Un choque entre tradición, simbolismo y política marcó el inicio de las Fiestas Patrias 2025, luego de que el Presidente Gabriel Boric decidiera «inaugurar» las celebraciones en la Fiesta de la Pampilla, en Coquimbo, un acto que generó malestar al interior de la Municipalidad de Santiago, encabezada por el alcalde Mario Desbordes (RN).
La Declaración que Encendió la Mecha
El conflicto se desató no solo por la presencia del mandatario en Coquimbo, sino por las palabras que eligió durante el evento, al que calificó como “la fiesta popular más grande del país”. Boric declaró: “Generalmente las Fiestas Patrias dicen que se abren en el Parque O’Higgins, en la comuna de Santiago. Pero hoy las Fiestas Patrias en Chile se abren desde La Pampilla, en Coquimbo”.
Esta frase, con un claro tono de redefinición protocolar, fue interpretada en el edificio municipal como un desplante deliberado que buscaba restar relevancia a la ceremonia tradicional de la capital.
La Reacción del Edil: Un Discurso de Respuesta Anunciado
La situación se agravó por la falta de coordinación. Fuentes cercanas al alcalde Desbordes indican que no estaba al tanto de la agenda presidencial en Coquimbo, lo que fue percibido como una falta de comunicación. Desde La Moneda, en cambio, se argumentó que el viaje respondió a una invitación que el mandatario aceptó.
Este episodio colmó la paciencia del líder comunal. Según ha comunicado a su entorno, durante la inauguración de las fondas en el Parque O’Higgins esta noche—evento al que sí confirmó su asistencia el Presidente—, Desbordes cuestionará públicamente a Boric por su decisión de priorizar La Pampilla y, en consecuencia, «quitarle relevancia» a la ceremonia capitalina.
Análisis: Más que una Fonda, un Símbolo de Rivalidad Política
Este incidente trasciende una simple discusión sobre el lugar de inauguración. Se analiza en claves políticas y simbólicas:
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Centralismo vs. Regiones: El gesto de Boric se enmarca en su discurso de descentralización, buscando llevar la figura presidencial a territorios históricamente relegados de los actos protocólicos.
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Tensión Política Gobierno-Oposición: La relación entre un gobierno de izquierda y un alcalde opositor de RN ya es compleja. Este evento actúa como un catalizador, transformando un tema ceremonial en un campo de batalla política.
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El Peso del Simbolismo: Ambas locaciones son símbolos poderosos. El Parque O’Higgins representa la tradición y el centralismo histórico. La Pampilla, en cambio, es un ícono de la celebración popular masiva y espontánea. La elección de Boric es, en esencia, una toma de posición simbólica.
ABUENAMIENTO EN EL PARQUE O´HIGGINS
En una ceremonia cargada de simbolismo y tensión contenida, el Presidente Gabriel Boric inauguró anoche las fondas del Parque O’Higgins, poniendo fin formal a una pugna protocolar de dos días con el alcalde de Santiago, Mario Desbordes (RN). El evento, que siguió a la polémica inauguración del mandatario en La Pampilla, se transformó en un acto de apaciguamiento público, donde ambos líderes optaron por el llamado a la unidad, aunque sin ocultar del todo las diferencias subyacentes.
El Discurso del Alcalde: Una Obertura de Unidad con Subtexto Político
Desbordes abrió la ceremonia con un discurso que, si bien apeló explícitamente a la cohesión, contenía mensajes interpretados como guiños críticos. Al señalar que “a cada generación le toca la tarea de dar forma a esa unidad” y enfatizar que esto no es posible “sin apertura, sin respeto, sin tolerancia”, el edil pareció abogar por un protocolo inclusivo que respetara las tradiciones centralistas. Su cierre fue aún más elocuente: deseó que “nos reencontremos con esa unidad y esa chilenidad que, a ratos, echamos de menos en quienes tenemos el poder”, una frase que resonó como un mensaje dirigido directamente al Presidente y su decisión inicial.
La Réplica de Boric: Reconocimiento Táctico y Agenda Propia
El Presidente, subiendo al escenario minutos después, ejecutó una jugada de reconocimiento táctico. En lugar de ignorar la diatriba previa, citó en dos oportunidades al alcalde Desbordes, validando sus palabras sobre lo que une a los chilenos y la historicidad de la fiesta del Parque O’Higgins. Este gesto fue leído como un esfuerzo por desactivar la controversia y proyectar estadismo.
Sin embargo, Boric fue más allá, transformando el llamado a la unidad en una lección de política práctica. Al destacar que a ambos les “logramos ponernos de acuerdo, pese a que pensamos diferente”, el mandatario envió un mensaje dual: al ciudadano de a pie, le mostró que la convivencia democrática es posible; a su contraparte opositora, le recordó que, pese a las diferencias, la gobernabilidad requiere acuerdos. Finalmente, se apropió del llamado al “cariño” del alcalde para redirigirlo hacia un mensaje de seguridad pública, pidiendo a la ciudadanía que “si van a manejar, no tomen”, un guiño a su agenda de gobierno que le permitió cerrar con aplausos.
Análisis: Un Armisticio Protocolar, no una Reconciliación
El desarrollo de la velada deja en evidencia varios puntos:
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Victoria Simbólica para Desbordes: El alcalde logró que el Presidente se presentara en su ceremonia y, además, reconociera la primacía histórica del Parque O’Higgins, reafirmando la tradición que sintió vulnerada.
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Triunfo Estratégico para Boric: El mandatario cumplió con el protocolo de la capital sin retractarse de su gesto descentralizador en La Pampilla. Al citar y luego superar el discurso del alcalde con un mensaje de altura, proyectó una imagen de Presidente por sobre la pugna.
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La noche finalizó con una décima y el tradicional «¡Viva Chile!», pero el episodio deja claro que en la política chilena, hasta las Fiestas Patrias son un campo de batalla donde se libran, con sonrisas y palabras cuidadosas, pulso
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