una guerra comercial. En el contexto de un debilitamiento de la economía asiática, esto tendría un fuerte impacto en los países emergentes, especialmente en aquellos más abiertos al comercio y dependientes de las materias primas, como Chile, cuyo principal socio comercial es China, seguido por Estados Unidos. Más allá de lo comercial, existe también una dimensión geopolítica que añade complejidad a este cóctel de incertidumbre económica”, explica el coordinador académico del Centro de Estudios Públicos (CEP), Sebastián Izquierdo.

Sebastián Izquierdo
Sebastián Izquierdo, economista del CEP.

El economista Patricio Rojas, a su vez, cree que el panorama para el 2025 estará marcado por los mismos problemas locales observados este año. “Es decir, una economía chilena con bajo dinamismo, especialmente de la inversión privada y un consumo privado que crecerá no mucho más que el PIB. En particular, las expectativas son que la economía chilena crezca alrededor de 2%-2,2% durante el 2025″, proyecta el economista de Rojas y Asociados, quien cree que la elección de Trump confirma un escenario global con tasas de interés que no bajarán tanto, un precio del dólar “fuerte” y una economía china que crecería en 2025 algo menos de lo que lo hará el 2024.

“En este contexto, el precio del cobre y litio se estiman con expectativas negativas hacia el 2025, situación que presionará aún más las cuentas fiscales. En general, el panorama local para el próximo año continúa dependiendo mucho más del contexto local que internacional, ante lo cual no ha cambiado mucho respecto de los últimos meses. Lo que ha cambiado es el contexto en que se tendrá que mover el Banco Central respecto de su política monetaria, ya que un dólar más alto, más un impacto mayor de las tarifas eléctricas en la inflación junto a un gasto fiscal que se vislumbra más expansivo, hará que deba mostrar más cautela en la reducción de su tasa de interés, lo cual tenderá a afectar el impulso monetario contemplado para 2025″, complementa Rojas.

Patricio Rojas
Patricio Rojas, economista de Rojas y Asociados.

El economista de Gemines, Alejandro Fernández, comparte el análisis y estima que el mercado local ya había internalizado en sus proyecciones la llegada de Donald Trump al poder en EE.UU., y anticipa que el panorama más complicado podría manifestarse con mayor fuerza en 2026, ya que las medidas del gobierno norteamericano deberían tardar algunos meses en aplicarse luego del arribo del republicano a la Casa Blanca en enero próximo.

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