En ocasiones, parece que el día no tiene suficientes horas para cumplir con todas nuestras tareas. Lo que muchos consideran una mera sensación subjetiva, podría tener algo de fundamento científico: en lo que va del año, tres días fueron entre 1,3 y 1,51 milisegundos más cortos de lo habitual debido a un ligero aumento en la velocidad de rotación de la Tierra.

Desde 2020, los científicos han observado que el planeta gira cada vez más rápido, lo que plantea una inquietante pregunta: ¿Qué pasaría si esta aceleración se volviera drástica?

La rotación de la Tierra se acelera: ¿una amenaza silenciosa?

Aunque los cambios actuales son imperceptibles para las personas, los científicos advierten que un aumento sostenido en la velocidad de rotación podría tener consecuencias globales.

Solo con que la Tierra girara 1,6 km/h más rápido, se generarían desviaciones en la órbita de los satélites de comunicación, ya que estos están programados para sincronizar su movimiento con la rotación terrestre.
Esto podría provocar:

  • Interrupciones en las comunicaciones satelitales

  • Fallas en la transmisión de televisión

  • Impactos en operaciones militares y sistemas de navegación

Días más cortos y relojes biológicos alterados

Si el planeta girara aún más rápido, por ejemplo 160 km/h por encima de lo habitual, los días dejarían de durar 24 horas y pasarían a tener solo 22 horas. Esto provocaría un constante desfase en nuestros relojes biológicos, afectando el sueño, la salud mental y los ritmos circadianos de millones de personas en todo el mundo.

Fuerza centrífuga: cuando la velocidad desafía a la gravedad

Otro efecto potencial de una mayor velocidad de rotación es el incremento de la fuerza centrífuga. Actualmente, la gravedad mantiene todo pegado a la superficie del planeta, pero si la velocidad aumentara significativamente, la fuerza centrífuga podría superar a la gravedad, haciendo que objetos, estructuras y hasta masas de agua se alejaran del eje terrestre.

Si la Tierra girara más rápido, la fuerza centrífuga superaría a la gravedad”, explicó Sten Odenwald, astrónomo de la NASA.

Inundaciones masivas y terremotos más frecuentes

Uno de los escenarios más alarmantes tiene que ver con el impacto sobre el nivel del mar y los desastres naturales.

El profesor Duncan Agnew, geofísico de la Universidad de California en San Diego, señaló que los cambios más notorios ocurrirían en las mareas. La aceleración haría que los océanos se acumularan alrededor del ecuador, modificando la forma del planeta hasta asemejarlo a un diamante achatado, con zonas del hemisferio norte y sur inclinadas.

La cuenca del Amazonas, el norte de Australia y muchas islas ecuatoriales quedarían sumergidas”, advirtió Witold Fraczek, analista de la empresa ESRI.

Pero eso no sería todo. Un giro más veloz también implicaría un mayor movimiento de las placas tectónicas, lo que podría derivar en más terremotos y mayor actividad sísmica.

Las placas se moverían más rápido, lo que sería desastroso para la vida en el planeta”, agregó Fraczek.

¿Podría ocurrir realmente este escenario?

A pesar de lo alarmante que suena, los expertos descartan que una aceleración extrema de la rotación terrestre sea plausible.

Este tipo de escenarios son particularmente absurdos. No hay evidencia de que algo así haya ocurrido nunca en ningún planeta o estrella”, afirmó el profesor Duncan Agnew.

Conclusión: una aceleración real, pero limitada

Aunque la Tierra realmente está girando ligeramente más rápido, los cambios actuales no representan una amenaza directa para la vida cotidiana. Sin embargo, la comunidad científica continúa monitoreando estos fenómenos, ya que incluso mínimas alteraciones en la rotación pueden tener implicaciones en tecnología, geofísica y cronometraje global.

Por ahora, no hay razón para alarmarse, pero sí para comprender la delicada relación entre los movimientos del planeta y nuestra vida diaria.

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