El equipo del recién electo Presidente de Chile, José Antonio Kast, confirmó la planificación de una visita de Estado exprés a Argentina, destinada a concretar un encuentro con su homólogo, Javier Milei. Este itinerario, programado para materializarse en las próximas horas, trasciende la tradicional norma protocolar –por la cual Argentina suele ser el primer destino de los mandatarios chilenos, dada la extensa frontera binacional de 5.308 km– para erigirse en una señal política de alto valor simbólico.
Fuentes asesoras de Kast, citadas en el comunicado, precisaron que el objetivo central es «dar una muestra de sintonía con el enorme esfuerzo de Milei para hacer un cambio estructural en la economía». Este gesto, según los mismos voceros, pretende evidenciar que «la región le dijo adiós al socialismo del Siglo XXI, basándose en los hechos por sobre la ideología». Dicha narrativa se enmarca en la agenda de reformas económicas de shock implementada por el gobierno argentino desde diciembre de 2023, caracterizada por un drástico recorte del gasto público, un plan antiinflacionario y la reducción de subsidios, con el fin de enfrentar una profunda crisis socioeconómica.
Analíticamente, la visita cumple una doble función estratégica. Primero, busca recomponer la relación bilateral, la cual experimentó notables fricciones durante la administración del Presidente saliente, Gabriel Boric. Este distanciamiento se manifestó en la ausencia de una visita de Estado formal de Milei a La Moneda, la falta de una delegación argentina de alto nivel en la conmemoración vaticana de los 40 años del Tratado de Paz y Amistad del Beagle, y encuentros limitados a foros internacionales. Segundo, opera como un acto performativo de alineamiento ideológico, proyectando una alianza entre los dos gobiernos en torno a un paradigma económico liberal-conservador.
La delegación que acompañará a Kast incluirá a figuras clave como Jorge Quiroz, su encargado económico, y Cristián Valenzuela, asesor estratégico. Uno de los objetivos concretos de la agenda sería un encuentro con el economista chileno José Luis Daza, exjefe del equipo económico de la campaña de Kast en 2021 y actual viceministro de Economía en el gobierno de Milei, lo que subraya la interconexión técnica e ideológica entre ambos proyectos.
Esta sintonía ha sido públicamente cultivada. Tras la victoria electoral, el Presidente Milei inundó sus redes sociales con mensajes de apoyo, declarando: «La libertad avanza. Enorme alegría por el aplastante triunfo de mi amigo José Antonio Kast… Un paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada». Además, compartió un mapa geopolítico que visualiza una región fracturada para 2026, con Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador bajo gobiernos de derecha, frente a un bloque izquierdista conformado por Brasil, Colombia, Venezuela y Uruguay. Esta comunicación se sustenta en un diálogo previo mantenido telefónicamente en noviembre, tras la primera vuelta chilena, donde Kast ya vislumbró una complementariedad económica entre ambas naciones.
No obstante, fuentes del entorno de Kast introducen un matiz crucial: pese a la afinidad declarada, se distancian del estilo de liderazgo «caudillesco» atribuido a Milei, enfatizando que el futuro gobierno chileno se conducirá bajo parámetros institucionales. Esta postura fue ejemplificada, según estos cercanos, en el trato protocolario de Kast con el Presidente Boric durante la transición. Coherente con ello, en su discurso de victoria, Kast moderó las expectativas –al estilo de los mensajes de Milei– advirtiendo sobre «un año duro, muy duro» por las complicadas finanzas del país, y extendió gestos de búsqueda de acuerdos a la oposición, incluyendo a su contrincante, Jennette Jara, y a exmandatarios de diversos signos políticos.
Fuentes asesoras de Kast, citadas en el comunicado, precisaron que el objetivo central es «dar una muestra de sintonía con el enorme esfuerzo de Milei para hacer un cambio estructural en la economía». Este gesto, según los mismos voceros, pretende evidenciar que «la región le dijo adiós al socialismo del Siglo XXI, basándose en los hechos por sobre la ideología». Dicha narrativa se enmarca en la agenda de reformas económicas de shock implementada por el gobierno argentino desde diciembre de 2023, caracterizada por un drástico recorte del gasto público, un plan antiinflacionario y la reducción de subsidios, con el fin de enfrentar una profunda crisis socioeconómica.
Analíticamente, la visita cumple una doble función estratégica. Primero, busca recomponer la relación bilateral, la cual experimentó notables fricciones durante la administración del Presidente saliente, Gabriel Boric. Este distanciamiento se manifestó en la ausencia de una visita de Estado formal de Milei a La Moneda, la falta de una delegación argentina de alto nivel en la conmemoración vaticana de los 40 años del Tratado de Paz y Amistad del Beagle, y encuentros limitados a foros internacionales. Segundo, opera como un acto performativo de alineamiento ideológico, proyectando una alianza entre los dos gobiernos en torno a un paradigma económico liberal-conservador.
La delegación que acompañará a Kast incluirá a figuras clave como Jorge Quiroz, su encargado económico, y Cristián Valenzuela, asesor estratégico. Uno de los objetivos concretos de la agenda sería un encuentro con el economista chileno José Luis Daza, exjefe del equipo económico de la campaña de Kast en 2021 y actual viceministro de Economía en el gobierno de Milei, lo que subraya la interconexión técnica e ideológica entre ambos proyectos.
Esta sintonía ha sido públicamente cultivada. Tras la victoria electoral, el Presidente Milei inundó sus redes sociales con mensajes de apoyo, declarando: «La libertad avanza. Enorme alegría por el aplastante triunfo de mi amigo José Antonio Kast… Un paso más de nuestra región en defensa de la vida, la libertad y la propiedad privada». Además, compartió un mapa geopolítico que visualiza una región fracturada para 2026, con Chile, Argentina, Paraguay, Bolivia, Perú y Ecuador bajo gobiernos de derecha, frente a un bloque izquierdista conformado por Brasil, Colombia, Venezuela y Uruguay. Esta comunicación se sustenta en un diálogo previo mantenido telefónicamente en noviembre, tras la primera vuelta chilena, donde Kast ya vislumbró una complementariedad económica entre ambas naciones.
No obstante, fuentes del entorno de Kast introducen un matiz crucial: pese a la afinidad declarada, se distancian del estilo de liderazgo «caudillesco» atribuido a Milei, enfatizando que el futuro gobierno chileno se conducirá bajo parámetros institucionales. Esta postura fue ejemplificada, según estos cercanos, en el trato protocolario de Kast con el Presidente Boric durante la transición. Coherente con ello, en su discurso de victoria, Kast moderó las expectativas –al estilo de los mensajes de Milei– advirtiendo sobre «un año duro, muy duro» por las complicadas finanzas del país, y extendió gestos de búsqueda de acuerdos a la oposición, incluyendo a su contrincante, Jennette Jara, y a exmandatarios de diversos signos políticos.
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