Estados Unidos oficializó la designación del dictador venezolano, Nicolás Maduro, junto a varios altos cargos de su Gobierno, como miembros de una organización terrorista internacional.
Esta decisión se produce tras la inclusión del denominado Cartel de los Soles en la lista de organizaciones terroristas del Departamento de Estado, según informó El País.
A diferencia de un cartel tradicional, el Cartel de los Soles no opera como una estructura criminal única y centralizada. De acuerdo con el medio español, se trata de un concepto que agrupa a redes descentralizadas de militares y funcionarios venezolanos que, según las autoridades estadounidenses, mantienen colaboración activa con el narcotráfico.
El think tank Insightcrime define esta estructura como “una red deslavazada de células dentro del Ejército, Armada, Fuerza Aérea y Guardia Nacional Bolivariana (…) que operan básicamente como organizaciones de tráfico de drogas”. Con su inclusión en la lista de organizaciones terroristas extranjeras —donde figuran entidades como Al Qaeda o el Estado Islámico—, Estados Unidos obtiene la posibilidad de endurecer medidas económicas y legales.
Además, altos cargos de la Administración de Donald Trump afirmaron a Reuters que esta designación amplía las herramientas jurídicas para justificar “posibles acciones militares” dentro del territorio venezolano, aunque remarcaron que la clasificación no autoriza por sí misma el uso directo de la fuerza.
El secretario de Defensa, Pete Hegseth, señaló que la medida “da a nuestro Departamento más herramientas para ofrecerle opciones al presidente”.
El propio Donald Trump ha asegurado que esta designación permitiría atacar infraestructura y activos vinculados a Maduro.
Previamente, Washington había elevado en agosto pasado la recompensa por la captura de Nicolás Maduro hasta los 50 millones de dólares. La decisión se produce en un contexto de importante despliegue militar estadounidense en la región.
La Operación Lanza del Sur concentra alrededor del 20% del poder naval estadounidense movilizado globalmente. Entre los recursos desplegados se encuentran el portaaviones USS Gerald Ford —el más grande y moderno del mundo—, cazas F-35 y cerca de 15.000 soldados. En días recientes, estas fuerzas realizaron maniobras militares cerca de Trinidad y Tobago. Aunque Washington sostiene que su objetivo es combatir el narcotráfico, Maduro y otros gobiernos consideran que estas acciones podrían formar parte de una estrategia de presión para forzar su salida del poder, al que Estados Unidos no reconoce como legítimo.
La tensión aumentó aún más cuando cuatro altos funcionarios estadounidenses dijeron a Reuters que el inicio de una segunda fase de la operación militar sería “inminente”.
En paralelo, varias aerolíneas internacionales decidieron suspender sus vuelos sobre Venezuela, luego de una advertencia emitida por la agencia estadounidense de aviación, que alertó del riesgo de una posible escalada en la región.
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