La decisión del Tribunal Calificador de Elecciones (Tricel) de excluir la candidatura a diputado de Daniel Jadue no es solo un revés legal para el exalcalde de Recoleta, sino que representa una fractura política de alto impacto al interior del Partido Comunista (PC), dejando al descubierto la profunda pugna entre la actual directiva y la generación de recambio allegada al gobierno.

La candidatura de Jadue —considerado el controlador de facto del PC desde que su corriente interna arrasara en las elecciones del último Comité Central— fue impulsada por la directiva que preside Lautaro Carmona, demostrando el poder de la alianza que hoy gobierna el partido. Sin embargo, el fallo del Tricel supone un fuerte golpe no solo para el exalcalde, sino también para Carmona y los históricos de la colectividad, quienes se enfrentan internamente a la línea representada por la ministra Camila Vallejo, el exconstituyente Marcos Barraza y su candidata presidencial, Jeannette Jara, entre otros.

Un movimiento calculado en un tablero complejo

Según se ha extendido en el PC, Carmona habría dejado correr la candidatura de Jadue muy consciente de que podía caerse en el camino, bajo la tesis de que con el solo hecho de levantarla daba por cumplida su tarea con él —versión que sus cercanos niegan—. No obstante, el margen de maniobra del presidente del partido era escaso. Carmona había jugado todas sus cartas para que Jadue, y no Jara, fuera el candidato presidencial, una pugna que se zanjó en abril a favor de la exministra tras una inédita arremetida de la disidencia. Todo apunta a que esa operación fue liderada por la ministra Camila Vallejo.

La bomba del Tricel estalla en un momento de grietas irreconciliables a nivel personal, algo inédito en el partido. Los constantes desmarques de la directiva hacia la candidatura de Jara y La Moneda han escalado el conflicto, agravado recientemente por las críticas de Carmona a la gestión de Mario Marcel en Hacienda y la revelación de una conversación privada de la candidata.

Desde el otro frente, Jara llegó a decir que era mejor que Jadue se dedicara a preparar su defensa ante la justicia. En este sentido, el fallo del Tricel opera como una buena noticia para la candidata en el frente interno, trasladando una victoria partidaria a la opinión pública.

El trasfondo estratégico: ¿Poder o proyecto?

Dentro del partido circulan al menos dos lecturas sobre la disputa. La primera la reduce a una cuestión de poder: una candidatura robusta de Jadue potenciaría a sus adversarios internos y debilitaría a la directiva. La segunda, que cobra más fuerza, apunta a una convicción de que su abanderada no tiene opciones de llegar a La Moneda y que carece de sentido embarcarse en una campaña que levanta más las banderas del Socialismo Democrático que las propias. Como sea, la derrota de Jadue deja a la centroizquierda como una de las grandes ganadoras.

Escenarios futuros: Lawfare y la sombra del juicio

El análisis interno del PC estima que, en cualquier escenario, Jadue dificilmente perderá su ascendencia al interior del partido. Su discurso radical está anclado en las bases y ha logrado capitalizar su tesis del lawfare (persecución judicial), alineándose con figuras latinoamericanas como Evo Morales o Rafael Correa.

La incógnita ahora se centra en la estrategia de Lautaro Carmona. El desafío será cómo sorteará este entuerto y si activará una ofensiva política ad portas del juicio que la Fiscalía Centro Norte prepara contra Jadue, donde se le piden 18 años de presidio y 15 de inhabilidad por los delitos de fraude al fisco, estafa, cohecho y delito concursal. La respuesta de la directiva definirá el nuevo equilibrio de poder en el partido

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