Marco Enríquez-Ominami (MEO), figura recurrente en las contiendas presidenciales chilenas, utilizó su plataforma en X (ex-Twitter) para captar la atención de la hinchada de Universidad de Chile con un anuncio de alto impacto: la construcción de un estadio propio para el club en 2030, condicionado a reunir 10.000 firmas ante el Servel antes del 24 de mayo, fecha del aniversario institucional del equipo.
En su mensaje, dirigido explícitamente a los seguidores «azules», MEO vinculó su aspiración presidencial con un reclamo histórico del club: «Si ese día llegamos a las 10.000 firmas […], me comprometo ante notario con el mayor sueño azul: Un Estadio Para LaU en 2030», declaró. La estrategia, que mezcla plazos simbólicos y rituales notariales, busca capitalizar la frustración por la falta de un recinto propio, agravada tras el fracaso del proyecto «Estadio Azul» en 2018.
Crítica al gobierno y la narrativa del «miedo»
Enríquez-Ominami no solo apeló al fervor deportivo, sino que enmarcó su propuesta en una crítica directa al gobierno de Gabriel Boric, al que tildó de «anti-fútbol». Según el excandidato, la violencia de las barras bravas ha generado un «miedo» que paraliza las inversiones: «Están ciegos por el miedo a los delincuentes. No ven el potencial de desarrollo local […] Más comercio, más trabajo, más conectividad», argumentó, intentando reposicionar el estadio como un proyecto de desarrollo urbano integral.
Este enfoque busca trascender el debate sobre seguridad, vinculando la infraestructura deportiva con beneficios socioeconómicos. Sin embargo, omitió detalles clave: mecanismos de financiamiento, ubicación del recinto o cómo superaría obstáculos legales y comunitarios, aspectos críticos tras el rechazo municipal al proyecto en 2018.
La provocación a Colo Colo: Fútbol e historia política
El mensaje incluyó una capa de rivalidad clubística con fines propagandísticos. Al dirigirse a los hinchas de Colo Colo, MEO ironizó sobre el origen del Estadio Monumental —erróneamente asociado a Augusto Pinochet— para contraponer su propia obra futura: «Podrás decir “Y a ti te lo construyó ME-O”». La comparación, aunque históricamente inexacta (el Monumental se inauguró en 1989, pero su construcción fue iniciativa privada), revela un intento por apropiarse de narrativas simbólicas, asociando su figura con logros materiales frente a referentes autoritarios.
Análisis estratégico: ¿Firmas o ilusión?
La propuesta de MEO opera en tres niveles:
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Movilización digital: Usa el plazo perentorio (24 de mayo) y la meta de firmas —umbral bajo versus los 36.000 patrocinios requeridos para candidaturas independientes— para generar urgencia.
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Identidad clubística: Conecta con un símbolo de unidad azul, evitando polarizaciones ideológicas tradicionales.
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Narrativa de obra pública: Enlaza el fútbol con desarrollo local, buscando diferenciarse de lo que llama «miopía» gubernamental.
Riesgos: La promesa depende de dos variables inciertas —su candidatura y eventual elección—, y podría interpretarse como clickbait político. No obstante, refleja cómo el fútbol sigue siendo un catalizador eficaz para proyectos ambiciosos en la política chilena, incluso sin garantías de ejecución.
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