La eliminación de Boca Juniors en semifinales del torneo trasandino ante Racing no solo encendió cuestionamientos al proyecto futbolístico xeneise, sino que abrió un flujo de críticas particularmente severas hacia el chileno Carlos Palacios, uno de los nombres más observados en la caída. La prensa argentina, diversa en su tono pero coincidente en el diagnóstico, dejó una lectura clara: el delantero volvió a mostrar un rendimiento intermitente que pesa en partidos de alta exigencia.

Entre los medios, Clarín fue el más indulgente. Le asignó una nota 5, señalando que el chileno “cumplió con un buen partido en el primer tiempo, fue uno de los pocos que mostró algo de su repertorio e inquietó a la defensa rival. Después, se fue diluyendo, como le ocurre habitualmente. Le falta para dar el salto de calidad y terminar de consolidarse en el equipo”. El matutino apunta así a un problema recurrente: la incapacidad de sostener su impacto durante los 90 minutos.

El diario El Día de La Plata profundizó en esa idea, reduciendo la calificación a 4 y subrayando la pérdida de influencia en la segunda mitad: “Tuvo un correcto primer tiempo con despliegue y pases filtrados. Después desapareció y podría haber sido reemplazado”. El medio platense refuerza la noción de un futbolista cuya intensidad se resiente al avanzar el partido, una crítica que se repite desde hace meses en el entorno xeneise.

Por su parte, Olé, también con nota 4, observó un patrón similar, aunque con un foco más táctico. “Empezó activo, soltándose y encabezando alguna contra, pero en el segundo tiempo se lo vio muy cansado, errático y a destiempo. Casi no colaboró en la marca ni ayudó a Barinaga con Rojas y Vergara”, analizó el diario deportivo. En su lectura, la merma física no solo afectó su aporte ofensivo, sino que dejó grietas en la estructura defensiva del equipo.

El veredicto más implacable llegó desde TyC Sports, que calificó a Palacios con un 3 y, en un contexto de evaluaciones particularmente duras —incluso un 1 para Milton Giménez—, realizó un dictamen contundente: “La nada misma. Se cansó de perder pelotas todo el partido y deambuló toda la noche en la intrascendencia. Otro reprobado en un momento decisivo”. La crítica no solo expresa frustración por el desempeño puntual, sino que alude a la falta de jerarquía en una instancia clave.

En conjunto, el panorama mediático configura una sentencia casi unánime: Palacios volvió a quedar en deuda en un compromiso determinante. Entre la inconsistencia física, la poca gravitación ofensiva y la escasa capacidad para influir en el funcionamiento colectivo, el chileno se instala, una vez más, en el centro de un debate que Boca aún no logra resolver.

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/José Pablo Verdugo