El Bodo,equipo de una ciudad de 55.000 habitantes, será el equipo más al norte en disputar la fase Liga de la Champions League. Lo ha logrado tras aguantar la goleada (5-0) al Strum en la ida, cayendo derrotado por la mínima (2-1) en la vuelta en Austria. Los noruegos lucharán por la ‘Orejona’ por primera vez en su historia.
La ciudad de Bodo, situada a 3.725 kilómetros al norte de Roma, vivió una doble emoción única: el equipo alcanzó el logro más grande de su historia y, para sorpresa de todos, pudieron celebrarlo bajo la luz del sol, un lujo que solo disfrutan durante 54 días al año.
Que más del 70% del alcohol que se consume en Noruega sea cerveza ya da una idea del ambiente que se respiró en esos clásicos barsuchos de techo nevado que abundan en Bodo: la euforia de los hinchas desbordó esos espacios cálidos y bien calefaccionados, mientras afuera la primavera apenas alcanzaba los 2 °C de máxima. A 1.188 kilómetros de Oslo, esta ciudad es la primera de las siete del país situadas dentro del Círculo Polar Ártico. Un dato que potencia la gesta del Glimt, que hizo historia al convertirse en el primer equipo noruego —y el primero del Ártico— en meterse entre los cuatro mejores de una copa internacional europea.
El aislamiento geográfico y las limitaciones estructurales del norte de Noruega supusieron un obstáculo para los equipos de la región, que durante décadas estuvieron excluidos de la primera división nacional. Sin embargo, en 1972, los clubes del norte finalmente fueron admitidos en la élite del fútbol noruego, un cambio significativo que abrió nuevas oportunidades para el Bodo/Glimt. En 1975, el club alcanzó un hito histórico al convertirse en el primer equipo del norte en ganar la Copa de Noruega, un logro que solidificó su estatus como emblema del orgullo regional y marcó un punto de inflexión en su historia.
A pesar de este éxito inicial, el Bodo/Glimt enfrentó dificultades en las décadas siguientes. Durante los años 80 y 90, el club atravesó altibajos, alternando entre la primera y la segunda división noruega, lo que dificultó su estabilidad y crecimiento. A pesar de ello, en 1993 volvió a hacer ruido al llegar a una nueva final de la Copa, aunque en esta ocasión no logró coronarse campeón. A pesar de las fluctuaciones, el equipo siguió consolidándose como una fuerza competitiva, estableciendo una base sólida para futuros logros.
el Bodo/Glimt atravesó otro período de dificultades, con descensos a la segunda división y problemas financieros que pusieron en riesgo su futuro. Sin embargo, la llegada del entrenador Kjetil Knutsen en 2018 marcó el comienzo de una transformación radical. Knutsen implementó un estilo de juego moderno y ofensivo, centrado en la presión alta y el juego posicional, que permitió al equipo recuperar su identidad y ascender a la élite. Esta renovación táctica no solo mejoró el rendimiento del equipo, sino que también atrajo la atención de la comunidad futbolística internacional.
Está claro: ha logrado forjar una identidad única, vinculada a su comunidad y región. Su apodo, “Glimt”, que significa «destello», refleja la energía y la pasión del norte de Noruega, zona de auroras boreales. Es único, hasta en la pasión de sus hinchas, conocidos por su lealtad y fervor, se refleja en un peculiar símbolo: los cepillos amarillos. Durante los partidos importantes, los seguidores suelen agitar estos cepillos, en una manifestación visual de apoyo al equipo, creando un mar de color amarillo en las gradas del estadio. Este gesto se ha convertido en un emblema de la identidad del club, simbolizando no solo la energía del equipo, sino también la conexión profunda entre el Bodo/Glimt y su gente. El club sigue siendo un faro de esperanza para el norte de Noruega, un lugar donde la pasión por el fútbol se mantiene viva, a pesar de las adversidades geográficas.
/José Pablo Verdugo