Un grupo de científicos internacionales ha presentado un proyecto revolucionario que plantea el envío de pequeñas “nanonaves” hacia un agujero negro con el fin de estudiar de cerca uno de los fenómenos más misteriosos del universo. La propuesta, que hasta hace poco parecía ciencia ficción, podría convertirse en realidad en apenas unas décadas gracias a los avances en tecnología espacial y propulsión láser.

Impulsadas por rayos láser desde la Tierra

La iniciativa se inspira en conceptos como el proyecto Breakthrough Starshot, pero adaptados para misiones más extremas. El plan contempla el uso de potentes rayos láser dirigidos desde la superficie terrestre para acelerar diminutas sondas —del tamaño de una tarjeta de crédito— hasta una fracción significativa de la velocidad de la luz.

Estas nanonaves, equipadas con cámaras, sensores y transmisores de datos, serían enviadas a las proximidades de un agujero negro seleccionado, probablemente uno de los más cercanos a la Tierra, como Sagitario A* en el centro de la Vía Láctea, o el agujero negro de la estrella V616 Monocerotis.

Un reto científico y tecnológico sin precedentes

Uno de los líderes del proyecto, el astrofísico Dr. Liam Chen del Instituto de Estudios Cósmicos de Cambridge, explicó: “Obtener datos directos de las inmediaciones de un agujero negro sería un salto gigantesco para la física. Podríamos comprobar teorías sobre la relatividad general, la naturaleza del horizonte de sucesos y, quizá, descubrir fenómenos que aún no imaginamos”.

El desafío no es menor: las sondas deberán sobrevivir a la intensa radiación, transmitir datos a distancias de miles de millones de kilómetros y maniobrar en un entorno donde el espacio-tiempo está extremadamente distorsionado.

Objetivos de la misión

El plan contempla varios objetivos clave:

  • Medir con precisión la curvatura del espacio-tiempo cerca del horizonte de sucesos.

  • Analizar la radiación de Hawking (si es que puede detectarse).

  • Observar la dinámica del disco de acreción que rodea al agujero negro.

  • Buscar señales de fenómenos cuánticos en la interacción de la materia y la gravedad extrema.

Horizonte temporal: unas pocas décadas

Los investigadores estiman que con el ritmo actual de desarrollo de láseres de alta potencia y tecnología de miniaturización, la misión podría lanzarse en un plazo de 20 a 30 años. La cooperación internacional sería clave, ya que el proyecto requeriría una infraestructura global para coordinar el lanzamiento y seguimiento de las sondas.

La doctora Elena Kravchenko, física teórica del MIT, afirmó: “Estudiar un agujero negro de cerca podría ser para el siglo XXI lo que la llegada a la Luna fue para el siglo XX: un antes y un después en nuestra comprensión del cosmos”.

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