A pco más de una semana de un proceso eleccionario que parece definir sus contornos finales, el debate organizado por la Asociación de Radiodifusores de Chile (ARCHI) en la Casa Central de la Universidad Católica trascendió la mera confrontación de propuestas para convertirse en una radiografía de las tensiones estratégicas que atraviesan a los bloques políticos. Este encuentro, penúltimo antes del cierre de la etapa de debates con el de la Asociación Nacional de Televisión (ANATEL), evidenció un tablero electoral donde la candidata oficialista, Jeannette Jara, opera con la relativa seguridad de acceder al balotaje, desplazando el foco de la competencia hacia una compleja pugna interna en el sector de centroderecha y derecha.
La Disputa por el Alma de la Oposición: Estrategias Divergentes en un Espacio Fragmentado
El escenario opositor se caracteriza por una soterrada pero intensa competencia triangular entre José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser. Lejos de buscar un enfrentamiento directo, cada campamento ha adoptado una estrategia calculada para eludir errores y maximizar su posicionamiento de cara a una eventual segunda vuelta.
José Antonio Kast: La Estrategia del «Low Profile» y la Consolidación. El comando de Kast ha internalizado que, al ostentar un segundo lugar relativamente cómodo, su prioridad es la contención de riesgos. La instrucción, según su entorno, es mantener un perfil bajo en los debates, evitar roces con sus pares y centrar la artillería en el Gobierno y la candidata oficialista, Jeannette Jara, con énfasis en propuestas emblemáticas como el endurecimiento de la política migratoria. Esta estrategia de bajo perfil, si bien le hace ceder protagonismo momentáneo, se fundamenta en un cálculo pragmático: los beneficios de una exposición excesiva no superan el riesgo de un traspié. Además, su mirada está puesta en el balotaje, para el cual buscan diferenciar el relato «de nicho» de Kaiser de uno con mayor potencial de convocatoria transversal.
Johannes Kaiser: La Diferenciación por la Vía Temática. El abanderado del Partido Nacional Libertario ha optado por una fórmula distinta. Consciente de que un enfrentamiento frontal sería contraproducente, Kaiser busca erigirse como la figura emergente del espacio mediante la instalación de temas que el resto de la derecha mantiene al margen, como los derechos humanos o los beneficios carcelarios a exuniformados. Su performance en los debates se caracteriza por un tono frontal, pero canalizado hacia blancos fuera de su bloque, como Eduardo Artés o la propia Jara. Su objetivo es claro: proyectar un crecimiento sostenido que le permita disputar el liderazgo futuro de la derecha, consolidando una identidad ideológicamente más definida.
Evelyn Matthei: La Apuesta por la Experiencia y los Guiños Bifrontes. La campaña de Matthei reconoce un desempeño menos vistoso en el debate de la ARCHI, atribuido en parte a un cuadro gripal de la candidata. Sin embargo, su estrategia central se mantiene: subrayar su trayectoria y experiencia en gestión, contrastándola con la de sus rivales, y evitar explícitamente los roces internos durante los debates. No obstante, esta postura de unidad se ve matizada por acciones externas al escenario debate. El lanzamiento de un video musical con duras críticas veladas a José Antonio Kast («un buen presidente no puede presentar solo un gobierno de emergencia») revela una estrategia dual: mantener la compostura en público mientras se emiten mensajes de diferenciación a través de canales alternativos, una jugada que, según analizan en su entorno, no es del agrado de todos los sectores de la coalición.
Jeannette Jara y el Dilema del Oficialismo: La Delicada Artimaña del Desmarque
Por su parte, la campaña de Jeannette Jara enfrenta el desafío estructural de ser la candidata de un Gobierno con niveles de aprobación que, según las encuestas, constituyen su piso y su techo electoral. Su reciente y enfática crítica al Ejecutivo en materia de Vivienda—particularmente contra la eliminación de la partida de libre disposición para la reconstrucción de Viña del Mar y los déficits en el presupuesto del sector— responde a una estrategia analítica y de doble nivel.
Expertos consultados coinciden en que este movimiento tiene un trasfondo electoral profundo. Como señala Mario Herrera, académico de la Universidad de Talca, «Jara descubre que su problema es al mismo tiempo una ventaja. […] Al tensionar con La Moneda en temas sensibles como vivienda, busca ampliar su frontera electoral hacia sectores moderados y populares que comparten demandas sociales, pero no necesariamente simpatizan con el Gobierno». Se trata de una «jugada de diferenciación controlada» para comprar tiempo y entrar antes en la lógica de la segunda vuelta, donde necesitará ampliar su base más allá del núcleo duro oficialista.
Sin embargo, la efectividad de esta maniobra es puesta en tela de juicio. Rodrigo Pérez de Arce, investigador de Faro UDD, advierte sobre un problema de credibilidad: «Distanciarse del PC y de Boric no le ha servido, ambos gestos se ven calculados y tardíos. No hay desmarcación posible cuando has sido parte de lo que se considera el problema». En la misma línea, Marco Moreno, académico de la Universidad Central, sostiene que Jara busca superar el «techo Boric»—ese 30% de aprobación presidencial— al tensionar con La Moneda en temas sensibles para mostrarse con carácter propio, sin romper con la coalición que la sostiene.
Conclusión: El Tablero se Define en las Estrategias de Consolidación y Expansión
En la recta final, las campañas se replegan hacia sus cierres, con actos programados en regiones como el de Kast en Viña del Mar. El debate de la ARCHI dejó en claro que la elección se dirime no solo en las propuestas, sino en la capacidad de los candidatos para ejecutar estrategias de alto nivel. Mientras la derecha libra una batalla interna por la definición de su liderazgo y proyecto futuro, el oficialismo intenta la compleja tarea de distanciarse de su propio Gobierno para captar un voto centrista, sin fracturar la base que lo llevó a La Moneda. El escenario post-debate confirma que la política chilena se encuentra en un momento de reacomodo táctico, donde cada movimiento está calculado para los dos tiempos de la contienda: la primera vuelta y el decisivo balotaje de diciembre.
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