La victoria de José Antonio Kast en la segunda vuelta presidencial no solo fue amplia en términos porcentuales, sino también territorial. El candidato del Partido Republicano se impuso a Jeannette Jara, abanderada del pacto Unidad por Chile, con un respaldo que se expresó de manera transversal a lo largo del país, liderando en la totalidad de las regiones.

El resultado confirma una hegemonía nacional poco frecuente en elecciones presidenciales recientes. Desde Arica y Parinacota hasta Magallanes, Kast logró posicionarse como la opción mayoritaria, consolidando un triunfo que trasciende clivajes geográficos tradicionales y refuerza la magnitud de su victoria.

En contraste, el desempeño territorial de Jeannette Jara fue acotado. La exministra del Trabajo solo logró imponerse en 32 de las 346 comunas del país, un registro que grafica las dificultades de su candidatura para ampliar su base electoral más allá de nichos específicos.

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Más aún, Valparaíso se erigió como una excepción significativa dentro de ese escenario adverso: fue la única capital regional donde Jara consiguió un triunfo. El dato subraya el carácter localizado de su respaldo y acentúa la diferencia con la cobertura nacional alcanzada por Kast.

Así, el mapa electoral del balotaje dibuja un país mayoritariamente alineado con el proyecto republicano, mientras que la candidatura oficialista quedó circunscrita a un número reducido de comunas, incapaz de disputar con éxito el control territorial en una elección marcada por el voto obligatorio y una participación históricamente alta.