Las elecciones presidenciales y parlamentarias de este domingo no solo redefinieron el mapa político nacional, sino que también entregaron claridad sobre un fenómeno en expansión: la incursión de deportistas en la competencia electoral. Con trayectorias diversas —desde el arbitraje profesional hasta la alta competencia paralímpica—, varias figuras intentaron dar el salto desde el mundo del deporte al Congreso, con resultados que revelan tanto el atractivo simbólico del liderazgo deportivo como sus límites estructurales a la hora de traducirse en votos.

Un debut con éxito: Carlos Chandía y el peso del reconocimiento territorial

Entre quienes postularon por primera vez, destaca el exárbitro internacional y actual alcalde de Coihueco, Carlos Chandía (RN). Su candidatura a diputado por el distrito 19, en la Región de Ñuble, se apoyó en una fuerte presencia local y un perfil conocido por su rol en el fútbol chileno. Con el 82,0% de las mesas escrutadas, Chandía obtuvo un 7,1% de las preferencias, asegurando su elección. El resultado confirma que, en zonas donde la identidad comunitaria pesa más que la exposición mediática, la figura del “deportista reconocido” puede adquirir un valor político efectivo.

Las derrotas más visibles: cuando el arrastre deportivo no alcanza

La experiencia de otros postulantes, sin embargo, muestra que el prestigio deportivo no siempre se traduce en respaldo electoral. Un caso emblemático es el del exentrenador Jorge “Peineta” Garcés (Evópoli), quien buscó un escaño por el distrito 7, en la región de Valparaíso. Su discurso —centrado en seguridad, oportunidades y vida comunitaria— no logró captar apoyos significativos: obtuvo menos del 2% de los votos.

Garcés, además, enfrentó competencia interna dentro del propio mundo futbolístico. El exdirectivo de Santiago Wanderers, Rafael González (Partido Republicano), también aspiraba al voto caturro, pero sin éxito: alcanzó poco más del 2%, cifra igualmente insuficiente para llegar a la Cámara.

Más al sur, la candidatura senatorial de Ian Mac-Niven, exfutbolista y exgerente de selecciones nacionales, tampoco despegó en la región del Maule. Su participación por el Partido de la Gente se cerró con menos del 1% de los sufragios, evidenciando las dificultades de quienes carecen de estructuras territoriales sólidas en competencias senatoriales, tradicionalmente más exigentes.

En el mismo territorio, el exdelantero de Colo Colo, Rubén Martínez (PDG), intentó sin éxito convertirse en diputado por el distrito 18: obtuvo un 3,1%, un resultado insuficiente para competir con listas más consolidadas.

Diversificación sin retorno: atletas paralímpicos, maratonistas y basquetbolistas

El mundo deportivo que llegó a la papeleta fue más amplio que el fútbol. En el distrito 10, el multicampeón paralímpico de natación Vicente Almonacid (Demócratas) también buscó un escaño, pero su candidatura no levantó vuelo: registró menos del 1%. Pese a ello, su irrupción reactivó el debate sobre la participación de atletas paralímpicos en la vida pública, un espacio donde históricamente han estado subrepresentados.

En el distrito 12, el maratonista Jonathan Barrera (Demócratas) corrió la misma suerte, pasando prácticamente inadvertido con menos del 1% de los votos.

Un desempeño distinto logró el exbasquetbolista Patricio Briones (PDG) en el distrito 20, región del Biobío. Con poco más del 3% de los sufragios, Briones se transformó en uno de los ocho triunfadores de la zona, demostrando que incluso con porcentajes relativamente modestos, algunas circunscripciones permiten el ingreso de candidatos con perfiles alternativos.

Los deportistas que buscaban continuidad —y perdieron

El panorama también dejó espacio para candidatos con experiencia legislativa previa. La exmaratonista y diputada Erika Olivera (Demócratas), quien aspiraba a renovar su escaño en el distrito 9, no logró su objetivo: obtuvo poco más del 2%, quedando fuera de la Cámara. Su derrota simboliza otro fenómeno observado en esta elección: la pérdida de terreno de figuras provenientes del deporte que, tras un ciclo parlamentario, no lograron consolidar una base política estable.