El 4 de septiembre, el Presidente Gabriel Boric y su edecán de la Fuerza Aérea de Chile (Fach), Jaime Muena, se convirtieron en viral y material de memes cuando, al entrar en La Moneda, este último le dijo algo al mandatario que reaccionó con evidentes gestos de molestia. En una actividad de los Juegos Panamericanos y Parapanamericanos 2023, Boric reveló que lo que le dijo Muena es que la visita que hará a China el 12 de octubre tendrá seis escalas de ida y ocho de vuelta. La razón: el avión grande que la Fach dispone para viajes largos del Presidente (Boeing 767) está en mantención en Estados Unidos, por lo que deberá seguir usando uno con menor capacidad (el Boeing 737- 500, comprado por US$ 32,8 millones en 1997), que se usa para viajes regionales, o intercontinentales con escalas. En este caso, muchas escalas.

Pero no es la primera vez que este inconveniente marca viajes en la administración Boric. De hecho, durante la gira pasada de julio a España, Bélgica, Suiza y Francia, gran parte de la comitiva tuvo que irse en vuelos comerciales porque el 737-500 tiene una capacidad de 35 personas.

En esa ocasión el grupo presidencial -con invitados incluidos- era de 65 integrantes, pero no todas pudieron volar con el jefe de Estado: el avión de la Fach fue ocupado por máximo 33 personas y 39 debieron trasladarse en algún tramo (o todos) en aviones comerciales, algo que se repetirá en este viaje.

Según informó Fach, Presidencia y el Ministerio de Relaciones Exteriores a una solicitud de Transparencia a la que tuvo acceso El Líbero, esta fue la cantidad de pasajeros por tramo del avión presidencial para esa gira a Europa (Santiago-España; España-Bélgica; Bélgica-Suiza; Suiza-Francia; Francia-Santiago).

Las invitadas se fueron en aviones de aerolíneas privadas

En tanto, para las 39 personas que no alcanzaron a subir al avión presidencial, el Estado pagó US$140.098 en pasajes de aerolíneas privadas, es decir, más de $128 millones.

En este cálculo no están incluidos los ministros, embajadores y trabajadores de las misiones, cuyos gastos fueron cubiertos por sus propias reparticiones. Por ejemplo, la Agencia Chilena de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Agcid), desembolsó casi $8 millones en los traslados de su director ejecutivo.

Dentro de las personas que se trasladaron en aerolíneas con costo a la Presidencia y Minrel, hubo ocho que hicieron toda la gira en aviones comerciales. Se trata de las siete invitadas especiales (las presidentas de la Sofofa, Unapyme, Converpyme, la directora de la Cámara Regional de Comercio de Valparaíso, la directora ejecutiva Kodea, la superintendenta de Energía y Suministros Siderúrgica Huachipato y la vicepresidenta de la CPC), más un integrante de Producción de Presidencia.

Otras personas viajaron en diferentes tramos en vuelos comerciales o tomaron tren, como el canciller Alberto van Klaveren entre Ginebra y París.

La directora de la Dirección General del Ceremonial y Protocolo (Dipro), Mahani Pakarati (que viajó antes, el 30 de junio) es quien acumula más gastos en pasajes (US$ 11.264), aunque sí se subió al avión presidencial para hacer el tramo Madrid-Bruselas-Ginebra. Con ella viajó ese mismo día el jefe de División de Protocolo, el jefe de Gabinete de la Dipro, un funcionario de la dirección, un integrante de la Producción de Presidencia, un periodista de Prensa de Presidencia, cuatro escoltas y la directora del Museo de la Memoria que sólo participó en las actividades de Madrid, donde se reconoció al cantautor Joan Manuel Serrat y al cuestionado ex juez Baltasar Garzón.

El 5, 8, 10 y 14 de julio salieron diferentes comitivas de avanzada hacia Europa con equipos similares.

Quienes sí viajaron en el avión presidencial

Apenas cinco personas de la comitiva presidencial compartieron siempre el avión con el Presidente. Estos fueron la directora de Comunicaciones de Presidencia, Tatiana Klima; el jefe de la Producción de la Presidencia, Joan Martínez; dos funcionarias de la Dipro y una escolta. En el avión también fueron periodistas de medios de comunicación.

El ministro de Energía, Diego Pardow, los acompañó en el tramo Santiago-Madrid, mientras que el ministro de Economía, Nicolás Grau, le hizo compañía desde París a Santiago. En tanto, la ministra de Ciencias, Aisén Etcheverry, sólo se trasladó con Boric entre Ginebra y París.

Según la Fach, el combustible gastado en esta gira fue de US$ 107.154 (más de $97 millones) y $3,8 millones en catering.

Consultados por el valor de la hotelería en esta gira, Minrel respondió que esos gastos se imputan como anticipos a las misiones de cada país. Ese presupuesto incluye alojamiento y gastos operacionales como arriendos de salones, traslados internos, alimentación y otros.

A la Embajada de España se le transfirieron US$103.202 para esos fines, US$ 235.000 a la Embajada de Francia, US$ 95.526 a la misión en Suiza y US$ 60.000 para la Embajada en Bélgica, totalizando US$ 493.729 (más de $448 millones).

¿Comprar o no comprar un avión nuevo para el Presidente?

Este no es un debate nuevo. El 767 está en reparaciones porque cumplió sus horas de vuelo en los incendios forestales, y es el único que tiene mayor capacidad para llevar a la delegación, los invitados y los periodistas, teniendo una capacidad de 176 pasajeros. Este además, tiene autonomía para volar sin escalas hacia destinos distantes.

Alguna vez el 737-500 también tuvo esas cualidades, pues cuando se le reacondicionó con una cabina presidencial, primera clase y turista; también se le agregaron estanques adicionales para permitirle una autonomía de nueve horas. Sin embargo, en Estados Unidos se detectó una falla en ese “agregado”, por lo que su autonomía es de máximo 7,5 horas. El viaje a China se calcula en 32 horas.

A juicio del presidente de la comisión de Defensa del Senado, Kenneth Pugh, pese a los inconvenientes, “no se justifica tener un avión de largo alcance de uso exclusivo para el Presidente, pero sí que el Presidente tenga a disposición un medio aéreo del Estado para sus desplazamientos fuera del país y que involucren largas distancias”. Para ello, defiende que exista el “Transporte Estratégico Aéreo”, aeronaves que se constituyen como territorio nacional y que “le brindará la seguridad y soberanía que el Presidente requiere. Es el que permite proyectar fuerzas militares a gran distancia y se justifica plenamente como una capacidad estratégica a financiar con recursos que se discuten anualmente en el Congreso en las comisiones de Defensa para el quinto año, dado que los cuatro primeros años ya están comprometidos”.

De esta forma, cuando el Mandatario no esté usando el avión, el senador dice que se podrá usar “tanto para uso civil en apoyo a autoridades nacionales o los intereses del Estado, como para uso militar en el transporte de fuerzas especializadas de reacción rápida y alto poder de fuego, como los son las Fuerzas Especiales Chilenas. En esa condición sí se considera aceptable una inversión en defensa de esta magnitud”.

El ex ministro del Interior y de Defensa, Jorge Burgos, coincide en que el avión debe tener varios propósitos, pues comprar una nave exclusiva para el Presidente, «es un despropósito en un país como el nuestro que está viviendo una situación económica aflictiva, donde vamos a tener una deuda pública a fines de este año del orden del 40% del PIB, donde la economía no crece y crece menos de lo que se esperaba (…). Sería una pésima señal. Cuando seamos un país con un per cápita de US$ 40 mil, ahí pensémoslo, pero falta mucho. Falta más que antes».

La comitiva del viaje a China estará compuesta por los ministros de Relaciones Exteriores, Economía, Agricultura, Transportes, Obras Públicas y Segegob. Además, irán invitados la presidenta de la Sofofa, de Icare, Conupia y la Asociación de Exportadores de Fruta (Asoex). También participan parlamentarios e irá el expresidente Eduardo Frei.

Original de El Líbero

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