El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, reveló que podría visitar China en los próximos meses, tras recibir una invitación formal del mandatario chino Xi Jinping. La visita, aún no confirmada oficialmente, se enmarcaría en el actual contexto de renovadas tensiones bilaterales y representaría el primer encuentro personal entre Trump y Xi desde el inicio del segundo mandato del líder republicano, el pasado 20 de enero.
“El presidente Xi me ha invitado a China, y probablemente vayamos en un futuro no muy lejano. Un poco más adelante, pero no tanto”, declaró Trump desde el Salón Oval, durante una reunión con su homólogo de Filipinas, Ferdinand Marcos Jr.
Una gira asiática en el horizonte
De concretarse, la visita se daría en el marco de una gira por Asia que Trump planifica para el segundo semestre del año. Entre los escenarios evaluados se encuentra una posible escala durante la Cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC), que se realizará entre el 30 de octubre y el 1 de noviembre en Corea del Sur.
Otra opción sería la asistencia de Trump a la ceremonia en Beijing del 3 de septiembre, que conmemorará el 80° aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial, evento al que también fue invitado el presidente ruso Vladimir Putin. Desde el Kremlin, voceros confirmaron que no descartan un posible encuentro entre Trump y Putin si ambos coinciden en dicha celebración.
Fricciones persistentes entre Washington y Beijing
A pesar del tono conciliador mostrado en sus declaraciones, la eventual cumbre Trump-Xi ocurriría en un momento marcado por diversas tensiones entre las dos mayores economías del mundo. Entre los principales puntos de fricción destacan:
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La cuestión de Taiwán y la creciente militarización del estrecho.
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El comercio de sustancias ilícitas como el fentanilo.
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Las restricciones impuestas a ciudadanos y empresas estadounidenses en China.
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El respaldo diplomático y comercial de Beijing a Moscú en el contexto de la guerra en Ucrania.
Durante su encuentro con Marcos Jr., Trump hizo alusión a esos desafíos regionales, destacando su estrategia para reorientar la política filipina:
“El país quizá se estaba inclinando hacia China por un tiempo, pero lo desinclinamos muy, muy rápido”, dijo. No obstante, matizó sus dichos: “No tengo problema si se lleva bien con China, porque nosotros también nos estamos llevando muy bien con China”.
Trump busca un nuevo acuerdo comercial
El tono más diplomático del mandatario contrasta con la dura política que mantuvo frente a China durante su primer período presidencial, cuando impuso aranceles de hasta el 55% a productos chinos, en lo que se conoció como la guerra comercial. Actualmente, Trump insiste en la necesidad de un nuevo acuerdo comercial antes del 12 de agosto, aunque planea mantener una política de arancel base del 10% para todas las importaciones, con variaciones según el país de origen.
Desde Beijing, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino no confirmó la realización del encuentro, pero subrayó que la “diplomacia entre jefes de Estado juega un papel estratégico insustituible” en la relación bilateral.
Avances diplomáticos recientes
En paralelo, los canales diplomáticos siguen activos. El pasado 11 de julio, el secretario de Estado estadounidense Marco Rubio se reunió con el canciller chino Wang Yi en Malasia, y ambos calificaron el diálogo como “positivo y productivo”, destacando avances en la hoja de ruta para futuras negociaciones.
Asimismo, el secretario del Tesoro de EE.UU., Scott Bessent, anticipó que habrá “conversaciones en el futuro muy cercano” con el gobierno chino.
“El comercio está en un buen lugar. Ahora podemos hablar de otras cosas”, dijo en entrevista con CNBC, aludiendo a temas clave como las importaciones de petróleo sancionado o la necesidad de un reajuste estructural en la economía china.
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