En el inicio de la sesión del miércoles en la Cámara de Diputados, el ministro de Seguridad, Luis Cordero (independiente), pidió la palabra para hacer un gesto inusual: ofrecer disculpas públicas por un altercado reciente con el diputado Jaime Araya (ind. PPD), ausente en la sala, pero “miembro destacante”, según lo describió el secretario de Estado.
“He debido referirme de forma impropia a las dudas que plantearon los diputados respecto al proyecto de Reglas de Uso de la Fuerza (RUF)”, reconoció Cordero, y agregó: “Me parece razonable expresar mis excusas públicamente ante esta Cámara”. Sus palabras fueron recibidas con aplausos transversales y destacadas por el presidente de la corporación, José Miguel Castro (RN).
El gesto del ministro se enmarca en una semana especialmente tensa. El martes por la noche, tras finalizar la sesión especial sobre la tragedia en el Estadio Monumental —donde murieron dos jóvenes—, Cordero confrontó directamente a Araya en el hemiciclo. El reproche surgió de un cuestionamiento colectivo formulado horas antes por diputados oficialistas durante la Comisión de Seguridad, donde se debatían las RUF.
Según testigos, el diálogo entre Cordero y Araya fue áspero, en presencia de la ministra de la Secretaría General de la Presidencia, Macarena Lobos (indep.), y del subsecretario Nicolás Facuse (PS), quienes presenciaron con sorpresa la escena. El enfrentamiento motivó una reunión de urgencia en la oficina de la Segpres con Lobos, Cordero y el ministro del Interior, Álvaro Elizalde (PS). El delegado presidencial metropolitano, Gonzalo Durán (Frente Amplio), aguardaba afuera, sin poder participar, en medio de la preparación de su defensa ante la acusación constitucional por los hechos en el recinto deportivo.
El conflicto de fondo fue político. La molestia de Cordero se arrastraba desde la tarde del martes, cuando diputados del Frente Amplio y el PC, acompañados por otros oficialistas, manifestaron su descontento con la forma en que el Ejecutivo había tramitado el proyecto. La diputada Maite Orsini (Frente Amplio) encabezó las críticas: “Esperaba conocer la estrategia legislativa y la posición política del ministerio. Lo que obtuvimos fue solo una exposición sobre la tramitación en el Senado”, reprochó.
Le siguieron Raúl Leiva (PS), Alejandra Placencia (PC), Lorena Fries (Frente Amplio) y Jaime Araya, quien cerró el bloque crítico cuestionando la falta de diálogo del ministro. Aunque Araya fue el rostro visible del conflicto, desde el oficialismo reconocen que la iniciativa vino principalmente del PC y el Frente Amplio, sectores inconformes con el actual texto del proyecto.
Ya en la comisión, Cordero intentó responder los emplazamientos, aunque visiblemente incómodo. En un momento, reaccionó con irritación al notar comentarios entre los diputados Diego Schalper (RN) y Andrés Longton (RN), exigiendo silencio para continuar su exposición. Aun así, defendió la postura del Ejecutivo: “No ha habido ambigüedad”, afirmó, admitiendo que el gobierno buscará ajustar el texto que proviene del Senado.
Las explicaciones no bastaron. El malestar persistió, y la señal fue clara: oficialistas y opositores optaron mayoritariamente por abstenerse en la recomendación a la sala sobre la votación del proyecto. Hubo 11 abstenciones y un rechazo.
Frente a este escenario, La Moneda optó por retirar la suma urgencia del proyecto, aunque la votación en sala se mantiene para el lunes próximo. Pese a que Araya aseguró que el incidente estaba cerrado, la tensión deja abierta la interrogante sobre el futuro de la reforma, que no convence ni al oficialismo ni al Ejecuti
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