El último mes del año se proyecta como el período que terminará de instalar con fuerza el calor en gran parte del país, consolidando un escenario de verano anticipado que ya dio señales claras durante noviembre, pese a episodios de inusuales precipitaciones. Así lo advierte el boletín anual del Observatorio Climático de la Universidad San Sebastián, que describe un patrón térmico dominado por temperaturas sobre lo normal, especialmente desde la Región Metropolitana hacia el sur, en un contexto marcado por la persistencia de La Niña y un año con déficit de lluvias en amplias zonas del territorio.

Temperaturas sobre lo normal en noviembre

De acuerdo al informe, las temperaturas máximas y mínimas durante noviembre se ubicaron por encima de sus promedios históricos en buena parte de Chile, con tardes más calurosas y noches menos frías, generando una sensación “preveraniega” adelantada en la zona central y centro-sur.

La directora del Observatorio Climático, Paula Santibáñez, explicó que este fenómeno responde a una combinación de variabilidad natural y una tendencia de fondo. “Por un lado, La Niña tiende a favorecer condiciones más estables y secas en Chile Central, con menos irrupciones frescas, y eso facilita tardes más cálidas cuando domina la dorsal o el anticiclón”, señaló.

Por otro lado, el calentamiento global está elevando el “piso” de temperatura, lo que provoca que configuraciones meteorológicas que antes generaban calor moderado hoy se expresen con máximas más altas y frecuentes. “Aunque los episodios sigan siendo pulsátiles, es más fácil que quede calor residual, aumentando la sensación de calor constante hacia pleno verano”, agregó.

Pronóstico para diciembre

El boletín anticipa que en diciembre se mantendrán anomalías térmicas positivas, especialmente en valles interiores y sectores de precordillera.

  • Zona central (Valparaíso–Maule): temperaturas máximas entre 22 y 29 °C, con episodios que podrían alcanzar 30 a 33 °C en cuencas como Aconcagua, Santiago, Curicó y Talca.
  • Estos pulsos de calor estarán asociados a dorsales cálidas y a la persistencia del anticiclón subtropical, que favorece cielos despejados, mayor radiación solar y evaporación intensa.

Recomendaciones médicas ante olas de calor

El urgenciólogo de UC Christus, Óscar Navea, advirtió que ante una ola de calor la principal recomendación es evitar la exposición al sol entre el mediodía y la tarde, cuando la radiación es más intensa.

  • Hidratación constante, preferentemente con agua, sin esperar a sentir sed.
  • Protección solar: bloqueador, ropa clara y de manga larga, prendas con filtro UV, gorros o sombreros de ala ancha.
  • Grupos vulnerables: adultos mayores y niños pequeños, más propensos a sufrir deshidratación, agotamiento o golpe de calor, condición grave que requiere atención médica inmediata.

Patrón de “pulsos” y variaciones regionales

En el corto plazo, se espera un patrón de “pulsos”, con días muy calurosos alternados con jornadas más templadas. “La Niña suele favorecer cielos despejados y aire seco, lo que amplifica el contraste día/noche: se calienta rápido de día y se enfría más de noche, especialmente en valles interiores”, explicó Santibáñez.

  • Zona sur (Maule–Los Lagos): máximas entre 23 y 25 °C en valles interiores, con pausas frescas por sistemas frontales, pero un balance mensual más cálido de lo habitual.
  • Norte Chico: estabilidad atmosférica y calor en valles interiores como Copiapó, Vallenar, Elqui, Limarí y Choapa, con máximas entre 23 y 29 °C y peaks sobre 30 °C. En la costa, la camanchaca modera el calor, pero en el interior aumenta la sequedad y la demanda hídrica.

Riesgo de incendios forestales

El informe advierte que el aumento sostenido de las temperaturas, combinado con suelos y vegetación más secos, eleva la vulnerabilidad frente a incendios forestales. “El riesgo se dispara cuando coinciden temperaturas altas, baja humedad, combustible fino seco y viento. Los días más peligrosos no son solo los más calurosos, sino los más calurosos con viento y humedad baja”, enfatizó Santibáñez.

Las zonas más vulnerables son la centro-sur, donde existe una amplia interfaz urbano-rural, y sectores de la cordillera de la Costa y precordillera, donde el viento puede favorecer la rápida expansión del fuego.

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