El flujo de recursos hacia las campañas presidenciales y parlamentarias volvió a instalarse como uno de los termómetros más nítidos para comprender las correlaciones de fuerza que se juegan en la elección del 16 de diciembre. Según el registro oficial del Servicio Electoral (Servel), entre inicios de septiembre y el 7 de noviembre los candidatos han recibido más de $ 32 mil millones, provenientes tanto de aportes privados como de mecanismos de financiamiento público ligados a los partidos y a futuros reembolsos fiscales, calculados en función de los votos obtenidos.

Aunque parte relevante de estos recursos proviene de créditos y aportes internos de los partidos, la inyección privada —efectuada por personas naturales con o sin publicidad— permite observar patrones de preferencia política, redes históricas de influencia y también el peso creciente de ciertos liderazgos al interior de la derecha.

Concentración y dinámica del dinero

El último archivo disponible del Servel muestra que unos $ 18 mil millones han sido destinados a las campañas presidenciales y a los partidos. Paralelamente, un análisis del centro de estudios Espacio Público calculó $ 10.900 millones para campañas de diputados y casi $ 3.500 millones para candidatos al Senado, donde un tercio corresponde a financiamiento estrictamente privado.

En este ciclo, la competencia parlamentaria adquirió un tono inédito. Una inserción publicada en junio en El Mercurio —firmada por profesionales, ejecutivos y empresarios— llamaba a José Antonio Kast, Evelyn Matthei y Johannes Kaiser a unificar fuerzas bajo una lista común. Sin embargo, pocos de los firmantes terminaron apareciendo en los registros del Servel.
Aun así, el predominio es claro: la mayoría de los aportes empresariales visibles se concentran en Matthei y Kast, así como en las listas parlamentarias que los respaldan: Chile Grande y Unido (UDI, RN, Evópoli) y Cambio por Chile (Partido Republicano y Partido Nacional Libertario).

Senado y Cámara: dónde se mueve el capital electoral

En el Senado, el liderazgo financiero es marcado. Arturo Squella, presidente del Partido Republicano y candidato por Valparaíso, encabeza la recaudación con $ 300 millones, incluidos créditos. Le siguen María José Hoffmann (UDI) en la misma región con $ 247 millones, Juan Antonio Coloma Álamos (UDI) por el Maule con $ 159 millones, y Andrés Longton (RN) también en Valparaíso con $ 153 millones.

En la Cámara, el distrito 11 —uno de los bastiones electorales de mayor votación de la derecha— concentra los recursos más abultados: Constanza Hube (UDI) acumula $ 190 millones, Diego Schalper (RN) llega a $ 158 millones, y Francisco Undurraga (Evópoli) a $ 93 millones. Otros distritos clave incluyen al presidente de la UDI, Guillermo Ramírez, con $ 167 millones en el distrito 9; Chiara Barchiesi (Republicanos) con $ 131 millones en Valparaíso; Jorge Alessandri (UDI) con $ 122 millones en el distrito 10; y los hermanos Tomás y Bárbara Kast Sommerhoff, ambos en la lista de Evópoli.

Los grandes mecenas: quiénes y cuánto ponen

En el mapa de los grandes aportantes, hay nombres que definen el pulso financiero de la derecha chilena.

El principal es Wolf von Appen, accionista del holding Ultramar, quien supera los $ 160 millones, distribuidos entre Matthei, Kast, y una extensa lista de candidatos al Congreso. No solo aportó el máximo legal a ambas campañas presidenciales; también dio financiamiento a 19 candidatos a diputados y 9 a senadores, incluyendo a Arturo Squella y Vanessa Kaiser.

Tras él, los hermanos Nicolás y Felipe Ibáñez Scott, exdueños de D&S, vuelven a ocupar posiciones destacadas. Nicolás, en particular, aportó los máximos legales a Matthei y Kast, además de $ 32 millones para cinco candidatos parlamentarios —algunos ingresados al registro bajo el nombre de su secretaria, según reconocen en su entorno. Felipe, junto a su esposa e hijos, totaliza $ 109 millones, dirigidos completamente a los partidos de la derecha.

El top 10 incluye también a Maximiliano Ibáñez Bulnes, presidente de Explora, con $ 42 millones, y al empresario frutícola Alejandro García Huidobro Llompart, el segundo mayor donante individual, con $ 70 millones orientados exclusivamente a candidatos parlamentarios sub 40, a quienes define como “líderes del futuro de Chile”.

La élite empresarial tradicional: Matte, Larraín, Solari, Luksic

Las familias empresariales históricas también aparecen, aunque con comportamientos diversos.

La familia Larraín Matte suma $ 93 millones, principalmente de Bernardo Larraín Matte, con $ 43 millones a 14 candidatos, y de su madre, Patricia Matte, con $ 30 millones.
De las ramas Solari Donaggio, socios de Falabella, los hermanos Carlo, Piero y Sandro aportan $ 44 millones, todos dirigidos a partidos, no a candidatos específicos.
De la familia Luksic, solo Paola Luksic Fontbona aparece con un aporte de $ 2 millones.

El peso de los gremios y los exlíderes empresariales

El mundo gremial también participa intensamente.
La presidenta de la CPC, Susana Jiménez, inscribió tres aportes de $200 mil; su antecesor, Juan Sutil, destinó $ 11 millones a Matthei y $ 20 millones a candidatos al Congreso.
Rafael Guilisasti, presidente de Concha y Toro, también apoyó a Matthei y reforzó candidaturas de Hoffmann y Undurraga.
Exlíderes gremiales como José Antonio Guzmán Matta, Herman von Mühlenbrock y Fernando Echeverría completan una red que lleva décadas financiando campañas en la derecha.

Afectos personales, militancias históricas y apuestas directas

Otro patrón visible es el financiamiento por afinidad ideológica o por relaciones históricas.
El empresario José Yuraszeck donó casi $ 25 millones a cuatro candidatos UDI.
Juan Eduardo Ibáñez Walker, ligado a la Fundación Jaime Guzmán, aportó $ 38 millones a Hoffmann, Coloma, Hube y Ramírez.

Otros, como Javier Álvarez, optan por criterios orgánicos: es militante de Evópoli y dirigió sus $ 26,5 millones a aquellos candidatos.
Entre los republicanos, destacan Eduardo Guerrero, Lucy Ana Avilés y Javier Allende, todos directores de Ideas Republicanas.

En ocasiones, la variable es aún más personal: Juan Manuel Santa Cruz Munizaga, presidente de Lipigas, donó $ 12 millones a la campaña de su propio hijo, presidente de Evópoli.

El mundo financiero: poder silencioso, impacto profundo

El sector financiero también exhibe una presencia sistemática.
Patricio Parodi (Consorcio) aportó $ 41 millones;
Pablo Echeverría (Moneda Patri) contribuyó con $ 37,5 millones;
Rodrigo Pérez Mackenna, asociado a Consorcio, sumó $ 14 millones.
Desde LarrainVial destacan Leonidas Vial, Carlos Larraín, y desde Picton, Matías Eguiguren y Augusto Undurraga.

El presidente del Depósito Central de Valores, Guillermo Tagle, repartió $ 13 millones parejos a 13 candidatos.

El voto corporativo: cuando un solo candidato concentra todos los recursos

Algunos empresarios optan por apuestas únicas, focalizadas:
Andrés Navarro (Sonda) aportó $ 10 millones a Tomás Kast;
César Norton (HIF Global) dio $ 5 millones a Hoffmann;
las hermanas Vial Concha, de Agrosuper, destinaron $ 7 millones al candidato José Antonio Urrutia;
Pablo Granifo, presidente de Quiñenco, entregó $ 3 millones a la senadora Luz Ebensperger.

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